LOS OJOS DE CARLOS GIMENEZ
AGUSTÍN RIERA

Notas:
Texto inaugural del "dossier Carlos Giménez" publicado en Tebeosfera 2ª época, 3, en el que su autor revisa pormenorizadamente las obras Gringo, Delta 99, Dani Futuro, Hom, Koolau el leproso, Érase una vez en el futuro y Jonás

LOS “OJOS” DE CARLOS GIMÉNEZ. Análisis de una mirada de niño inocente y honrado en un mundo de adultos pervertidos y criminales.

“Reflejamos lo que vemos. El mérito es saber reflejar.”
Vicente Blasco Ibáñez

       Cuando un amigo mío le preguntó a Gotlib por qué había publicado a Carlos Giménez en su famosa revista Fluide Glacial, el gran autor de historietas francés respondió: “Porque me gustan los ojos que les dibuja a los niños”.

        No era una frase dicha así, sin más, por decir algo.

        Los ojos de los niños de Carlos Giménez son obsesivamente expresivos, constituyendo una de las principales temáticas características de su obra.

        Ojos asombrados, soñadores, curiosos, inquisitivos; ojos que imploran el amor; ojos que suspiran por un rmundo mejor donde reine la justicia; ojos ávidos de vivir, que se entristecen por las desgracias de los humanos, por las injusticias sociales, por la degradación de nuestros contemporáneos, por los horrores de la guerra; ojos que lloran cuando desbordan los sentimientos, y cuyas lágrimas se derraman como las tranquilas aguas de un río de emociones; ojos que admiran el arte y la belleza; ojos que brillan de alegría ante una lucecita de esperanza, que aprecian una manifestación de amor, de amistad, de cariño, de compasión, de comprensión, de consolación, de solidaridad; ojos que, más allá de lo escrito, saben ver, o imaginar, la simbólica de una narración, los posibles desenlaces de una situación, las consecuencias de una acción o de un postulado filosófico o político. Ojos, en suma, que saben ver, analizar, denunciar, comprender y anticipar.

        Carlos se asomó al mundo con esos ojos ansiosos de vivir, de conocer. Con ellos analiza lo que le rodea y nada escapa a su honrada vista de niño inteligente y ávido de amor y amistad.

        ¿Quién puede sostener esa mirada arrebatadora, encantadora, sin que se le conmuevan las entrañas?

        Y con esos ojos, Carlos quiso reproducir en el papel lo que veía y sentía, para que otros lo vieran y pudieran así recuperarse de la ceguera o la miopía que este sistema en el que vivimos nos ha impuesto con falaces engaños.

        Si el Quijote fue un “desfacedor de entuertos”, Carlos es un “desfacedor de ciegos” para aquellos que han perdido sus capacidades ópticas, para hacerles recuperar la vista a los ojos de su mente. El autor quiere darnos sus “ojos” para que veamos lo que él ve, como él lo ve, para hacer caer el velo del engaño y disipar las brumas del pensamiento engañoso.

 

        Empezó su carrera como ayudante de López Blanco en aquella famosa y excelente serie que fue las Aventuras del F.B.I., aprendiendo el oficio con aquel buen profesional, y asimilando el estilo de uno de los más grandes dibujantes de nuestro país, Luis Bermejo, del que claramente se ve la influencia en sus inicios. Pero también Carlos es un admirador de ese inolvidable y genial dibujante, autor y creador que fue Juan García Iranzo, de quien, sin copiarle, porque a Iranzo nadie le puede copiar, supo asimilar en profundidad el espíritu gráfico y satírico, al tiempo que honrado y sentimental.

 

LOS PRIMEROS BALBUCEOS

 

DRAKE & DRAKE. Material de la agencia Ibergraf, 1961, publicado en tiras de prensa. Guión de González Casquel y Jarber, dibujos de varios, tras el creador gráfico, José Carlos García Gracia, entre los que figuran José García Pizarro, Carlos Giménez y Suso Peña. Se publicó en la revista Duwarín. En Francia se publicó una recopilación de episodios en la colección Maxi, de Ediciones Imperia, nº 2 al 5, 1971/72.

 

Se trata de una serie que describe a un matrimonio de detectives, entre quienes existe cierta rivalidad, y cuya temática trasciende lo policíaco para adentrarse en la psicología, los problemas del matrimonio, del hombre y la mujer.

 

Del trabajo primero de Giménez para agencia se han recuperado algunas historietas en publicaciones como Hombres Heroicos, Maga, 1962; Enamorada, Ferma, 1962, o El Gigante de la Historieta, 1962 (la serie Gringo).

 

También creó el personaje TOM BERRY para Alemania, Erich Pabel Verlag. Años 60/70. Guión y dibujos de varios españoles, entre los que destaca Chiqui de la Fuente. El primer episodio y varias portadas fueron realizados por Carlos Giménez. Algunos de los episodios protagonizados por este personaje fueron editados en España por Euredit (por lo menos 9 cuadernos 26x19 en 1969) y otros por Alonso (por lo menos 28 cuadernos 25,5x18,5 en 1975).

02

 

LOS “OJOS” DEL PRINCIPIANTE: GRINGO.

       

        El Oeste siempre caló hondo en el lector/espectador español. Y Carlos nos dejó su serie western “Gringo” en sus comienzos a principios de los años 60. Destacó de sus contemporáneos en los episodios que realizó, por la belleza de sus viñetas, por la variación y profundidad de sus encuadres, por el cuidado con el que trataba personajes y decorados. Desde el principio dio prueba de su buen hacer, por la excelente ambientación que consigue para plasmar el sol ardiente, las sombras de la noche, la soledad del desierto, la resaca de un tabernucho, las escenas de ambiente mejicano, las persecuciones al galope, las peleas al aire libre y la belleza de los grandes espacios. Carlos también nos dio algunos toques de humor, como, por ejemplo, en el episodio “La Gran Tumba del Colorado”, en cuya página 16 hay una simpática caricatura de Carlos con su firma; en “El Chino”, página 4, dibuja un muñequito que dice “Hola”; en “Los traficantes del Pecos” dibuja a una simpatiquísima y encantadora niña, Elenita, que quiere ver a los indios, y si no se enfada, pero tras sus peripecias ya no quiere verlos. Es la clásica ternura de Carlos por los niños, que ya aparece en este episodio de 1965.

 

GRINGO. Selecciones Ilustradas. Producción de agencia destinada al mercado internacional. Se publicó en varias colecciones españolas:

Ediciones Manhattan (en la serie El Gigante de la Historieta, serie azul), luego Ediciones Ferma en las colecciones Gran Oeste, Oeste Pistoleros y Sendas del Oeste. Guión de Manuel Medina, luego González Casquel y Carlos Echevarría, y dibujos de Carlos Giménez, luego Domingo Álvarez y Suso (Jesús Peña Royo). Ibero Mundial hizo una reedición parcial con los episodios de Carlos Giménez y Manuel Medina en 1970 de 22 números 21x15. En esta edición Carlos realiza las portadas de los números 1 al 8. Desde el n° 10, otros dibujantes le pasan a tinta (Usero, Suso). En 1981 se reeditaron algunos episodios de C. Giménez en 4 cuadernos 27x21, un total de 8 episodios.

Un episodio que no figura en esta última serie fue editado en la revista Hunter n° 8.

En aquellos primeros años 60, numerosas y de poca calidad eran las colecciones dedicadas al Oeste, con pocos personajes recurrentes y algunas excepciones (Ver Hazañas del Oeste, de Toray). Los grandes seriales de la historieta western habían terminado: El Pequeño Luchador y El Coyote en 1955; Dan Barry el Terremoto, en 1957; Mendoza Colt en 1958; El pequeño héroe en 1959; y hasta 1963 vimos la desaparición de Yuki el Temerario, y las series de Maga: Johnny Fogata, Apache, Jim Alegrías y Flecha Roja, entre otras muchas. La televisión nos pasaba Rin Tin Tin, y en el cine empezaban a llegar los filmes italianos que llegarían a conocerse como “spaghetti westerns”. Estábamos llegando a una mutación de la historieta que llevaría a la desaparición de los clásicos cuadernillos de aventuras y a la búsqueda de nuevas maneras de expresarse buscando los modelos americanos del comic book y series de las revistas francesas y belgas con las páginas a todo color, que luego se reunían en lujosos álbumes empastados.

En este contexto llegó Gringo, dibujado por Carlos Giménez y que sobresalió de entre la masa de la producción de entonces gracias a ese “toque” particular de Carlos, que estaba entonces en sus comienzos pero que ya empezaba a afirmarse como el valor artístico que pronto llegaría a ser. Es notable en sus dibujos la pintura de individuos típicos, vaqueros o mejicanos, de lindas mujeres, ambientes de rancho, de taberna, de estación de ferrocarril, paisajes cuidados de desiertos, de rocas, todo ello tratado con el cuidado y la delicadeza que caracteriza al dibujante. En estos primeros episodios se nota la influencia de dibujantes como Alex Raymond y Luis Bermejo. Gringo es el típico héroe americano, con rubia cabellera (o rojiza, no está especificado, en todo caso tiene pecas), valiente y esbelto. Es un joven de nobles ideales, inmerso en un mundo de rufianes y pistoleros que pululan en la frontera mejicano americana. Responde al nombre de Syd Viking (por lo rubio, quizás, luego se cambia la ortografía por “Bicking”), pero es conocido, sobre todo por los mejicanos como “Gringo”, sobrenombre que le dieron, entre despectivo y admirativo, pues, a pesar de su origen, peleará por los pobres y oprimidos, defendiendo a sus amigos mejicanos (evidente connotación antirracista de la serie). Nada sabemos de su pasado. En la primera historia es capataz en un rancho y luego inicia su vida de errante vagabundo “enderezador de entuertos”. Tiene una novia en el primer episodio, que no vuelve a salir, borrando así cualquier trama sentimental o romance, y permitiéndole de esta manera desplazarse y vagabundear al ritmo de sus aventuras. Los episodios se limitarán a un enfrentamiento clásico y convencional del bien contra el mal en movidas aventuras, entre cabalgadas, peleas y tiroteos, sin más trascendencia. Un simple producto de consumo, pero de muy buena resolución gráfica, que servirá a Carlos para distinguirse y pasar a otras series.

01

 

Gringo. Ibero Mundial de Ediciones, 1970. Colección Ringo Ley

1. 07/1970. Odio a muerte. 33 p. (1963)

La acción se sitúa al sur de Texas, al lado de la frontera mejicana. Llega Price, el nuevo dueño del rancho donde Gringo es capataz. Price es un racista y expulsa a los mejicanos de su rancho y de sus tierras. Uno de sus hombres hiere al padre de Margarita, Don Ponciano, cuando el pistolero trata de abusar de ella. Al defender la ley, Syd se enemista con los mejicanos, quienes no quieren ceder. Syd desafía a Flynn para defender el honor de su novia. Chicho, el único que confía en Syd va a verle y en camino descubre a los del rancho que van a atacar a los mejicanos, mandados por Flynn y Price. Chicho va a buscar a Syd y le informa que Price quiere volar el dique de la presa para inundar el poblado. Syd interviene y mueren Price y Flynn. Syd se reconcilia con los mejicanos y un nuevo patrón, respetuoso de los indígenas, se hace cargo del rancho. Margarita se había marchado y Syd deja el rancho, alejándose con rumbo desconocido.

(Detalle: Al principio de la historia, Syd lleva las culatas de las pistolas hacia adelante, como “Mendoza Colt”, pero la posición cambia a la normal a partir de la página 11.)

 

2. 08/1970. Dos forajidos. 33 p. (1964)

Tras cometer sus fechorías, unos bandidos burlan siempre a los representantes de la ley, cruzando el río que sirve de frontera con México y donde les espera un grupo de mejicanos. El sheriff pide ayuda a Gringo, quien se desplaza a México y va a casa de Pedro y Rosalía, pero es seguido por un forajido que encuentra en su caballo un papel que le delata. Van a por él y se enfrentan. Pedro consigue convencer a los mejicanos del pueblo. Teodosio y su banda asedian la casa donde Syd tiene a los forajidos prisioneros. Por la mañana, Gringo hace una salida a todo galope llevando a sus dos prisioneros hasta el Río Grande. Al otro lado está el sheriff y sus hombres y los mejicanos quedan burlados. Syd ha utilizado su misma treta y entrega los forajidos al sheriff.

 

www.tebeosfera.com3. 09/1970. El rapto. Guión de M. Medina. 34 p. (1964)

Unos mejicanos expulsados de un pueblo, han construido uno nuevo a la entrada de un valle y allí son una molestia para los dueños del ferrocarril. Enterados, los mejicanos quieren resistir al amparo de la ley, pero uno de ellos, Miguel, no cree en la justicia y rapta a un niño del pueblo. Los mejicanos van a El Paso en busca de Gringo para que les ayude. Syd desentraña el misterio, probando que el culpable es el mismo alcalde, el padre del niño raptado de acuerdo con los del ferrocarril. [historieta completa en bibliotecathule.blogspot.com]

 

4. 10/1970. El secreto de los pantanos. Guión de M. Medina. 34 p. (1964)

Un pequeño pueblecito del sudeste de Tejas, cerca de la frontera con Louisiana. Se produce un asalto al banco. Un fotógrafo ambulante fotografía a un mejicano y Syd se presenta con él. Logra elucidar el complot y desenmascarar a los culpables, probando la inocencia de su amigo mejicano.

 

5. 11/1970. Una tumba en la nieve. Guión de M. Medina. 33 p. (1965) Sierra Blanca. Dos tramperos encuentran una cruz en la nieve, pero sin tumba. Syd llega a Hondo buscando a Jones. Gracias a una confesión enterrada en la nieve, Syd puede probar la inocencia de su amigo.

 

6. 12/1970. La colina de la muerte. Guión de M. Medina. 36 p. (1965)

Jarvis Garret ha pedido a Syd, como amigo de los mejicanos, que le ayude para construir una presa a fin de aprovechar el agua y permitir que el ganado viva. Los mejicanos tienen miedo porque dicen que en la colina hay fantasmas y que por las noches se oyen ruidos y voces de ultratumba. (El mejicano Tomás está inspirado en el compañero de Apache, de Luis Bermejo). Gringo descubre que todo es un engaño para disimular que hay oro en la colina y desenmascara al sheriff que se hace pasar por una vieja bruja.

 

7. 01/1971. El Chino. Guión de M. Medina. 35 p. (1965)

Colorado Salt, a orillas del río Colorado, un rincón de Arizona con suntuosos paisajes. Tres forasteros llegan en busca del muchacho Manuel y lo capturan. Gringo y el sheriff se acercan por el desierto. El muchacho había sido encargado de guardar la cartera con el dinero del robo y los forajidos quieren recuperarlo. Manuel escapa con una canoa. Los bandidos son apresados por el sheriff y Gringo busca al muchacho y alcanza al padre de Manuel que lleva a su hija a ser operada y es por esta razón que el niño se había quedado con el dinero del robo. Gringo salva a Manuel de los rápidos, le hace devolver el dinero y con la recompensa puede pagar la operación de su hermana. (En la página 16, anecdóticamente, hallamos una simpática caricatura de Carlos, con su firma).

 

8. 02/1971. Los traficantes del Pecos. Guión de M. Medina. 35 p. (1965)

Gringo busca a los asaltantes de una diligencia que han matado a uno de los pasajeros.

(También aquí hay figuras singulares: en la página 4 tenemos un muñequito que dice “Hola”, en la página 6 hallamos la firma “Carlitos Pi” y en la 20 la firma “Carlos Yes”)

 

9. 03/1971. La gran tumba del Colorado. Guión de M. Medina. 36 p. (1965)

Dos traficantes de armas venden rifles a unos indios rebeldes. Gringo, con la ayuda del jefe apache “Águila Invencible” conseguirá detener a los traficantes rebeldes.

Como nota simpática, tenemos al gracioso personaje de la niña Elenita (¡una mejicanita rubia!) que quiere ver a los indios, pero que al final, tras sus peligrosas peripecias, ya no quiere.

 

10. 05/1971. Trampa para Gringo. Guión de M. Medina. 36 p. (1965)

Gringo llega a Nogales para hacerse cargo de un prisionero y llevarlo a Tucson. Los cómplices del forajido toman como rehén a la mujer del conductor para liberar a su jefe. Provocando un frenazo en el tren con la complicidad del maquinista, consiguen evadirse. Cuando éste finge haber sido golpeado por los cómplices de Mortimer y cuenta su historia, Carlos utiliza su estilo medio humorístico para ilustrar la historia, lo que permite apreciar su habilidad en el manejo de ambos géneros. Gringo se percata de la mentira del conductor y tiende una trampa que le permite hacerse con toda la banda.

 

11. 06/1971. Robo de armas. Guión de M. Medina. 34 p.

La llegada de Gringo para pasar unos días en casa de su amigo, el hacendado Gómez, permite, con su astucia habitual, frustrar el robo de armas del general Morales y evitar así una “revolución”. La ayuda de la bonita hija de Morales, a la que Gringo salvó la vida cuando se le desbocó el caballo, será fundamental.

 

12. 07/1971. La columna de oro. Guión de M. Medina. 36 p.

Unos forajidos quieren apoderarse de una columna de oro, descubierta por un mejicano en el seno de un volcán y que quieren recuperar haciendo volar el volcán, lo que provocaría la muerte de los habitantes de los pueblos cercanos. La intervención de Gringo impedirá la masacre. Además, la columna no era de oro, sino de piedra amarillenta pulida cuyo brillo aurífero se debía al reflejo del fuego que brotaba del cráter.

 

13. 08/1971. ¡Acorralado! Guión de M. Medina. 33 p. (1966)

Una banda de facinerosos al mando de Joe Renzo ha tomado como rehenes a los niños de la escuela, con la maestra y el cura, para atemorizar al pueblo y conseguir que el juez Salters, que llega en la diligencia para conseguir el testimonio del sheriff Lindell, suelte a su hermano acusado de asesinato. Gringo, que ha llegado al pueblo y hecho prisionero consigue escapar, liberar a los niños y apresar a Joe que escapaba con el juez prisionero.

 

14. 09/1971. La chica del rifle. Guión de M. Medina. 34 p.

Una bella muchacha asalta a Gringo en el desierto y le obliga a llevarla a Las Cruces, sin darle ninguna explicación ni aceptar su ayuda. La muchacha es raptada aquella noche por un cómplice del tahur Lou Harrison, quien, haciendo trampas arrebató cuanto poseía al padre de Kim, causando su muerte. La muchacha ha jurado vengar a su padre. Kim y Jerry caen prisioneros de unos individuos extraños que se han refugiado en la cabaña de Lou, quien acude junto con Gringo. Gringo libera a Jerry, Kim pone un narcótico en el café de los bandidos que planean asaltar una diligencia, Lou prueba que no hizo trampas y quedan todos amigos, con los bandidos prisioneros y dormidos.

 

15. 11/1971. Aspirante a muerto. Guión de M. Medina. 36 p.

Un forajido intenta liberar a su hermano, acusado de asesinato raptando a un doctor y su hija. Pero Gringo interviene.

 

16. 12/1971. El fantasma del pantano. Guión de M. Medina. 36 p.

El tío abuelo de Gringo, Dusty, le ha mandado llamar para ayudarle. En un pueblo de Colorado hay una leyenda que corre sobre un fantasma que habita Ravine Olw, situado en una zona pantanosa a un par de millas de Cedar Spring. Por la noche, en el camino encuentra a su prima Virginia que huye del fantasma. Gringo es tiroteado pero no consigue ver a su agresor. Indagando, Gringo se entera de la desaparición de ganado en la región y resuelve el misterio de los fantasmas, creado para alejar las sospechas del rancho de la señora Catlin.

 

17. 01/1972. Traficantes de armas. Guión de M. Medina. 36 p. (1966)

Gringo va a visitar a un viejo amigo que vive en Puerto Peñasco, Sonora, México. Salva la vida a un muchacho que unos traficantes de armas querían utilizar para venderlas a los apaches.

 

18. 02/1972. El condenado. Guión de M. Medina. 36 p.

En Los Picos, un pequeño pueblecito minero en la Sierra Madre, Arizona/n Gringo sigue la pista de dos ladrones que se interesan en el oro. Los ladrones son descubiertos por un viejo minero que es sepultado por un desprendimiento de la mina. Lo creen muerto, pero aún vive y los dos ladrones son desenmascarados. El personaje de Clay está copiado de Pow-Wow Smith, del autor estadounidense Carmine Infantino.

 

19. 03/1972. El duelo. Guión de M. Medina. 36 p. (1966)

Gringo se enfrenta en duelo a tres temibles forajidos y pasa por su mente en flashback cuando defendió a una niña cuyo padre fue asesinado en una taberna por el mejicano “Sonrisas”. Con sus dos cómplices tratan de matar a Gringo. Este trata de encontrar el apoyo de los del pueblo, pero tienen miedo y, además, los forajidos les pagan por esconderse en el pueblo. El duelo tiene lugar y Gringo es herido, pero cuando va a ser rematado por “Sonrisas” intervienen los del pueblo. Gringo se va dejando a la niña al cuidado de una familia. Es una de las constantes de Carlos: los niños.

 

20. 04/1972. El tesoro. Guión de M. Medina. 36 p;

Un emperador traslada un tesoro desde México hasta Austria. Llegan hasta un pueblo donde Gringo está de visita en casa de su amigo Darío. Los del pueblo deciden hacerse con el tesoro y para ello aprisionan a Gringo para que no se interponga. Quiere decirles algo que ha descubierto, pero no le dejan hablar. Cuando atacan a los soldados, son atacados y aprisionados por la banda de Basilio. Tras librarse de sus ligaduras, Gringo sigue su rastro, les libera y se enfrenta a Basilio, mostrando que los cofres del tesoro están en realidad llenos de arena, como engaño para distraer la atención, mientras el verdadero tesoro va por mar. En el camino de regreso arrecia la lluvia, lo que será una bendición para aquellos campesinos pobres que querían salir de su miseria y estuvieron a punto de matarse entre ellos.

 

21. 05/1972. Los revolucionarios. Guión de M. Medina. 37 p.

Gringo salva a un muchacho, Jorgecito, de perecer ahogado y lo lleva a casa. Su padre, Diego Pérez, es encarcelado con frecuencia por borracho. Cuando sale de la cárcel, el muchacho es raptado por unos mejicanos. Gringo y Diego siguen la pista de los raptores, pero en realidad ha sido una trampa para apresar a Gringo y ser usado por los revolucionarios de Baltasar. Jorgecito le ayuda a escapar, pero en el camino el muchacho es mordido por un escorpión. Son alcanzados por los mejicanos y el propio Baltasar va a buscar a un doctor con peligro de su vida. El amor por el niño redime a aquellos revolucionarios que deciden vivir en paz cuando hayan salido de prisión.

 

22. 06/1972. El loco. Guión de M. Medina. 36 p. (1966)

Unos forajidos asaltan un banco. Logan, el superviviente escapa en un tren tras lanzar el saco con el botín en el camino. En el tren se encuentra con Gringo y sus perseguidores alcanzan el tren y el sheriff le detiene. En Boquillas, la gente se burla del loco que hace una representación de polichinelas y Gringo sale en su defensa. Invita a comer al loco, y éste, agradecido, le revela que el sheriff era un antiguo bandido. Cuelgan a Logan, pero antes de irse, Gringo ve algo raro en la horca. El loco, en un día de pesca, ve de lejos a Logan y corre a decírselo a Gringo, quien descubre que Logan estaba de acuerdo con el sheriff para el asalto al banco. El sheriff simuló la ejecución. Gringo pone a los detenidos en manos del loco, quien desde entonces podrá gozar, como era su más íntimo deseo, del interés de los demás.

 

Reediciones posteriores de algunos episodios:

 

Revista HUNTER, 1980

1. Odio a muerte.

2. Dos forajidos.

3. El rapto.

4. El secreto de los pantanos.

5. Una cruz sobre la nieve.

6. La colina de la muerte.

7. “El Chino”

8. Los traficantes del Pecos.

9. La gran tumba del Colorado.

 

Gringo, Ediciones Alonso, 1981

1. Odio a muerte / Dos forajidos.

2. El rapto / El secreto de los pantanos.

3. Una cruz sobre la nieve / La colina de la muerte.

4. La gran tumba del Colorado / “El Chino”

 

En Francia se publicaron algunos episodios más en diferentes colecciones. Edi Europ publicó episodios de manera anárquica en varias de sus publicaciones: Agent Spécial, Bill Barnes, Corral, Corrida, Gringo, Flash Gordon, Requins, Saloon, Sélection Western, Sierra, Torpilles.

 
Revista TOTEM de ediciones Aventures et Voyages

Se publicó en los números 1 al 14 y 17 al 44.

7. 02/1972. La jeune fille à la carabine. 22 p. – Giménez (n° 14)

9. 08/1972. La loi de Pedrales. 20 p. Giménez

10. 11/1972. (Sans titre). 20 p. Giménez (n° 15, Aspirante a muerto)

11. 02/1973. Double coeur. 20 p. Gimenez (n° 16)

12. 05/1973. Traquenard sous la falaise. 25 p. Gimenez (n° 17)

13. 08/1973. Pour les larmes dun enfant. 25 p. Gimenez (n° 19)

14. 11/1973. La chasse au trésor. 25 p. Gimenez (n° 20)

 


LOS “OJOS” DEL TESTIGO: PARACUELLOS, ESPAÑA UNA… GRANDE… LIBRE!, BARRIO, LOS PROFESIONALES, ETC.

 

        Los “ojos” de Carlos, niño, descubrieron y retrataron el duro y cruel entorno que tan bien supo reproducir en sus obras con trasfondo social. Carlos es también, como Unamuno, un español al que “le duele España”.

        Pero su corazón generoso supo alimentarse de aquellas publicaciones “infantiles” que le reconfortaron y le ayudaron a formarse, no sólo a nivel personal, también artístico. Sus “ojos” descubrieron a El Guerrero del Antifaz, El Pequeño Luchador, El Jinete Fantasma, Rayo Kit, El Cachorro, Pulgarcito, Jaimito, las Aventuras del F.B.I., obra esta última en la que colaboraría en su última época con López Blanco. Aquellos personajes supieron transmitir al niño, entrándole por los ojos que todo lo investigaban, sentimientos y valores humanos. Los tebeos de entonces parecían poner de relieve los valores morales del franquismo, pero, en realidad, mostraban el contraste que existía entre la propaganda políticoreligiosa y la realidad. No eran los “cómics del franquismo”, si no “los cómics bajo el franquismo”. Carlos supo “ver” y hacer la diferencia. Supo reflejar lo que veía.

        Más allá de la primera lectura de su obra social y crítica, que se asemeja a una crónica de la vida cotidiana de la posguerra española, el pensamiento de Carlos trasciende el tema puramente español para llegar a plasmar la condición universal del hombre, por lo que la lectura de esta obra no se puede hacer prescindiendo de su aportación a la ciencia ficción. A esta parte fundamental de su obra queremos dar atención particular aquí.

 

LOS “OJOS” DEL CIENCIAFICCIONERO

 

Delta 99

 

        Primera incursión de Carlos en la ciencia ficción, esta serie fue un acontecimiento en la historieta española. Con ella empezaba Giménez su carrera adulta, a la par que otros autores como Esteban Maroto (quien publicaba en la colección Delta 99 su serie “Cinco por Infinito”, luego reeditada y retocada por el mismísimo Neal Adams en los cinco comic books de la serie Zero Patrol, en 1984, Continuity Comics) y Víctor de la Fuente (éste, con “Sunday”, y más tarde con su famoso “Haxtur”).

        Delta 99 fue una publicación de aspecto modesto y popular, pero de gran calidad artística y que, aunque se dirigía a un público juvenil, ya tenía en las dos series que la componían connotaciones adultas que anunciaban la capacidad de los autores españoles para realizar obras personales, y con la meta de alcanzar un nivel de calidad semejante al que se veía en el extranjero, en países como Estados Unidos, Italia y Francia. Y eso, a pesar de la censura y las modificaciones de las páginas originales para esta edición. Carlos nos sedujo con su bonito dibujo, perfectamente asimilado del gran Frank Robbins. Aunque en esta serie la temática no va muy lejos, a causa de la ya mencionada Dama Censura y el público al que iba destinado, los primeros episodios nos ilusionaron y agradaron. Delta 99 es un agente espacial enviado a la Tierra por una Confederación Intergaláctica con el propósito de luchar contra una amenaza universal que, por supuesto, se ha enraizado en nuestro bello planeta, cuna y sede de todos los conflictos. Le aeronave de Delta se precipita en el mar y el agente es recogido por una hermosa pirata china, Lu, quien se convertirá en su compañera y le ayudará en su misión. Lu nos recuerda esos maravillosos personajes que fueron La Mujer Pirata en el serial El Guerrero del Antifaz, o a La Capitana de Matías Alonso, sin olvidar la influencia gráfica más evidente, las bellezas exóticas de Frank Robbins en su Johnny Hazard. La misión del agente espacial se convertirá en la excusa para observar la decadencia de nuestra sociedad delincuente (“Los Sucios”), aunque, claro, con cierto recato y timidez, a pesar de las claras alusiones a la sexualidad y el erotismo. Carlos se hizo un nombre y Delta 99 le sirvió de trampolín para ser elegido por Víctor Mora para Dani Futuro.

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Dani Futuro

 

        Y llegó Dani Futuro, la serie que daría fama internacional a Carlos. Con guiones del profesional Víctor Mora y el arte de un Giménez ya en plena posesión de su oficio y con su visión personal de la vida y el universo, con sus “ojos” escrutadores, esta serie resultó ser muy bella a nivel plástico, con una muy cuidada puesta en página y, dada la personalidad e ideología de sus autores, resaltó connotaciones ideológicas en boga entonces. En 1969 empezó a publicarse en la revista Gaceta Júnior. Cuando se suspendió la publicación de esta revista, la serie pasó a publicarse en la revista franco belga Tintin, de las ediciones Lombard, como un pendiente a la famosa serie Valerian, de Linus y Mezières, que se publicaba en la revista concurrente Pilote desde 1967, también de amplia crítica social y política. La serie tuvo éxito y se publicaron varios álbumes recopilatorios, primero en rústica, en la colección Jeune Europe, y luego en álbumes encuadernados [consultar la bibliografía inferior].

        Tras un accidente de avión, Daniel Blancor es conservado en hibernación hasta que es devuelto a la vida por el doctor Dosian, 135 años más tarde (Destino: Mañana). Dani va a conocer la vida del futuro, donde la ciencia y la tecnología han resuelto muchos de los problemas de la humanidad. Es una visión optimista del futuro, propia de los “lendemains qui chantent” de la ideología de los autores. Dani es una especie de Delta 99 joven, adolescente. Sus ojos son, al principio, simplemente soñadores, reflejando una felicidad algo triste y confiada, quizás por el hecho de ser huérfano de madre. Cuando despierta en el futuro, sus ojos se abren con asombro, descubriendo maravillados el futuro tangible que le rodea. A través de todos los episodios de la serie, Dani permanecerá con esa mirada pura, franca, inocente, ilusionada, sincera, admirativa. Consciente o no, Carlos representa su propia mirada, dibujando a su personaje como una proyección personal, lo que no era aún Delta 99.

        La primera impresión que deja Dani Futuro es la de un encantador atractivo, una belleza serena, debido al dibujo de Carlos y su excelente composición de viñetas, con lo que consigue un efecto visual seductor y moderno, todo ello aunado a la juventud, candor y belleza de los personajes principales. Iris, la compañera de Dani es una muchacha linda, inteligente, valiente, atrevida, con carácter y celosilla cuando Dani se encuentra con alguna otra beldad. Iris es el complemento adecuado de Dani, hombre y mujer, cuya colaboración es indispensable para conseguir los resultados apetecidos. Los delfines Di y Da, alegres y comunicativos, añaden a las aventuras un sabor exótico y ecológico muy atractivo para los niños, y lo mismo pasa con el robot Jorge y sus "charadas" de máquina humanizada. Además del doctor Dosian, padre de Iris y representante del avance científico y la estructura política, aparece el capitán Repollo, simpático piloto apegado nostálgicamente a la tecnología antigua e incurable cultivador de repollos que se dedica a cruzar con otras especies de esta planta provenientes de otros planetas. Es el clásico vejete que acompaña al héroe o le sirve de comparsa en algunas aventuras.www.tebeosfera.com

        La temática de la serie es la que ya hemos señalado, según el ideario humanista de sus autores: la esperanza de que la humanidad sea capaz de alcanzar un futuro feliz y casi paradisíaco gracias al avance científico y tecnológico y a la solidaridad humana. Estos elementos serían capaces de subsanar en el futuro las taras del sistema que conocemos en la actualidad. En el episodio “El tiburón asesino”, Iris explica a Dani: «En el siglo XXII ya no se caza o pesca nada para comer, Dani... Todas las formas de vida reciben cuidados especiales... ¡El respeto a la vida en general nos ayuda a respetar la vida humana en particular!» Este episodio está dedicado por Carlos al escritor Francisco Candel, del que es gran admirador.

        La historia “Cyborg” relata la vida de unos simpáticos enanitos que se ven obligados a vivir en cuevas a causa del “monstruo”. Los expresivos ojos de los enanitos son los mismos que encontraremos más tarde en las series Tom Berry y Kiko 2000, precursores de los ojos que caracterizarán a los chiquillos de Paracuellos. Iris canta una canción: «Convertiremos los planetas, por miles, en unos nuevos paraísos y las bestias se tornarán gentiles, hermanadas con...» Visión idílica de la armonía natural entre la naturaleza, los animales y el hombre, muy en boga en aquellos años en que los hippies y los ecologistas llamaban la atención sobre problemas que van haciéndose cada vez más agudos. Consiguen capturar al monstruo y le someten a una operación programándole el cerebro para eliminar las ideas de odio y guerra e inculcarle paz, amor y amistad, con lo que el gigante, en una escena final que nos recuerda a Gulliver, toca el arpa para los enanitos que juegan con él, llenos de alegría y felicidad. El postulado de cambio de mentalidad es evidente en este corto relato. Este es un episodio obra de Carlos, con la colaboración de Luis Vigil.

 

        En “La expedición perdida”, un SOS es captado por el capitán Repollo, emitida por una expedición desaparecida 15 años atrás. Se trasladan al planeta Pluvius donde encuentran a 3 muchachos prisioneros de una tribu de muchachos salvajes. Los liberan y les cuentan que tras el accidente provocado por una lluvia de meteoritos, sólo sobrevivieron los niños que habían sido colocados en una cámara protegida. Entre los niños surgieron dos tendencias: la mayoría escogieron vivir en la selva y se convirtieron en salvajes, y los tres que decidieron permanecer en la nave y aprender con los libros y los métodos audiovisuales. Fueron éstos los que consiguieron enviar el mensaje que captó el capitán Repollo. Los muchachos salvajes serán capturados y recibirán la educación adecuada para cambiar de condición. Así se simboliza en esta historia la importancia de adquirir una buena instrucción y refrenar las tendencias salvajes.

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“Mundo de chatarra” nos presenta una versión futura del Mar de los Sargazos. Para “barrer” el espacio de todas las naves y sondas inservibles, se forma “el cementerio perdido de Sargazia”. El doctor Dosian es enviado por el CIE (Consejo de Investigaciones Espaciales) para trabajar y limpiar el lugar. Una defensa e ilustración de la ecología.


       
“Nova Venecia” critica lo que se considera una “secta”. Se trata de una comunidad científica que, con el tiempo, ha transformado la ciencia en magia, llegando a ser una secta de fanáticos, “La Secta del Gran Dragón”. El doctor Dosian es enviado para que la secta abandone su residencia en Nova Venecia y acepte el exilio en la Tierra. (Venecia nos recuerda a Corto Maltese... ¡y al Capitán Don Nadie!)


       
“El Planeta Nevermor”. Como consecuencia de una lluvia de meteoritos, Iris y Dani aterrizan en el planeta Nevermor, donde el sabio Nostalg preconiza abandonar toda tecnología y volver a la antigüedad. “Nunca jamás”, como aquel famoso reloj del Infierno, que recordaba a los pecadores condenados que nunca podrían salir de allí, según nos contaban los curas franquistas de los años 40. Víctor Mora tiene buena memoria.

        “!Locura musical!!!”. Guión y dibujos son de Carlos, con Tom Berry como artista invitado (fórmula consagrada por la televisión). Simpáticos son los cantantes bailarines incansables, Cómputo y Copo, quienes nos recuerdan aquellos programas musicales de los años 50 en los que ciertas canciones pasaban por las ondas 100 veces al día, hasta el punto que la gente se las sabía de memoria. Es un canto de esperanza para los hombres de buena voluntad.


       
En el episodio “Los Amos de Psicodelia”, el Galaktos parte en busca de los Warliks, las ballenas del espacio, que están en vías de extinción y se enfrentan a Sigira, la pirata del espacio, quien caza ballenas a pesar de la prohibición de la CPA. Al capitán Repollo se le ha confeccionado un traje protector especial, con escafandra, por haber estado sometido durante demasiado tiempo a las radiaciones. Tras una breve escaramuza, la vieja nave del capitán Repollo, con Dani, Iris y Dosian aterrizan en un extraño planeta, una especia de Paraíso con bellos animalitos, encantadores duendecillos y maravillosas fragancias de plantas y flores, todo bañado en un maravilloso calidoscopio de colores y música. El capitán Repollo, gracias a su traje protector, es el único que ve la realidad de las cosas: el supuesto Paraíso es en realidad un infierno poblado de repugnantes criaturas y seres de pesadilla. Dani, Iris y Dosian son atrapados por un gigantesco pterodáctilo que los deposita en una siniestra base cuyos habitantes, los Thorgs, se dedican a “descerebrar” a los enanos para hacer de ellos robots sumisos. A los terrestres los reservan para hacerles una “autopsia especial”. El soberano, el Excelso, secundado por el Sumo Doctor, les ha colocado en la cabeza un “disco de control” que les permite obtener cuanto desean con sólo pensarlo. Los Thorgs dan a las máquinas cerebros vivos e injertan circuitos electrónicos de robots a seres humanos. Sigria, Iris y Dani se rebelan pero son cogidos por los guardias, armados de largas porras de goma (como los guardias de asalto). Los Thorgs han creado una sociedad de ricos que explotan sin piedad a la mayoría de pobres. Iris, con su disco de control, fomenta la rebelión de los esclavos enanos. Los enanos que se “deterioran” son enviados a “la última zona”, donde se recuperan las piezas de sus cerebros electrónicos y sus ropas y ellos son precipitados en un horno de fundición. En las afueras hay una enorme plantación de “Kouan”, cuyo polen sirve para vaporizarlo en la atmósfera, como un alucinógeno, y provocar así los sueños ilusorios. Los tiranos se vanaglorian de su “generosa humanidad”, puesto que ofrecen “sueños paradisíacos a los esclavos. Al final, con la intervención de Dani y sus amigos, se invertirá la situación y el CPA se ocupará de Psicodelia.

        Este episodio es una clara alusión a nuestra sociedad de consumo opresora que favorece a una minoría de tiranos delincuentes, mientras que el pueblo permanece bajo el influjo de sueños e ilusiones que nunca pueden alcanzar en realidad. En la descripción de los autores parece existir una especie de Organización de Planetas Unidos, para el bien del Universo.

        En Francia se titulaba “El Planeta de las Maldiciones”, aquí se llama “El planeta de las Catástrofes”. Es una denuncia de la alta financia y la explotación industrial egoísta que no duda en contaminar y arrasar el planeta, causando la muerte de millones de individuos. No es casualidad que al planeta se le dé el nombre de Canada Again, no sólo por el clima frío y la explotación de la madera, sino también por ser una réplica del planeta Tierra. Es, de nuevo, la temática de la ecología.


       
Un aspecto curioso de este episodio es el pasaje en el que Dani e Iris aterrizan en una enmarañada selva tropical, cuya descripción, sumada al hecho de que Dani oiga una voz dentro de él que le aconseja lo que tiene que hacer, las extrañas criaturas vegetales volantes y el pueblo de los árboles, nos recuerdan al famoso Invernáculo de Brian Aldiss, en el que luego se basará Carlos para realizar su Hom.

        En el último episodio de la serie, “El fin de un mundo”, vemos un planeta, Mydia, colonizado por los terrestres y que conocerá los mismos problemas que la Tierra, dividiéndose el planeta en dos bandos, con dos metrópolis rivales, Hagasch y Dakar, que se reparten los territorios e instalan un equilibrio de terror, desarrollando armas destructoras y sistemas defensivos sofisticados. El despilfarro de los recursos naturales y la carrera al armamento conduce a la miseria, a la violencia y a la destrucción ecológica, hasta que cesa todo signo de vida y la expedición de Dosian es enviada para investigar y descubre que hay dos seres, jugando al ajedrez. Es un juego, un juego mortal que representa el desprecio y la despreocupación con la que individuos sin escrúpulos (sin alma, pues resultarán ser dos cerebros electrónicos), llevan a cabo sus propósitos, ocupándose únicamente de su propio placer, sin importar quién caiga ni cuántos caigan. Esto nos recuerda la famosa guerra fría (que en algunos lugares “se calentaba”) y la oposición entre bloques rivales. Durante todo el episodio, Dani es protegido por unos misteriosos seres insectos que le aconsejan. Llega a enfrentarse al jugador que ha resultado victorioso de su rival, y le vence con astucia en el juego de ajedrez. Los insectos aliados de Dani son los habitantes de un planeta vecino, amenazado de destrucción por los cerebros electrónicos.

        Se habla en este episodio de destruir a los humanos con bacterias letales, algo que hoy denominaríamos “armas de destrucción masiva”.

        Como dato curioso cabe citar que Carlos usa su propio rostro, y los de sus compañeros Ventura, Nieto, Usero y Luis García, a los componentes de una banda, como una premonición a su obra Los Profesionales.


       
En El Mago del Espacio, vemos en la página 29 una reproducción de Stonehenge. Es una aventura de ambiente mágico y esotérico.

        De regreso a la Tierra en la nave de Reddy, Dani es arrastrado por una corriente magnética y separado de sus amigos cuando practicaban el deporte del “pájaro espacial”. Llega a un extraño planeta y es conducido por la hermosa Girze (recuerda a Circé), a Pansibar, la capital de los Duaziriii, cuyos habitantes son artistas e industriosos, pero parecen débiles y agotados. A una señal, algunos se precipitan al vacío por un acantilado, inmolándose a las divinidades para que el sol recobre su fulgor. Dani impide el sacrificio voluntario de Girze y va a investigar, enfrentándose al “Mago del Espacio” (presentado como un nigromante hipnotizador que somete con su poder a la gente, convirtiéndolos en zombis. También utiliza, interpretado al órgano por sus dos rollizos compinches enanos, la “música del terror”, instrumento de sumisión y castigo. Ptoung, un enano ingenioso que ha escapado al poder hipnótico del mago por haber estado casi ciego, ha inventado un aparato que le permite intervenir en los circuitos de los robots – capataces para estropearlos y también impedir que les llegue la “música”. El mago había sido la encarnación del bien y de repente se convirtió en la encarnación del mal. Dani y el enano llegan a una cripta donde el Mago está en un ataúd de hibernación. Entonces aparece el “mago malo”, su doble, le vencen y despiertan al “mago bueno”. El mago inicuo es desterrado y se restablece el orden y la felicidad en el planeta, devolviendo vida y alegría a sus habitantes.

        Aparece en este episodio una nave pirata que es un homenaje al Cachorro del admirado Iranzo.

       

Iris de Andrómeda, obra habitualmente separada de este ciclo, es en realidad una aventura en solitario de la compañera de Dani Futuro. El título francés es “Un planeta como herencia”. La historia narra la herencia de Iris de un planeta que está saboteado para poder quitárselo los especuladores. Se trata del tema de los “buitres” del sistema, que te despojan de todo lo que tienes por todos los medios a su alcance. Es una sátira ácida del mundo comercial y de las víctimas que somos todos. El protagonismo de Iris la hace maravillosamente hermosa y aumenta el equívoco de su personaje, pues, dentro de la estética hippie patente en este episodio aún más que en los otros, su relación con Doriak es ambigua, lo mismo que su relación con Dani.



 

Lista de álbumes franceses de Dani Futuro, con su correspondencia en la edición de Forum de 1998.
 
Los álbumes de Dani Futuro se publicaron primero en rústica, sin orden cronológico, y luego en álbumes de tapa dura:
 
- La planète Nevermor. Colección Vedette n° 17, febrero de 1973. Contiene : La planète Nevermor (El planeta Nevermor) y La Cité des Eaux (Nova Venecia). Publicados en Dani Futuro de Planeta-DeAgostinin° 2.
 
        - Le cimetière de lespace. Colección Jeune Europe, octubre de 1974. Album de tapa dura Lombard, 1981. Contiene : Destino:Mañana; El tiburón asesino; Mundo de chatarra; Cyborg (falta la primera página de este episodio en la edición francesa); La expedición perdida. Publicados en Dani Futuro de Planeta-DeAgostinin° 1 y 2.
 
- La planète des malédictions. Colección Jeune Europe, octubre de 1975. Album de tapa dura por Lombard en 1981. El planeta de las catástrofes se publicó en la edición de Planeta, n° 4. También publicado en la colección Tebeo semanal, de Hitpress, n° 11, página 9, a n° 12, quedando la historia inconclusa, pues se para en la página 13 correspondiente al álbum.
 
         - Les maîtres de Psychédélia. Colección Jeune Europe, marzo de 1976. Album de tapa dura por Lombard en 1981. Los Amos de Psicodelia, núm. 3 de Forum.
 
        - Une planète en héritage. Colección Jeune Europe, marzo de 1977. Iris de Andrómeda, publicado en el núm. 7 de Planeta-DeAgostini.
 
        - La fin dun monde. Album de tapa dura por Lombard, 1982. El fin de un mundo, núm. 5 de Planeta-DeAgostini. Publicado en la colección Tebeo semanal, de Hitpress, del núm. 1 a la página 8 del núm. 6, bajo el título : ¡S.O.S.! ¡Fin de un mundo! (en esta edición se ampliaron viñetas, incluso añadiendo algunas, reducido otras, cambiado los rótulos de sitio; todo ello, parece ser, sin el concurso de Carlos. El único interés aquí fueron las portadas nuevas de Carlos.)
 

        - Le magicien de lespace. Album de tapa dura Lombard, de mayo de 1983. En la edición de Planeta-DeAgostini: El Mago del Espacio, n° 6. Publicado en la colección Tebeo Semanal, de Hitpress n° 6, página 9 a n° 11, página 8.

 

HOM (I)

 

Hom

        Este magnífico relato gráfico tiene su base en la novela de Brian W Aldiss En el lento morir de la Tierra, traducida luego con el título Invernáculo, más cercano al original Hothouse, en ediciones Minotauro. [1]

        No es de extrañar que esta obra maestra, llena de imaginación y poesía, a la vez que de lucidez y pesimismo, impactara en Carlos. Es un canto, un cántico al ser humano, dispuesto a luchar por la vida, por la existencia o, más bien, por la supervivencia, en un mundo hostil donde, como una revancha contra la supremacía del hombre, destructor del medio ambiente, la Naturaleza ha tomado el dominio del planeta, invadiendo todo con un implacable, monstruoso y, al mismo tiempo, sublime mundo vegetal. El hombre, reducido a un estado semisalvaje e inferior, tiene que enfrentarse, en una lucha sin cuartel, a seres inteligentes, así como a animales y vegetales, superiores en fuerza y poder. Seres capaces de matar y devorar, así como de poseer y dominar, anihilando la voluntad de ese ser humano, tan distinto del resto de la Creación, tan débil y frágil que es la presa de todos los cazadores, depredadores y devoradores que agitan la enmarañada selva que cubre toda la Tierra. El sol está a punto de convertirse en nova y la raza humana ha degenerado (¿evolucionado?), olvidando su prestigioso y agitado pasado. Lo que permanece de la pobre humanidad, acosada y despreciada, que vive en las ramas intermedias del gigantesco baniano que recubre la mitad del planeta, es la lucha por la libertad y la vida, aunque sea una causa perdida en la Tierra. Permanece, para algunos, una esperanza en la Subida final que se realiza después del viaje de iniciación de los humanos durante un período de tiempo, que se transforman en una evolución final en la que les crecen alas para habitar en la Luna, donde son transportados por los gigantescos traveseros para vivir en el Mundo Verdadero, cerca de los dioses o hacia la condición de dios. Pero el principal protagonista, Gren, con su compañera Yattmur y su hijo Laren, rehusarán la última transformación y permanecerán en el Mundo Pesado, en las ramas intermedias de la selva. Dice Gren:

«Este será nuestro hogar, aquí donde el peligro fue mi cuna, ¡y lo que hemos aprendido nos ayudará a defendernos!»

        Con sus “ojos”, Carlos ha asimilado la obra de arte, la ha adaptado, haciéndola suya y dándole el sentido que él ha encontrado en su visión personal. Y su visión es magnífica y magistralmente realizada en sentido gráfico.

        La novela relata el viaje iniciático del protagonista principal, Gren (pronunciado “grin”, en inglés, recordando la palabra “green”, verde, ya que los humanos han adquirido ese color, como un mimetismo del mundo vegetal que les rodea), un adolescente que es poseído por un hongo que se instala sobre su cabeza y vive como parásito, comunicándole su sabiduría al tiempo que sondea el cerebro del humano, sacando de él hasta los detalles más lejanos en el tiempo de la historia de la Humanidad, aprendiendo del pasado y transmitiendo parte de ese conocimiento a Gren (nombre cambiado por Carlos en “Hom”).

 «El mundo ya no era un lugar para el pensamiento. Era un lugar para la vegetación, para lo vegetal. Era un invernáculo.»

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Carlos empieza su historia en una primera página sin texto y esta apertura nos explica mucho en pocas imágenes. En una sucesión de viñetas verticales, en una secuencia cinematográfica, nos muestra una flor abierta, como ofreciéndose; luego un insecto que va a libar la flor; la tercera imagen nos muestra a la flor atrapando al insecto, mientras que vemos cernerse, amenazadoras, las fauces de una planta que en la cuarta viñeta engulle la flor y el insecto; las viñetas cinco y seis son una sola, mostrando a Hom que corta el tallo de la flor con su espada corta. Bajo el título, la segunda mitad de la página es una gran ilustración donde vemos a Hom y su compañera avanzando por entre la lujuriante vegetación de la selva que ha invadido todo el planeta. Las dos páginas siguientes nos muestran la muerte de Win, compañera de Hom, devorada por una monstruosa planta carnívora y dejando a Hom solo y triste en medio de la gigantesca y opresora selva virgen que se extiende por doquier. En la página 4 el hongo se precipita sobre la cabeza de Hom y toma posesión de su ser, obligándole a servirle y obedecerle, pretextando que “dos cabezas son mejor que una” y que “es más sabio que él”. A partir de ahí se desarrolla la odisea de Hom, obligado a actuar, incluso a matar, bajo las órdenes del hongo. El hombre manifiesta su oposición en la página 12, cuando, tras haber matado a varios pescadores, dialoga con el hongo, con lágrimas en los ojos:


«¡Me has utilizado!... ¡Oh, qué grande es tu poder! ¡Causas la muerte sin mancharte de sangre! ¡Te odio! ¡No puedo rebelarme contra ti, pero te odio! ¡Te odio!»


       
Ahí está lo que podríamos llamar “consciencia social”, el saber que uno está esclavizado y dominado por seres sin moral y ante quienes el individuo se siente, porque lo es, completamente impotente.

        Las diferencias con la novela son, por supuesto, grandes y, podemos decir, fundamentales. Pero no era el propósito de Carlos el realizar una adaptación gráfica de la novela, lo que le habría ocupado muchísimas más páginas y un enfoque algo distinto, aunque ¡qué novela gráfica habría resultado! Carlos ha tomado ciertos aspectos, fantásticos y llenos de imaginación de la historia, como seres, insectos y plantas, decorados grandiosos y parte de la trama. Lo que ha suprimido totalmente es el aspecto místico / religioso, metafísico, de la obra, que es la trama principal, y que la acerca de las de otros autores, como Arthur C. Clarke, sobre el que el mismo Aldiss comentó:


«... ve en la ciencia la salvación de la humanidad y en la humanidad una raza de dioses potenciales, destinados a las estrellas.»


El libro es una parábola de la transformación evolutiva del hombre, pasando por la dominación de poderes superiores (la morilla, el delfín) y el viaje iniciático, largo, penoso y lleno de peligros y sufrimientos que constituye la vida y que se dirige hacia la transformación final. Es a lo que claramente se alude en el capítulo 10, cuando la morilla hace la promesa, claramente tomada del libro bíblico de Génesis:


«Ella no va a morir. Dos cabezas valen más que una. Se os abrirán los ojos. Seréis... ¡seréis como dioses! (…) Una lonja del hongo se desprendió del cuello de Gren y cayó sobre la frente de Poyly. Ella se agitó y se debatió, farfulló una protesta, luego cerró los ojos. Cuando los volvió a abrir veía todo muy claro.” “Como una nueva Eva, llamó a Gren. A la cálida luz del sol hicieron el amor, dejando caer las almas al quitarse los cinturones.” Luego, por el camino abierto por el grupo, salen de la Tierra de Nadie, “aquel Edén peligroso” y van hacia la selva.


Carlos ha cambiado el aspecto de los humanos y de otros seres, ha suprimido la compañera de Gren, Yattmur, y el hijo que ésta le ha dado, y toda la parte mística de la obra, para concentrarse en el aspecto que es el suyo y que más le interesa, el social. También ha cambiado el nombre del personaje principal, llamándole Hom (sin duda Hombre, el representante genuino de la humanidad, aquel que puede quizás darle un nuevo comienzo, o, por lo menos, el rebelde o revolucionario por antonomasia), en vez de Gren, como ya señalamos antes, de “green”, en inglés, verde, pues en la novela se nos describe a los humanos como teniendo una piel verde, sin duda por asimilación del medio ambiente, una mutación camaleónica que permite disimularse para salvar la vida en un mundo de dominante verde. Gren, por otra parte, no va solo, sino que es acompañado por la que se convierte en su compañera, Yattmur, de la que tendrá un hijo. Pero el postulado de Carlos exigía que Hom fuese un solitario que aprenderá con el tiempo que tiene que unirse a sus semejantes para ser fuertes frente al enemigo.

        En el segundo capítulo, página 13, Hom navega en la barca de los pescadores con tres de ellos, supervivientes, que reclaman comida. El comentario despreciativo del hongo es: «¡Son repugnantes! ¡No piensan más que en comer!» Y la respuesta de Hom es sencilla: «Es que, cuando se tiene hambre, comer es lo más importante». Es una frase harto conocida y que, sin dudar, nos envía a aquellos años de la posguerra, cuando España tenía hambre. Pero también nos trae a una realidad social de actualidad y a nivel mundial: la emigración. Todos esos millones de hombres, mujeres y niños que tienen que dejar su país de origen para trasladarse a otro en el que esperan trabajar y comer. Y ésta es también una de las grandes mentiras que en las que vivimos hoy (mentiras para los que observan, no para los que lo viven). La emigración es una palabra que se ha inventado para sustituir la menos “honrosa” que es “exilio”. Se quiere hacer creer a observadores y a víctimas que el “emigrante” ha escogido “emigrar” para mejorar su condición social. Pero, en realidad, ha salido de su país obligado por las circunstancias. Luego es, en realidad, un “exiliado”, alguien a quien se ha “expulsado” del país “democráticamente”, lo que permite de prolongar en dicho país las injusticias sociales imperantes.

        Carlos ha podido permanecer en su España. Sus “ojos” no han visto su propio exilio físico (aunque también haya trabajado “para el extranjero”) pero sí ha visto el de otros y es sensible a ello. Hom es también un exiliado. Ha salido de su tribu y se ha adentrado solo en el mundo hostil que le rodea. Y todo su periplo será un duro aprendizaje de la vida, de la situación social del hombre. En este capítulo segundo, páginas 14 y 15, Hom, gracias al parásito, ha aprendido que «no hay jefe más severo que el que antes ha sido esclavo. Lo curioso de los esclavos es que, más que ser libres, lo que quieren es ser jefes. Además, ellos no desean la libertad, no la conocen. Siempre han sido esclavos.» Y, antes de alejarse en busca de provisiones, nombra jefe a uno de los pescadores, quien en seguida coge una espada y domina sobre sus compañeros de esclavitud. Este pasaje es una denuncia clara de la esclavitud alienante de la que somos objeto todos nosotros. Educación, propaganda, falsedades, espectáculos y diversiones, empleo y “responsabilidades”, son los elementos que hacen que vivamos creyendo que somos libres, cuando, en realidad, somos esclavos del sistema político, económico, social y religioso que nos rodea. Cada día, en cada momento se nos está condicionando para que pensemos y actuemos de cierta manera, para que comamos y bebamos, para que durmamos, nos lavemos y nos hipnoticemos delante de la televisión y los vídeos, para que adquiramos posesiones efímeras, inútiles, para que tengamos una casa, o un alojamiento en donde podamos encerrarnos con fuertes barrotes y puertas blindadas porque los criminales andan sueltos y nosotros tenemos que estar en nuestra propia prisión, mientras que las fieras andan libres.

 


 

 

 

        En las páginas 16 y 17, Carlos nos da la clave de su postulado. Hom llega a un campo de hongos y, a pesar de las reticencias de la morilla, los come, les encuentra buen sabor, y el resultado es que se siente más fuerte, exclamando: «¡Es bueno sentirse vivo!». Pero el principal efecto de los hongos es que le permiten reflexionar, razonar: «¿Por qué algunas veces es tan tremendamente difícil continuar vivo? ¿Por qué matar? ¿Por qué morir?» El parásito le responde: «La naturaleza es dura y cruel. Unos mueren para que otros puedan seguir viviendo.» Y Hom llega a sus propias conclusiones: Los poderosos oprimen y privan de la vida a los pequeños y débiles. Si los pequeños se unieran, sus fuerzas serían más poderosas que el más grande.

        Y, colmo de la desgracia, mientras Hom descubre que la unión y la solidaridad es lo que puede salvar al hombre esclavizado, se va acercando en lontananza otro monstruo opresor, una especie de delfín inteligente y dotado de la palabra que se desplaza sobre los hombros de un viejo esclavo encorvado, y que es acompañado por dos féminas tatuadas y mudas que le rinden servicio.

        En la página 18, Hom se siente feliz. Los hongos le han revigorizado y ayudado a reflexionar. Pensamos en los champiñones alucinógenos, aunque el simbolismo empleado no es una alusión a la droga esclavizadora, sino a lo que puede estimular y educar el pensamiento del hombre: la instrucción y la cultura, portadoras de la libertad de pensamiento y de expresión. Hom quiere llevar algunos hongos a los pescadores, porque tienen hambre, pero la morilla se lo impide. No ha podido evitar que Hom tome de los hongos, pero si lleva algunos a los esclavos, éstos se sentirán como él y, uniéndose, podrían acabar con ellos y recuperar su barca, su independencia. Así, el poderoso se ve a veces obligado a compartir algunas migajas de su poder con los más débiles, a cambio de una sumisión forzada e interesada. La crítica de nuestra hipócrita sociedad es evidente y muy acertada, así como inteligentemente simbolizada. El parásito que ha poseído la mente de Hom es un hongo inteligente. Hom consigue fuerza e inteligencia con otra clase de hongos, que, al fin y al cabo, son de la misma especie. Así, los opresores no tienen hoy más remedio que facilitar a algunos el acceso a la instrucción y la cultura. No pueden evitar que la cultura esté al alcance de los más débiles y pobres, a condición, claro está que hagan un esfuerzo y no se dejen embrutecer por la propaganda y el sistema de “pan y juegos” del sistema opresor. La esclavitud en nuestra sociedad consiste en dar migajas de poder, satisfaciendo deseos carnales que esclavizan e impidiendo que los que piensan y razonan puedan unirse, por medio de fomentar la división y poniendo trabas físicas y económicas que perpetúan el estado de cosas establecido. Y Hom, en la última viñeta de la página, vuelve hacia su refugio, con la cabeza baja y alejándose, solitario, bajo la lluvia.

        En la página siguiente, Hom y los tres pescadores, refugiados de la lluvia en una cueva, traban conocimiento con “el Gran Yo”, “la voz de la verdad”, el grueso delfín que se reclama profeta. La morilla aconseja a Hom no rebelarse, que «es una criatura inteligente con la que podrán entenderse». El Gran Yo es un símbolo de la religión opresiva que somete a sus fieles y vive a costa de ellos. El hongo parásito decide, como los dirigentes gubernamentales, aliarse con el poder religioso. El discurso del Gran Yo (página 21) muestra la hipocresía del poder religioso:

«¡Ah! Es una suerte para vosotros los terrestres que los profetas seamos una raza sacrificada. De lo contrario no dejaríamos nunca el mar a cambio de vuestro medio ignorante, para predicaros y enseñaros la verdad. Pero ¿qué le vamos a hacer? ¡La profecía es la carga que soportamos y hemos de soportarla con resignación y alegría!»

        La jerarquía religiosa pretende servir, cuando en realidad es servida, y sin el apoyo de los fieles (el viejo encorvado que transporta al delfín y las sirvientas mudas), mantenidos en crasa ignorancia sumisa y falsas promesas de felicidad “en los cielos”, desaparecería. Por supuesto, la “verdad” que enseñan es la “verdad” de ellos.

        Una expedición de caza de los “Aulladores” se dirigen hacia el grupo. Al morir el viejo y usado transportador del Gran Yo, Hom es obligado a servir de bestia de carga, con la venía del hongo parásito (páginas 22 a 24) y se encuentra así bajo la doble opresión del poder político y religioso.

        En el capítulo tercero, páginas 25 a 29, se describe la lucha de un cazador solitario que, después de capturar a su presa animal con muchos esfuerzos y daños, se ve despojado de ella por un simiesco guerrero que le mata: “Un hombre solo no puede subsistir”, es la moraleja. Y en las páginas 30 a 33, Carlos nos relata su visión personal del origen del poder: Los hombres se agrupan para cazar y enfrentarse a tribus hostiles, levantan empalizadas con trampas y defensas para proteger su campamento, y nombran un guardián, el más fuerte de todos ellos, Mo (Hom al revés, como la antítesis del personaje principal).

        Mo fue eficaz en su cometido, pero luego escogía las mejores piezas de caza, las mejores pieles, las más hermosas mujeres. Y el pueblo encuentra que aquello era justo, a causa de su trabajo, su función, su poder. Pero llega al abuso del poder: recoge y guarda las armas, y cada vez exige más, despóticamente, disfrutando de mucho más de lo que necesita y rehusando compartir con el pueblo hambriento, prefiriendo que se pudran las provisiones que le sobran. Se fomenta la rebelión y se organiza la resistencia, la oposición, para librarse de la tiranía de Mo (encarnación del poder político militar, económico y también religioso, puesto que ostenta una cruz en su frente). Mo aplasta la cabeza del líder y mata a su mujer y sus hijos, eliminando así todo futuro germen de rebelión y venganza. Hom aprovechó una expedición de caza para abandonar la tribu con su compañera Win, y escapar así de la opresión. En ello reflexiona Hom mientras transporta trabajosamente al Gran Yo.

        A punto de ser alcanzados por los Aulladores, el hongo y el Gran Yo obligan a Hom a matar a los indefensos pescadores para que los perseguidores se ceben en ellos y les permitan escapar y llegar a las rocas azules (páginas 34 a 36). Hom odia al hongo, pero éste controla su mente y su cuerpo, con lo que el esclavo se siente condenado e impotente.

        En el cuarto y último capítulo (páginas 37 a 44), llegan a las Rocas Azules, donde no pueden alcanzarles los Aulladores. Pero allí no crece nada, no hay alimento. El Gran Yo se va a lanzar al mar de donde procede, puesto que no puede sacar beneficio, y sólo más tarde volverá, en un nuevo ciclo, cuando necesite regresar al elemento seco. Pero el hongo ha decidido otra cosa: corta las venas del brazo izquierdo de Hom para asegurarse de que no intentará nada contra él cuando abandone su cuerpo (así se desembarazan los tiranos de aquellos de los que se han servido cuando ya no les necesitan). Mientras Hom se desangra, el hongo se transfiere a la cabeza del Gran Yo y lo posee. Pero Hom ha recobrado la libertad y se rebela contra las injusticias de los tiranos. Trata de matar al Gran Yo, pero es repelido a causa de su debilidad. Las dos mujeres mudas le ayudan a levantarse y asestar un golpe mortal al delfín. El hongo cae al suelo, falto de apoyo, y una de las mujeres lo pisa, exterminándolo. Como sube la marea, el Gran Yo es lanzado al mar, donde es devorado por miles de peces hambrientos que le atacan al unísono. La unión y acción de los esclavos ha conseguido la victoria sobre los tiranos.

¡No es justo!

 

  

        Llegamos al epílogo con las páginas 45 y 46. Hom vuelve a su antiguo campamento y en camino se encuentra con tres cazadores que han escapado como antaño hizo él, pues muchos hombres han muerto bajo Mo y los otros tienen miedo. En una última secuencia, los ojos de Hom (los “ojos” de Carlos) contemplan a un insecto libando una flor y un voraz pez volador se precipita sobre el insecto y lo devora. Miles de insectos atacan a su vez al pez volador y lo matan. Hom ha asimilado la lección de la unión solidaria del pueblo contra la tiranía:


«Vuelvo a la tribu. La empalizada es mi casa. Yo ayudé a levantarla y quiero vivir en ella.»


       
Y Hom emprende el camino de regreso, con su arma en sus manos, decidido a luchar junto a sus hermanos.

        La última viñeta cierra el círculo de la historia con una nota que puede tomarse como pesimista, pero que es más bien preventiva: en una rama, sobre la cabeza de Hom, otro hongo está al acecho, esperando su presa. La lucha es necesaria. ¿Conseguirá Hom vencer a los tiranos con la ayuda de sus hermanos? La parábola de Carlos se termina aquí. El destino está en manos del hombre. A él le toca pensar y actuar.

        Asimilando varias partes de la obra del escritor Aldiss, Carlos ha conseguido hacer una obra maestra original, suya, aparte de la del inglés. Carlos nos ha transmitido su visión personal, su mundo, su pensamiento. Por todo ello, además de la realización gráfica, Hom es una obra maestra, seguramente la mejor de su autor hasta la fecha, según mi humilde opinión.



Koolau, el leproso

 

www.tebeosfera.com        Koolau se puede considerar como una prolongación, como un derivado de Hom, en el sentido simbólico. Hom había escapado de su tribu, exiliado “voluntario” (“emigrante”, diríamos hoy), buscando la libertad y su realización como individuo. La experiencia vivida durante su odisea le enseña el valor de la unidad y la solidaridad de los oprimidos frente al opresor, le da una razón de vivir y un objetivo en su vida. Dejamos a Hom volviendo al campamento de su tribu, dispuesto a ayudar a sus semejantes haciéndoles partícipes de su experiencia y su sabiduría adquirida. Los peligros, las amenazas (el hongo sobre una rama en espera de lanzarse sobre una víctima) están presentes y son promesa de una lucha sin cuartel. Es la lucha que llevará a cabo Koolau en esta fiel adaptación de una narración del gran escritor Jack London, quien forma parte de esos autores queridos y admirados por Giménez. Sin duda Carlos, cuando sus ojos inquisitivos leyeron las emocionantes páginas del autor americano, fue cautivado por el sentido épico, social y aspirante a la libertad que son constantes en su obra. No es de extrañar, pues, que Carlos haya adaptado varias historias de Jack London (las recogidas en el álbum Érase una vez en el futuro).

        El elemento distintivo en Koolau es la lepra. La lepra es un símbolo de la enfermedad que cada ser humano lleva dentro de sí y que le conduce irremisiblemente a la enfermedad y la muerte. Hay aquí varios niveles de lectura posibles, todos ellos válidos, como es lo propio de la obra de arte. Retenemos el del simbolismo de la tara social, que hace que los oprimidos estén condenados ante la fuerza y poder irresistibles del opresor, lo que sirve al postulado del autor.

        En primer lugar, la lepra era una enfermedad desconocida en las islas de los Mares del Sur. Introducida por los trabajadores chinos que habían sido llevados allí por los exploradores blancos, ha hecho estragos en la población autóctona. Leprosos, destinados a aislamiento servil hasta la muerte, los nativos son vistos así por los poderosos colonizadores blancos, y son el objeto de una marginación inhumana. Como los blancos trajeron enfermedades desconocidas a los indios americanos, también los blancos trajeron la lepra a las islas Hawai.

        Otra lectura es el símbolo del racismo. Los blancos consideran a los nativos como salvajes que sólo sirven como esclavos y que merecen el genocidio. El uniforme de los soldados dibujados por Carlos nos hace pensar en los militares americanos del Oeste americano que contribuyeron al genocidio de los nativos indios. Es evidente que este tema estaba presente en la mente de London cuando escribió su novela.

Asi pues, la obra toma una dimensión más universal, sobrepasando la simple denuncia social y convirtiéndose en un grito de rebelión contra la condición humana que Koolau no acepta. En todo caso, el relato representa el contraste y la desilusión entre el Paraíso que London creía encontrar en aquellas islas llenas de dulzura y paisajes encantadores, y la realidad infernal que allí encontró. Es esta dura y cruel realidad la que se pinta en la narración de London y la trascripción gráfica de Carlos. La desesperación y la lucha inútiles son el tema de este relato, pero con la afirmación del individuo en tanto que persona libre y pensadora, irreducible.

        Koolau el leproso es un canto a la libertad, pero un canto con acentos lastimeros, lleno de lucidez ante la inexorable realidad en la que vivimos. Esa libertad no se puede alcanzar en este sistema establecido con sus numerosos medios de alienación. El hombre, Koolau, es libre allí donde el sistema no puede llegar: a la mente del individuo libre. Koolau es libre en su pensamiento, en su orgullo de ser humano. Pero sólo puede encontrar la salida a su condición de hombre libre en la muerte, luchando hasta el fin sin rendirse y sin hacer concesiones, puesto que su libertad física ha desaparecido con la llegada del opresor y el consecuente brote de lepra. Carlos lo pone de relieve de manera magistral con su interpretación gráfica. En vívido y dramático contraste con la dura y trágica realidad, se nos muestra la visión paradisíaca de las islas, antes de la llegada de los colonizadores, en el primer capítulo, páginas 6 y 7, y al final del capítulo 3, cuando Koolau está muriendo, páginas 42 y 43.

        Carlos ha seguido muy de cerca la narración de London, transcribiendo con gran fidelidad el texto del escritor americano en lo que se puede considerar como un modelo de adaptación gráfica. La única diferencia sensible, un detalle, es que en el relato literario hay vegetación en la zona donde viven los leprosos, pero Carlos la ha suprimido, poniendo así aún más de relieve la dureza de la narración y lo simbólico de la esterilidad de la lucha. [2]

 

La obra se compone de 3 capítulos:

 

www.tebeosfera.comCapítulo 1. - Koolau organiza a sus semejantes para rebelarse contra el opresor. La arenga política revela la historia y condición de los leprosos: primero llegaron los misioneros para “predicar la palabra divina”; luego los “comerciantes” para comerciar con los nativos y enriquecer y modernizar sus vidas; y luego los colonizadores se apoderaron de todo. Carlos muestra a los leprosos, poniendo de relieve la horrible enfermedad que les va carcomiendo y matando, desfigurándolos y haciendo de ellos una visión dantesca que simboliza su miserable condición. Carlos cita frases del texto de London, frases que, como es habitual en los escritores anglosajones, tienen origen bíblico (página 5):

“La vida es breve y los días vienen preñados de amargura” (ver Job 14:1)

“Bebamos y dancemos, pues, para gozar de toda la felicidad que la vida quiera depararnos” (ver Isaías 22:13 y 1 Corintios 15:32)

Sentimiento de frustración, de amargura, de desesperación, al tiempo que de amor a la vida, ansia de vivir y nostalgia del pasado. Un poco de agua, un poco de música... y vienen a la mente las imágenes felices y paradisíacas de la vida anterior a la colonización. Pero de repente el sueño es interrumpido por el grito de alarma: “¡Los soldados!”. Llegan los representantes y garantes del sistema opresor, los hombres de la policía primero, luego vendrán los soldados. Los policías son nativos, como los leprosos, y tienen que hacer cumplir la ley, aunque sea a regañadientes, ya que ellos también están obligados a apoyar el sistema que los nutre y los cuida, tienen mujeres e hijos, y... miedo. Los policías deben pasar por la senda tajada, una especie de puente natural, resbaladizo, que sólo permite el paso de un individuo a la vez, y que une el terreno donde están los policías a las rocas donde se refugian los leprosos. Este puente es obsesivo en la historia, apareciendo desde las primeras imágenes de la página 3, mientras Koolau pronuncia su discurso y hasta el final, como lo son también las peladas y cortantes rocas y cavernas del desolador paisaje de los leprosos. Koolau defiende el pasaje, eliminando los policías uno a uno.

 

Capítulo 2. – Los policías fallan en su intento de escalar los escarpados riscos y lo pagan con sus vidas. Ahora los nativos esperan la llegada de los soldados. Las horrísonas explosiones de las granadas ensordecen sus oídos y pulverizan las rocas que se abaten sobre los rebeldes, causando numerosas bajas, sin distinción de hombres, mujeres y niños. Son tres páginas de un fuego infernal durante las cuales, el antiguo y sabio juez Kapalei va contando el número de explosiones, hasta que muere, aplastado por un alud de rocas, cuando ha llegado al número 32. Cesa el bombardeo, lo que indica que los soldados están cerca. Koolau corre presuroso a defender la senda tajada, armado con varios rifles. Y allí ve llegar una gran cantidad de soldados subiendo por el sendero hacia la cúspide del macizo rocoso donde se encuentra.

www.tebeosfera.comEl recuerdo de sus hermanos, masacrados por las bombas, hace desparecer de él toda compasión y tira sin piedad sobre los soldados, causando numerosas bajas. Otras 63 bombas son lanzadas sobre Koolau, quien cambia de posición y continúa disparando con certera puntería. Los proyectiles de los cañones simbolizan la enormidad de la diferencia entre oprimidos y opresores. La última página del capítulo muestra al leproso empuñando su fusil con firmeza y un montón de cadáveres de soldados de los que comienzan a alimentarse los buitres.

 

Capítulo 3. – Un niño va a pedir a Koolau de volver al poblado para ayudar a los enfermos, viejos, mujeres y niños, quienes no tienen ya ni alimentos ni la fuerza de ir a buscarlos. Trata de organizar la defensa, pero los suyos le traicionan, prefiriendo rendirse, y los soldados ya están en el desfiladero. El comandante de los soldados parlamenta con Koolau, instándole a rendirse, como se han rendido los de su pueblo, quienes incluso lo maldicen por haber provocado la muerte de tantos con su inútil resistencia. Pero el rebelde no se rinde. Su respuesta es la frase que figura en la portada, la que repite en varias ocasiones:


«¡Libre he vivido y libre quiero morir! ¡No me rendiré jamás! ¡¡Jamás!!»



Solo, abandonado por los suyos, Koolau permanece libre y no se amarga porque comprende la miseria y la desdicha de su pueblo que quiere terminar con tanta locura, con tanta muerte, aceptando la esclavitud a cambio de algunos momentos de vida más.

Es la última carga de los soldados y la pelea, de nuevo, es sin cuartel. Muchos son los muertos y heridos entre los soldados, y varias las heridas del leproso que le van proyectando poco a poco hacia la muerte. Los soldados se retiran, dejando tras ellos innumerables manchas de sangre sobre las rocas. No vale la pena continuar. De todas formas, el rebelde está condenado. Ahora viene la lluvia tormentosa y el líquido purificador procedente del cielo limpia las manchas dejadas por el feroz combate. Así también, con el tiempo, desaparecen los rastros de las atrocidades y tropelías. Koolau se ha refugiado bajo una roca, aún firmemente asido a su fusil, y sus lágrimas se confunden con la lluvia, mientras piensa de nuevo en aquel jardín paradisíaco que era su isla, antes de la llegada de los blancos.

Con el tiempo, allí muere Koolau, en la cúspide rocosa que con tanto ahínco ha defendido, invencible, inconquistable, libre. Y los pájaros se alejan en el aire, como un signo de que la vida continúa, como si se llevaran a lo lejos el alma libre y altiva del rebelde.

 Carlos nos ha dado un magnífico canto de amor y libertad, lleno de ternura y lucidez. Las escenas paradisíacas están en agudo contraste con la extrema violencia de los combates, lo que es una denuncia contra la violencia que causa muerte y desolación. Fantásticwww.tebeosfera.como es el decorado de la acción. Tal es su aridez, que no se ve ni un solo árbol, ni un solo arbusto, ni planta, ni flor. Sólo las rocas, aristas rocosas cortantes, duras, estériles. Tan estériles como la lucha de un hombre libre solo contra el inmenso poder de los tiranos, representado por los soldados y las bombas. Como si las piedras y las rocas hubieran sustituido de repente al Paraíso con la llegada de los misioneros, los comerciantes y los soldados blancos, quienes han realizado una violación tan completa del lugar que lo han transformado en rocas peladas habitadas por leprosos camino de la muerte.

Una de las constantes de Carlos son los niños. Sus ojos de niño descubrieron el mundo, lo retrataron con sus detalles, tanto mórbidos como encantadores. En Koolau están presentes los niños, también víctimas de la lepra, víctimas del opresor. Entre los leprosos que se han unido a Koolau hay niños; entre los numerosos muertos por las bombas hay niños; el que va a pedir ayuda para su aldea es un niño; entre los aldeanos que se rinden hay niños. No es por casualidad, ni por motivos decorativos. Los niños son siempre las primeras víctimas, los más vulnerables y la presa preferida de la opresión, puesto que puede moldear a su antojo y para su interés sus tiernas mentes. Los niños, que en esta obra pasan del Paraíso a la condición de leprosos, han sido víctimas de una brutal y despiadada violación, algo que les marca para siempre, como la lepra. Cualquier acción criminal, asesinato, violación, tortura, insulto, desafío, robo, rapto, vergüenza, etc. marcan a la víctima para siempre, en especial si es un niño.

Una obra maestra en la que Carlos, con sus ojos taladradores, ha puesto todo su odio, todo su amor, toda su ternura.

 

       

Relatos cortos de ciencia ficción

 

        La descripción del niño está magistralmente expuesta en la serie de Giménez Paracuellos. Pero la ilustración extrema de la denuncia de la explotación del niño y su defensa está plasmada en un breve relato (cuando la frase es corta, el pensamiento es profundo), “Los verdugos”, adaptación libre de “A bordo del Francis Spaight”, de Jack London.
        Este relato de Jack London pertenece a una serie en el que su inspiración era pesimista, una visión cruel de la realidad que se refleja en la descripción del mar embravecido e implacable. La traducción gráfica de Carlos es absolutamente fiel al relato literario, salvo que la traslada al espacio, en vez del mar. Es una terrible narración realista, una breve parábola, del abuso de la fuerza de los adultos que viven en una nave espacial a la deriva y que deciden sacrificar a uno de ellos, un grumete, un niño, para comérselo y así salvar sus vidas. La escena del muchacho degollado, tirado en el suelo al lado de una olla de la que se ha derramado su sangre es insoportable, digna de un cuadro de Goya y de ser utilizada por Amnesty International. El abuso sexual de los menores, la prostitución de niños y niñas, las inocentes víctimas de criminales, de terroristas y de guerras, hacen de esta obra un documento de actualidad y le hacen tomar una dimensión suplementaria
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        Otra ilustración de la dominación opresora del tirano y la solidaridad que puede llevar a la libertad, la encontramos en el relato “Aquí base Sahamis llamando a “Jessie”“, una adaptación libre de un pasaje de “Aventura”, de Jack London. [3]

        El opresor está representado en este caso por un colonizador terrestre que esclaviza a los Sahamisanos por medio del terror, ya que es el único que posee un arma de fuego. La esclavitud produce enfermedades y muerte entre los nativos, quienes, bajo la amenaza de la pistola, no pueden rebelarse. El terrestre también está enfermo (simbolismo de la podredumbre moral que caracteriza a los opresores). Y los Sahamisanos, con el aguante que caracteriza a los oprimidos, esperan y esperan la ocasión propicia, el tiempo en que el opresor se derrumbará, o mostrará una flaqueza, aun viéndose obligados a azotar a sus congéneres con un látigo bajo la amenaza del arma. El terrestre espera a su compañero para que le ayude, pero éste, también enfermo, muere en sus brazos al aterrizar y los Sahamisanos se acercan, con un brillo especial en los ojos (los ojos de Carlos) porque su espera ha terminado y podrán, al fin, comerse a los blancos, como buenos antropófagos que son. Así acaban todos los opresores, un día u otro. El porvenir pertenece a los oprimidos, a condición de aguantar, esperar, perseverar y permanecer unidos.

        Carlos se ha alejado totalmente de la novela de London, tomando sólo las primeras páginas e inventando todo el resto, incluso el desenlace. La novela de Jack London es una bella historia de amor y aventura en los trópicos, pero Carlos ha utilizado la inspiración para realizar esta pequeña joya gráfica.
La ilustración de la denuncia del poder religioso la encontramos, a través de la aguda y penetrante mirada de Carlos, en el relato “El Misionero”, adaptación de un pasaje de Diarios estelares de Stanislaw Lem. [4]

        De la propia boca de un cardenal cargado de crucifijos se nos cuenta el cruel destino de un misionero gordinflón y de cara bonachona, el reverendo padre Oribacio (anagrama de “abrir ocio”). En su crítica del colonialismo, hemos visto que lo primero que se envía a un país son los misioneros, luego los comerciantes y, por fin, el ejército invasor. El misionero “evangeliza” a las masas crédulas, pacíficas, serviciales, bondadosas y hospitalarias, del planeta Urtama, los Memnogos. Tras haberles hablado de la Biblia, el misionero les relata, recreándose en ello, historias de su tema favorito: las vidas de los santos mártires, aquellas “vidas ejemplares” de hombres y mujeres que, por su fe, fueron sacrificados por los incrédulos en medio de las más horribles torturas. Como enseña que es así que llegaron a ser santos y a recibir la aprobación divina y ganar el cielo, los Memnogos, llevados por su cándido amor al misionero que tan buenas cosas les enseña, deciden condenar sus propias almas infringiéndole las más atroces torturas, dignas de la Santa Inquisición, para que alcance el glorioso premio. La declaración final de los hombrecillos es una denuncia atroz:

«¡Así que renunciamos con desesperación a nuestra salvación! ¡Todo con tal de que el amadísimo padre Oribacio tuviera la corona de mártir y la santidad! (…) No puedes imaginar lo difícil que fue para nosotros, ya que antes de la llegada del padre Oribacio a Urtama nadie aquí era capaz de matar una mosca!».

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Otra adaptación de un pasaje del mismo libro, Diarios estelares, es “Agonalia”.

        A través de la experiencia de un explorador militar o policía, a quien Carlos define como un héroe de tebeo o de película, llamándole “el chico”, el autor nos muestra a un testigo “ocular”, portador de sus “ojos”. Con él asistimos a un acontecimiento corriente en el planeta donde se encuentra, la llamada Operación Agonalia, que consiste “en vivir su propia muerte y conocer y saborear las sensaciones más sobrecogedoras. Gracias a un transformador de estímulos, el dolor se convierte en gozo y el que con una sola agoníano se siente satisfecho se deja matar de nuevo”. Aquel es un lugar de torturas voluntarias para aficionados a emociones fuertes. El planeta se llama Dictonia (nos recuerda a Dictadura); el extraño personaje que acompaña al “chico” es el padre Darg, de los Destruccianos (Destructores), monjes robots de Dictonia.

        Una sátira, pues, de un país bajo una dictadura, con apoyo del elemento religioso y cuyos habitantes, como el que está siendo placenteramente torturado hasta la muerte (luego resucitado y curado, y luego vuelto a torturar), representa a los súbditos de ese planeta que se complacen en la vida que llevan bajo la dictadura, gracias a la sutil y embrutecedora propaganda religiosa, económica y política.

        Pero no hay que ver esto como si fuera historia pasada. Hoy vivimos en nuestras sociedades, calificadas de “democráticas”, otra dictadura mucho más sutil y perversa. Lavemos nuestros ojos para ver claro... Meditemos...

 

Jonás en la isla que nunca existió.

 

        Carlos nos ha dado una última obra que sin duda ha sorprendido a muchos y quizás defraudado a algunos. Su gestación ha sido larga, puesto que se ha extendido a lo largo de unos 14 años, alternándola con otros trabajos del autor, quien se ha sentido impulsado a ofrecernos un extenso prólogo de 33 páginas de texto, bocetos y dibujos, en el que explica que le apetecía personalmente realizar una historia de aventuras en la que pudiera disfrutar dibujando, derrochando imaginación y fantasía. Por otra parte, quería que su personaje principal, Jonás, fuera un niño normal y corriente, sin superpoderes, que no fuera un gran héroe, aunque se encontrase en situaciones fantásticas. Y nos dice:

«Lo que siempre intenté con este álbum era hacer una historia que pudiera ser disfrutada tanto por un público infantil / juvenil como por esos lectores adultos, como yo, que aún seguimos leyendo tebeos. Dejando claro, eso sí, que no es una historia pensada ex profeso para adultos.»

        De esta manera nos advierte de que quizás no vamos a encontrar en este álbum lo que buscamos, o lo que esperamos encontrar en una obra del autor. Es honrado por su parte advertir al lector y, al fin y al cabo, hacer comprender que lo que vamos a leer es un tebeo que Carlos ha hecho primero para él mismo. Al lector le corresponde pues la responsabilidad de apreciar o no esta obra. Cada uno podrá hacer su propia lectura del libro y encontrar (o no) su placer y su satisfacción. En todo caso, la magia, el encanto, la belleza del estilo del dibujo de Carlos, la poesía del autor, está ahí y en el grafismo del artista sólo puede haber unanimidad en los lectores / contempladores.

        La inspiración del guión, nos revela Carlos, viene de un mito de las Islas Canarias: el de la isla de San Borandón. Se trata de una isla “fantasma”, que aparece y desaparece, y que siempre hay gente que dice haber estado allí, o algún marinero que afirma haberla avistado mientras navegaba.

        Los dos elementos clave de esta obra son esos: Jonás, un niño normal y corriente, con nombre de profeta, explorador a pesar suyo, gran lector de tebeos, y la isla que nunca existió.

        La historia, desarrollada en 120 páginas, es muy sencilla: Sadi (de sádica), “La Loba”, ha logrado escapar de la prisión y va sembrando su huida de cadáveres. Consigue introducirse en la aeronave La vieja Singer (como la famosa máquina de coser), donde viaja Jonás, el nieto del ingeniero jefe de la Mastodont (gran empresa, como lo indica su nombre), rumbo a África, para asistir a la inauguración de la presa que abastecerá de agua el desierto de Nubidia. “La Loba” les obliga a aterrizar en la isla de Don Molondrón, una isla de leyenda que supuestamente no existe. Allí están Bombín y Bombón, una pareja de gángsteres de estilo años 30, él bajito y flaco y ella grandota y de formas exuberantes, que rivalizan con “La Loba” para apoderarse del tesoro de la isla, una montaña de cristal que es un gigantesco diamante. Los protagonistas conocerán múltiples peripecias, algunas de ellas humorísticas, y al final, los “malos” perecerán, víctimas de su codicia. Jonás hace amistad con un simpático animalito, al que llama Caramelo, que resultará ser un bebé dinosaurio, y con un vejete, mago, quienes le ayudarán en sus aventuras, además de los dos pilotos de la aeronave, Nafta y Sansón.

        Cuando nuestros amigos se alejan de la isla en un barco, aquella desaparece. El deseo de Jonás es de poder volver a la isla.

        La isla del Doctor Molondrón es el símbolo de ese sitio ideal, ese paraíso infantil donde los niños pueden vivir sus imaginativas aventuras y encontrar el calor de la amistad y el cariño, el amor, entre los seres humanos y con la naturaleza.

        Esta bonita y simpática historia, bellamente y amorosamente realizada por Carlos, como siempre, con el grafismo que le caracteriza, es un hermoso poema en loor de los niños, esa gran constante de Carlos, quien deposita una mirada tierna y llena de afecto en ese Jonás tan humano, que es una representación del propio autor y un símbolo del niño con su lado imaginativo, lleno de pureza y candor. Se necesitan muchas de estas historias llenas de sentimiento en un mundo que se va endureciendo de tal forma que es vergonzoso a ojos de muchos el tener sentimientos, sobre todo sentimientos nobles, principios morales. En un mundo en el que se idolatra todo lo que es degenerado, Jonás es un balón de oxígeno que permite guardar cierto optimismo y pensar que todo no está perdido.

        Jonás es la culminación de la mirada de un niño inocente y honrado en un mundo de adultos pervertidos y criminales.

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Notas.

 

1. Brian W. Aldiss. Autor británico de la novela Invernáculo, premio Hugo 1962, que inspiró a Giménez su obra HOM. Se publicó primero en episodios en la revista Fantasy and Science Fiction, en 1962, con títulos de episodios: 1. Hothouse (La gran Subida), 02/61; 2. Nomansland, 04/61; 3. Undergrowth (La Boca Negra), 07/61; 4. Timberline (Del lado de la Noche), 09/61; 5. Evergreen (...Y revivir para siempre), 12/61. En francés se publicó en la revista Fiction, números 100 al 104, de marzo a julio de 1962). La primera edición en libro se publicó en América en paperback bajo el título The Long Afternoon of Earth, en 1962. Luego en Gran Bretaña, bajo el título Hothouse, con 8.000 palabras adicionales. En España lo hizo Ediciones Minotauro, en julio de 1982, con reedición en 1991 y 2003.

Para datos adicionales, consultar: The Official Brian Aldiss Web Site y otros muchos sitios en internet sobre este autor.

 

2. La obra de Jack London The House of Pride data de 1912. Edición española en Alba editorial: La casa del orgullo. Serie de relatos inspirados en sus viajes por las islas Hawai, entre los cuales destaca “Koolau el leproso”. London apreciaba la belleza natural de las islas y el encantador carácter de sus habitantes, lo que le llevó a escribir varios relatos ambientados allí, siendo consciente de las taras que existían, en particular la de la explotación del hombre por el hombre. Esas taras se extienden en nuestra sociedad como un cáncer mortal y están simbolizadas por la lepra, que realmente existía en las islas, llevada por los trabajadores chinos, como lo muestra London. La búsqueda del paraíso, del Edén, como se ve en el nombre de su personaje Martin Eden, resultó el reverso de la medalla en el descubrimiento de la realidad de la situación de las islas paradisíacas. London se inspiró en una plantación de Guadalcanal, en las islas Salomón, para su relato, cuando viajaba a bordo de su barco el “Snark” (nombre en homenaje a Lewis Carroll).

Referencias consultadas: Francis Lacassin: Jack London ou lécriture vécue. Christian Bourgois éditeur, Paris, 1994 (en Francia, Robert Laffont han realizado una excelente edición de las obras de Jack London en seis volúmenes, en la colección Bouquins, dirigida y anotada por Francis Lacassin, con prólogos y documentos).

 

3. “Adventure”, 1911. Versión española en las ediciones Valdemar, Madrid, 1998, colección El Club Diógenes.

Es una de las tres novelas de London donde la protagonista es una mujer. Joan Lackland es una proyección de Jack London (ver la consonancia u homofonía de ambos nombres) opuesta al colonialismo.

 

4. Sobre Stanislaw Lem, ver espacioexterior.net u otros muchos sitios que se pueden encontrar en inglés y español.

 

 

Referencias generales para este artículo:

Revista Flash-Back, 2, diciembre 2003. Especial Carlos Giménez 1.

Revista HOP!, 109, marzo 2006. Especial Carlos Giménez.

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Creación de la ficha (2009): Agustín Riera, con edición de M. Barrero
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
AGUSTÍN RIERA (2009): "Los ojos de Carlos Gimenez", en Tebeosfera, segunda época , 3 (5-VII-2009). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 21/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/los_ojos_de_carlos_gimenez.html