LOS OTROS. BREVE HISTORIA DE LOS COMICS DE HORROR PRE-CODE
LAWRENCE WATT-EVANS

Origen:
Traducción de "THE OTHER GUYS" · THE SCREAM FACTORY, 19, STEPHEN T. MILLER / WILLIAM G. CONTENTO
Edición:
The Scream Factory, 19, Stephen T. Miller / William G. Contento
TEBEOSFERA (2008, TEBEOSFERA) -2ª EPOCA- 5, VIII-1997
Notas:
Este artículo fue publicado originalmente en el núm. 19 de Scream Factory, de verano de 1997. Esta es una versión actualizada el 19 de noviembre de 2007. Traducción, adaptación y notas de Javier Alcázar.

LOS OTROS

[UNA BREVE HISTORIA DE LOS CÓMICS DE HORROR PRE-CODE NO PUBLICADOS POR EC]

www.tebeosfera.comPortada del núm. 19 de The Scream Factory, en el cual se publicó el presente artículo sobre los cómics pre-code[i] en 1997. Ilustración de Michael T. Gilbert.

Cuando yo era un chaval, en la década de los sesenta, la mayoría de los cómics que leía tenían un pequeño sello blanco en el que podía leerse “Approved by the Comics Code Authority” [“Aprobado por la Autoridad del Código de los Cómics”]. Los cómics de Dell y de Gold Key no lo tenían, pero los de DC, Marvel y ACG sí. Yo no sabía lo que significaba, nadie que conociera sabía lo que significaba. Simplemente estaba allí.

Esta primera pista pasó inadvertida para mí por completo.

Cuando era un adolescente encontré un libro en una tienda en Cambridge, Massachusetts. Un libro enorme, publicado por Nostalgia Press. El título de portada era Horror Comics of the 1950`s[ii] (no se por qué, pero en el lomo indicaba ''The EC Horror Library of the 1950`s'' [La biblioteca de horror de EC de los años cincuenta]). Parecía bastante elegante: la ilustración de la cubierta mostraba a un hombre encerrado en un mausoleo donde un cadáver en descomposición salía fuera de su ataúd. Lo abrí por la página del título y leí «Esos fueron los aterradores, chocantes, sensacionales, terribles, prohibidos... y simplemente maravillosos COMICS DE HORROR DE LOS AÑOS 50». No tenía ni idea de a qué se refería. ¿Cómics de horror? Sabía que, antes de que los superhéroes lo monopolizaran todo, existían cómics de misterio como House of Mystery, o cómics de monstruos como Tales to Astonish (de hecho me gustaba mucho Tales to Astonish, aunque su número 13, el primer cómic de monstruos que leí, me dio pesadillas. Me gustó mucho).

Ese fue mi segundo indicio de la existencia de una época perdida en la historia de los cómics.

El libro costaba 19,95 dólares. Yo tenía unos cinco dólares en total, y de todas formas en ese momento no estaba muy interesado en los cómics antiguos. Me gustaba el Cuarto Mundo de Kirby y el Conan de Marvel, pero todavía no era un coleccionista. No lo compré.

Pero un par de años más tarde, cuando el libro de Nostalgia Press se había agotado, sí era un coleccionista. Mi interés en completar mi colección de Conan the Barbarian me había conducido a otras cosas, había conseguido un par de cómics de la Edad de Oro en los mercadillos de ocasión y quería saber más acerca de la historia de los cómics. Entre otras cosas, quería saber lo que había ocurrido entre la Edad de Oro, en la década de 1940, y la Edad de Plata, en la década de 1960[iii].

Así que conseguí All in Color for a Dime[iv] y The Comic Book Book[v], ambos editados por Dick Lupoff y Don Thompson, y Comix, de Les Daniels[vi], y otros cuantos libros y artículos aquí y allá, y entonces supe de la legendaria editorial EC. Todos los expertos hablaban de lo maravillosa que era EC en su apogeo, lo grande que era comprar Tales from the Crypt, o Haunt of Fear, o Weird Science en el puesto de periódicos por diez centavos. Me di cuenta de que esto era lo que había en ese gran libro que no pude permitirme, las historias de EC.

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Algunos de los libros que menciona el autor.

Pero... ¿todos los cómics de terror de la década de 1950 fueron publicados por EC? Esos eran los únicos de los que todo el mundo hablaba, pero ¿seguro que no habían existido otros?

En “The Spawn of the Son of M. C. Gaines”, capítulo de Don Thompson publicado en el libro The Comic Book Book, a los competidores de EC se les dedica un párrafo:

«He buscado en quioscos. He comprado algunos cómics de horror espantosos, de esos que anuncian en la portada “¡Le retamos a que lea estas historias!” Son nauseabundos, tratan de cosas como cangrejos gigantes despellejando cuerpos hasta que se parecen a esos modelos de musculatura humana que pueden verse en la enciclopedia, y momias que sorben las tripas de la gente a través de sus bocas (siento compartir este último recuerdo con ustedes, pero lo he estado soportando durante 20 años y quizá esto me libere). Nauseabundos, pero no aterradores. Debo de haber comprado un par de docenas de estas cosas, todos ellos terribles.»


Ese fue el comentario más largo sobre otros cómics de horror que encontré; la mayoría de los escritores los habían desechado como imitaciones de mala calidad de EC. La creencia aceptada era que Bill Gaines y Al Feldstein[vii], inspirados en programas de radio de suspense como “Lights Out”, habían inventado desde cero los cómics de horror en 1950; que esos tres títulos de horror de EC habían obtenido un sonoro éxito de inmediato, tan grande que todo el mundo los había intentado imitar servil pero torpemente; que toda la ola de censura de principios de la década de los 1950, encabezada por el Dr. Frederic Wertham[viii], www.tebeosfera.comestaba dirigida a EC; que el Comics Code, el mecanismo de autocensura de la industria introducido en el otoño de 1954, había sido específicamente diseñado para acabar con EC.

Esa parece ser todavía la creencia aceptada.
Sólo hay un problema. No es cierto.

Tardé en darme cuenta de esto, pero finalmente advertí, al continuar coleccionando cómics de horror de todo tipo y estudiando su historia, que nada de lo anterior había ocurrido exactamente así. El problema era que toda la historia había sido escrita por los aficionados de EC; todos los autores que habían publicado algo sobre el cómic de horror de la década de 1950 habían sido devotos admiradores de William M. Gaines, y aceptaron lo que Gaines dijo como la verdadera historia de los cómics de horror.

Un recopilatorio con algunas historietas de los comic books de horror de EC mencionado en el texto.

No culpo a Gaines, contó su historia como él la recordaba. Fue, sin embargo, parcial, ya que lo había visto todo desde el punto de vista del editor de EC. Y nunca se tomó la molestia de investigar nada de esto. Después de todo, él había estado allí, lo había visto de primera mano.

Pregúntenle a cualquier policía sobre la fiabilidad de los relatos de los testigos presenciales. Especialmente una década o más después de ocurridos los hechos.

Así que aquí está lo que realmente sucedió, tal y como he podido reconstruir tras veinte años de coleccionismo de cómics de horror y de lectura de todo aquello relacionado con el tema que ha caído en mis manos.

Los comic books se iniciaron en 1933 con historietas de humor y aventuras. En 1936 apareció el primer comic book de género con historias detectivesc as. En 1938 llegaron los superhéroes. Los cómics de true crime[ix] llegaron en 1942. Para entonces existían cientos de títulos y docenas de editores, por lo que era corriente la experimentación con nuevas temáticas. Todavía los superhéroes y los detectives dominaban la escena, pero había historietas de funny animals[x], de humor, de aventura, de la selva, de ciencia ficción y de bastantes otros géneros. Los comic books se habían inspirado claramente en las revistas pulp; generalmente, si algo vendía bien en los pulps, era trasladado a los cómics no mucho más tarde.

Sorprendentemente, los cómics adaptaron tardíamente dos categorías de los pulps. Una de ellas fue el romance, que de hecho llegó a la historieta a finales de los años cuarenta. La otra era la “weird menace”[xi], que ahora podemos llamar “horror”.

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Unas cuantas portadas de pulps que menciona el autor: Terror Tales, Horror Stories y Dime Mystery Magazine. Obsérvese la presencia de algún ser deforme y calaveras, pero los principales protagonsitas son científicos locos o malvados y, por supuesto, muchachas turgentes sometidas a las peores torturas y amenazas.
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En realidad, la “weird menace” era un tipo particular de fórmula de horror, presente en pulps como Terror Tales, Horror Stories y Dime Mystery, en la que alguna amenaza sobrenatural ponía en peligro a mujeres bonitas antes de ser derrotada y revelar no ser, después de todo, sobrenatural. Al existir un elemento muy definido de sadismo sexual, no es extraño que este tipo de historias no se traspasaran a los cómics. Los cómics eran para niños.

No parece que haya habido ningún pulp que contuviera únicamente historias de horror puro. Junto a los títulos ya mencionados se publicaba Weird Tales, pero esta revista contenía tanta fantasía como horror.

En cualquier caso, al principio no había cómics de horror como tales. La primera serie de horror real parece haber sido ''Frankenstein'', de Dick Briefer, en Prize Comics. Comenzó en su número 7, de diciembre de 1940, y continuó hasta el cierre de la publicación en 1948. Prize Comics era un cómic de superhéroes, que incluía historias de Black Owl, Green Lama y similares, excepto esta rareza.

"Frankenstein" no fue un caso único, sin embargo. No, no se añadieron otras historietas de horror. De hecho, Frankenstein cambió su orientación y el monstruo se convirtió en un buen tipo. Llegó a ser un superhéroe que luchaba contra los nazis.

Y entonces, cuando la Segunda Guerra Mundial se acercaba a su fin, los superhéroes empezaron a pasar de moda, y Prize Comics reemplazó gradualmente a sus héroes por historietas de humor.

Frankenstein no fue sustituido, se convirtió en una comedia que se mantuvo desde 1945 hasta 1952. Tuvo el éxito suficiente como para que la colección Frankenstein Comics arrancara en 1945 y sobreviviera a la original Prize Comics[xii].

 

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Prize Comics núms. 1, 7, 53 y 65,ya con Frankenstein en la portada, personaje que lograría serie propia, como se ve en estos núms. 1 y 7 de Frankenstein.

A finales de 1943 parecía que el horror podía tener otra oportunidad. Un grupo editor llamado Et-Es-Go, que más tarde se convirtió en Continental Magazines, lanzó el núm. 1 de Suspense Comics, protagonizado por Grey Mask y otros héroes detectivescos. Durante doce números trimestrales Suspense Comics publicó muchas imágenes e historias terroríficas. La mayoría de las cubiertas no mostraban la temática heroica habitual, sino los elementos típicos del horror, como arañas, globos oculares, demonios, etc.

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Suspense Comics, núms. 1, 2 y 8. 

En septiembre de 1944, alguien llamado E. Levy inició un título de superhéroes titulado Yellowjacket Comics, que durante diez números y dos años cambió de propietario en dos ocasiones, primero con Frank Comunale y luego con Charlton Comics.

Contuvo historias de horror como relleno en ocho de esos diez números, estando ausentes solo en los números 2 y 5. No se trataba de material que limitara con el género: se titularon “Tales of Terror'' y eran narrados por una vieja bruja. Dos de ellos adaptaban cuentos clásicos de Edgar Allan Poe.

No era exactamente un cómic de horror, pero contenía elementos de horror muy definidos. Y presentaba a una vieja bruja como narrador, algo que posteriormente Bill Gaines reclamaría como introducción suya en los cómics. Aunque es muy posible que tanto Levy como Gaines tomaran la idea de la misma fuente, el programa de radio ''The Witch`s Tales''

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Yellowjacket Comics núm. 1 y Mask Comics núms. 1 y 2.

En 1945, Rural Home Publications (un editor de cómics de la época) puso a la venta dos números de Mask Comics, que parecían cómics de horror. Las cubiertas, de L. B. Cole, eran ciertamente lo suficientemente terroríficas: una mostraba a unos seres polilla alrededor de una vela en la que estaba inscrita la palabra “Diablo”, y en la otra se mostraba al mismísimo Satanás. En el interior, sin embargo, se publicaban historias bastante normalitas de aventura detectivesca.

También hubo un par de números unitarios en 1946 que tenían un vago parecido con los cómics de horror. Spook Comics núm. 1, de Baily Publications, y Spooky Mysteries núm. 1, de Your Guide Publishing. Spook Comics contenía material relacionado con la aventura detectivesca. Spooky Mysteries era un cómic de humor. Ambos, sin embargo, utilizaron la imaginería propia de los demonios y las historias de fantasmas.

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Spook Comics núm. 1, y Spooky Mysteries núm. 1. A la derecha, Classics Illustrated núm. 26, con la adaptación de Frankenstein.

Y debo mencionar que Classics Comics (más tarde Classics Illustrated) no dudó en adaptar historias de horror clásico, comenzando con “The Headless Horseman” en su número 12 (como historia de complemento a “Rip Van Winkle”), “3 Famous Mysteries” en el núm. 21, “Frankenstein” en el núm. 26, y “Mysteries” en su número 40 con adaptaciones de historias de Edgar Allan Poe. Esto nos lleva hasta agosto de 1947, por lo que hagamos una pausa y retrocedamos un poco.

Pese a todos estos ejercicios de calentamiento y experimentación, no fue hasta enero de 1947 cuando se publicó el auténtico e indiscutible primer cómic de horror: Eerie Comics núm. 1, de Avon. Tenía una cubierta que era... “misteriosa”[xiii], y que representaba a un hombre de aspecto extraño con un cuchillo en la escalinata de una especie de ruina, el cual se aproximaba a una mujer atada. Las historias interiores no eran particularmente buenas, pero eran de horror. Es difícil señalar una fuente determinada o inspiración, como la radio o los pulps, ya que no fueron adaptaciones y no tomaron la forma de ninguna serie existente en cualquier otro medio.

Desafortunadamente, no hubo un segundo número. Avon publicaría más tarde diecisiete números de Eerie, empezando por el núm. 1 en 1951, pero no hubo Eerie Comics núm. 2. No sé por qué, probablemente el primer número no se vendió bien.

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Eerie Comics núm. 1 y Adventures into the Unknown núms. 1 y 11.

El lector astuto que conoce la leyenda de EC se dará cuenta de que esto significa que Avon publicó un cómic de horror al menos seis meses antes de que William Gaines heredara el puesto de editor de su padre, y tres años antes de que EC creara sus títulos de horror de la llamada “New Trend[*]. Avon fue el primer editor de cómics de horror. No fue EC.

Sería un tercer editor, sin embargo, un grupo bastante nuevo llamado B & I Publishing, el que realizaría el primer cómic de horror con éxito.

Es difícil imaginar qué creían que estaban haciendo los responsables de B & I cuando sacaron a la venta Adventures into the Unkonwn núm. 1, en otoño de 1948. Previamente habían publicado un puñado de títulos de humor, como Ha Ha Comics y Hi-Jinx, y nada aparte de cómics de humor. El mercado de la historieta estaba saturado, los editores iban a la quiebra, ¿y se les ocurrió lanzar un cómic de horror cuando nadie había tenido éxito en ese campo?

A pesar de todo, funcionó. Adventures into the Unkonwn alcanzó 174 números, finalizando en 1967; algo más que respetable desde cualquier punto de vista. En su número 4, B & I cambió el nombre de su empresa por uno mucho más atractivo, American Comics Group (ACG, para abreviar).

No tomaron ideas prestadas de programas de radio, tampoco. Tras una cubierta oscura, en la que una joven pareja se aproximaba a una casa embrujada, en ese primer número se encontraba la adaptación (breve y floja) de la clásica novela gótica de Horace Walpole El castillo de Otranto. Y era evidente que al principio de la colección los autores de B & I basaron sus historietas en los cuentos de fantasmas tradicionales de la literatura, más que en las dramatizaciones de la radio o los primeros cómics. Sospecho que incluso desconocían el intento de Avon en el año anterior, o cualquier otro de los intentos anteriores de hacer historietas de horror. (Por cierto, también comenzaron a publicar en las mismas fechas un título del Oeste, Blazing West, que funcionó bien durante un tiempo.)

Por fin había en curso un exitoso cómic de horror. Y EC al parecer no se había dado cuenta. EC estaba publicando Gunfighter, Crime Patrol y War against Crime.

O tal vez estoy siendo injusto porque, de hecho, la primera historia de horror de EC, “Zombie Terror”, apareció en el número de otoño de 1948 de Moon Girl, su único título de superhéroes.

¿Recuerdan que dije que las historias de Eerie núm. 1 y Adventures into the Unkonwn núm. 1 no eran muy buenas? Bueno, no eran peores que “Zombie Terror”'. Esa historia fue un comienzo increíblemente desfavorable para una línea que sería aclamada como los mejores cómics de horror de todos los tiempos. Y Bill Gaines aparentemente pensó lo mismo. La segunda historia de horror de EC no aparecería hasta un año después.

Es tentador culpar a “Zombie Terror” por el hecho de que después de Moon Girl núm. 5 el título duró un par de meses más, al parecer siempre al borde de la cancelación, pero estoy seguro de que eso es ir demasiado lejos.

Así, Avon creó el verdadero primer cómic de horror, y B & I / ACG el primer cómic de horror con éxito. ¿Fueron los de EC los siguientes?

No.

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Moon Girl, 5, primer tebeo de EC con horror. Mysterious Traveler núm. 1 y Amazing Mysteries núm. 32.

Una empresa llamada Trans-World fue la siguiente, en noviembre de 1948, con un número unitario basado en un programa de radio. Mysterious Traveler Comics núm. 1, con su cubierta de color amarillo brillante y unas historias más bien blandas supuestamente contadas por un misterioso hombre en un tren, no parece que se vendiera muy bien. Creo que es necesario mencionarlo porque, oigan, es un cómic de horror pre-code, antes de EC y sus imitadores.

Ah, sí, los imitadores de EC. En las entrevistas Bill Gaines a veces hablaba con desprecio de la línea de cómics de Atlas, alegando que inundaron el mercado con imitaciones baratas de los títulos de horror de EC. A primera vista, la acusación parece razonable, EC publicó tres títulos de horror mientras que Atlas unos trece. Pero ¿quién estaba imitando a quién?

Porque la siguiente editorial que se inició en el horror después de ACG y Trans-World fue Marvel Comics, y Marvel Comics cambió su nombre por el de Atlas al mismo tiempo que comenzaba la “New Trend” de EC. En resumen, si alguien estaba imitando a alguien, ¡era EC quien imitaba a Atlas!

Por supuesto, Marvel / Atlas estaba probablemente imitando a B & I.

El primer cómic de horror de Marvel fue Amazing Mysteries núm. 32 (la numeración continuaba de la recién cancelada Sub-Mariner Comics). Los superhéroes fueron cayendo por todos lados, y Marvel parecía pensar que el futuro estaba en el horror. En el curso de unos pocos meses de 1949 transformaron todos sus títulos de superhéroes en horror.

El siguiente en transformarse, después de Amazing Mysteries, fue Marvel Mystery Comics, su título principal, en Marvel Tales, comenzando con el mero núm. 93, fechado en agosto de 1949. Marvel Mystery había sido un cómic de superhéroes. Marvel Tales contenía solo horror.

Captain America Comics se convirtió en Captain America`s Weird Tales en su núm. 74, fechado en octubre de 1949, aunque el Capitán América seguía apareciendo en ese número. El núm. 75 contuvo historietas de horror en su totalidad. También fue el último número.

De hecho, debido a su caída, Marvel parecía haber perdido su arrojo. Con su tercer número, Amazing Mysteries cambió a las historias de crímenes, y su cuarto número, el 35, fue el último. Captain America's Weird Tales cerró.

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Títulos de horror de Marvel/Atlas: Marvel Tales y Captain America's Weird Tales.

Pero Marvel Tales prosperó. Al mismo tiempo que EC iniciaba “The Crypt of Terror” en Crime Patrol y “The Vault of Horror” en War against Crime, ya habían aparecido tres números de Marvel Tales y siete de Adventures into the Unknown.

Demasiado para la afirmación de que Bill Gaines y Al Feldstein habían inventado los cómics de horror.

Por cierto, los primeros números de horror de Marvel en realidad no eran muy diferentes de lo que estaba por venir: científicos locos, vampiros, gules y monstruos de todo tipo. Ni momias succionadoras de tripas ni miembros descuartizados, sin embargo. Las historias eran aún relativamente poco agresivas.

Relativamente. Estoy seguro de que los niños de esa época encontraban historias como “The Ghoul Strikes!” (Marvel Tales núm. 93) bastante excitantes.

Puede parecer que he sido demasiado duro con EC. Si lo he sido es sólo para contrarrestar a los rabiosos aficionados que han ido tan lejos en sus elogios. EC produjo el mejor cómic de horror de la era pre-code, tuvo una influencia enorme en su campo y fue ampliamente imitada. No fueron, sin embargo, los primeros cómics de horror, o los únicos buenos, o la única inspiración para los otros múltiples títulos publicados entre 1950 y 1955.
Es muy posible que Bill Gaines no supiera, en los primeros días de 1950, que algún otro estaba publicando cómics de horror. Eso fue lo que dijo, que se le ocurrió la idea a él por completo partiendo de los programas de la radio. No tengo motivo para dudar de su palabra. Tal vez los cómics de horror eran sólo una idea cuya hora había llegado.

Y después de Avon, ACG, Trans-World y Marvel, EC fue la siguiente en entrar en el género, en marzo de 1950, cuando Gunfighter se transformó en Haunt of Fear, Crime Patrol se transformó en Crypt of Terror, y War against Crime se transformó en Vault of Horror.

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Los tres primeros comic books de horror de EC.

Mucho se ha escrito acerca de la “New Trend” de EC en varios lugares, por lo que no reincidiré en ello. Pero no puedo resistirme a señalar otro dato de la falsa mitología en torno a este asunto. La leyenda dice que los tres títulos de terror fueron un éxito enorme y evidente de inmediato. 

Entonces, ¿por qué dos de esos tres títulos casi se cancelaron seis meses después? Vault of Horror iba a ser sustituida por Crime SuspenStories; Haunt of Fear se convertiría en Two-Fisted Tales. Incluso Crypt of Terror tuvo un cambio de nombre, a Tales from the Crypt. Fue sólo en el último minuto, cuando ya estaban impresas las cubiertas de Crime SuspenStories núm. 15 (que continuaba a Vault of Horror núm. 14), cuando las cifras de ventas convencieron a Gaines de mantener los títulos de horror y agregar los nuevos títulos en vez de cambiarlos. Crime SuspenStories núm. 15 reinició su numeración desde el 1 a mitad de la tirada. Two-Fisted Tales mantuvo la antigua numeración, y Haunt of Fear comenzó con el núm. 4.

Al parecer, a los primeros números de la “New Trend” no les fue bien. Tal vez los lectores o los quioscos no sabían qué hacer con ellos. Fueron los números 2 y 3 los que funcionaron.

Y esos números realmente funcionaron.

No batieron ningún record, eso es otro mito. Oh, se vendieron mejor que cualquier otra cosa que EC hubiera publicado hasta ese momento, pero EC era una empresa pequeña y de poco éxito. Sus ventas parecían haber estado sobre los 400.000 ejemplares, mientras que Crime Does Not Pay, de Lev Gleason, superaba regularmente el medio millón (el reclamo de la cubierta que indicaba seis millones de lectores para Crime Does Not Pay se basó en una encuesta que indicaba que leían cada ejemplar entre diez y doce niños, pero eso después de habérselo prestado y pasarlo de mano en mano).

Algunas personas parecen pensar que al principio de la década de los cincuenta los cómics de horror dominaban el mercado como los cómics de superhéroes lo dominan ahora. Esto no es verdad. En el pico de la moda del horror, entre finales de 1953 y principios de 1954 (justo antes de que todo se fuera a la quiebra), había cerca de 500 títulos en los quioscos. Setenta y cinco de ellos eran de horror, menos de una sexta parte del total. Los otros títulos incluían los superhéroes, la ciencia ficción, los westerns, el crimen, el cómic de temática selvática, los funny animals, el humor adolescente, el romance... una amplia gama de géneros. El horror pudo haber sido el género más importante durante unos seis meses o un año, antes de que todo se derrumbara. La mayoría de esos 75 títulos se iniciaron en 1953 o 1954 y sólo duraron un par de números. Probablemente había westerns más populares que el horror.

A pesar de todo, comenzar en 1950 era toda una oportunidad para el cómic de horror. No sé si los tres títulos de EC lo iniciaron o simplemente estaban en el momento justo para aprovechar la situación; nadie lo sabe.

Fuera quien fuese el responsable, un montón de editores se apresuraron a tratar de conseguir su pedazo del pastel. Los que ya estaban publicando horror tenían mejores posibilidades, por supuesto.

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Comic books de Marvel/Atlas dedicados al horror tras modificar sus títulos en 1950.

Marvel / Atlas se expandió rápidamente. Suspense, basada en la serie de CBS Radio, cambió el énfasis de la delincuencia por el horror a partir del tercer número. Un título de humor para adolescentes, Teen, se convirtió en Journey into Unknown Worlds a partir del número 36, de septiembre de 1950. Joker Comics se convirtió en Adventures into Terror a partir del número 43, de noviembre de 1950 (posteriormente ambos títulos ajustarían su numeración).

La filosofía de Atlas parecía ser “tanto como aguante el mercado”; cuando encontraban algo que vendía seguían sumando títulos con la misma temática hasta que las ventas por título bajaban (algunas cosas no cambian, o al menos se repiten. Atlas es ahora Marvel, por supuesto, y... bueno, ¿han contado cuántos títulos de Spider-Man hay ahí fuera?).

El apetito del público por el horror fue inmenso. Atlas siguió añadiendo títulos durante bastante tiempo. En 1951 ya tenían Marvel Tales, Suspense, Journey into Unknown Worlds y Adventures into Terror, pero añadieron Mystic, Astonishing (que comenzó como un título de ciencia ficción / superhéroes, pero cambió al horror) y Strange Tales.

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La gran profusión de títulos de Marvel/Atlas dedicados al horror en los primeros años cincuenta.

Y en 1952 se sumaron Amazing Detective Cases (anteriormente un título policíaco, como cabe esperar por su título, excepto por sus cuatro últimos números, del 11 al 14, que eran de horror puro), Adventures into Weird Worlds, Mystery Tales, Spellbound, Journey into Mystery, y Uncanny Tales.
Finalmente, en 1953, con el mercado saturado, sólo se agregó un título: Menace. Y habían suspendido Amazing Detective Cases. En su apogeo, por lo tanto, estaban publicando trece títulos de horror (cerraron Suspense, probablemente porque no querían seguir pagando la licencia a la CBS; poco después se añadió Menace, volviendo de nuevo a ser doce colecciones).
Los aficionados de EC que piensan que Atlas era un mero imitador de EC deberían advertir que sus títulos, como se ha indicado anteriormente, en general se parecían mucho más a Adventures into the Unknown de ACG que a Vault of Horror de EC. Si Atlas estaba imitando a alguien era a ACG.

EC se inició con tres títulos de horror y se quedó en tres, aunque en 1952 añadió Shock SuspenStories, que incorporaba algo de horror, y estaban planeando un cuarto título, Crypt of Terror, cuando el mercado se desplomó en 1954. Sus dos títulos de ciencia ficción, su título de crímenes, e incluso sus cómics bélicos a menudo poseían un trasfondo horrible.

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Los tebeos de ACG publicados entre 1951 y 1952.

ACG añadió Forbidden Worlds en el verano de 1951, Out of the Night a principios de 1952 y Skeleton Hand a finales de 1952. Skeleton Hand sólo duró seis números. En 1954 publicaron un número único, The Clutching Hand núm. 1, que podría haber sido originalmente concebido como el número 7 de Skeleton Hand.

Y, luego, aparecieron los recién llegados. Ziff-Davis, un editor fundamentalmente de pulps, se estaba iniciando en los cómics y puso en marcha Amazing Adventures en 1950. Era una mezcla de horror y ciencia ficción. Más tarde, lo intentó con un título de auténtico horror. Eerie Adventures núm. 1 apareció con fecha de invierno de 1951, pero no hubo un segundo número. Al parecer, Avon, que todavía poseía el nombre de Eerie, se opuso. Ziff-Davis lo intentó entonces con Weird Adventures núm. 10 (¿por qué el número 10?, nadie lo sabe), de julio / agosto de 1951, pero tampoco funcionó. El siguiente número fue Weird Thrillers núm. 1, que sí pareció ir bien. Su tercer título de horror fue Nightmare, que comenzó en el verano de 1952.

Todos los cómics de Ziff-Davis destacan por tener cubiertas pintadas, por lo general mucho más detalladas y realistas que lo que era normal en los cómics. Las historias tenían una calidad superior a la media, pero todavía muy por debajo del nivel de EC. Parecían planteadas como las historias de los pulps, y es probable que fueran, de hecho, escritas por autores de pulps. No eran una imitación de EC; si acaso, unos derivados de los pulps. Eso era evidente a simple vista.

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Comic books de horror de Ziff-Davis, con ilustraciones para sus portadas muy cuidadas.

Los tres títulos fueron cancelados en el otoño de 1952, por razones que siguen siendo un misterio. Aparentemente se vendían razonablemente bien, tan bien que St. John adquirió el nombre de Nightmare. Ziff-Davis quizás decidió que los cómics daban más problemas de lo que valían, y el único título que continuó de los que publicaban fue G.I. Joe.

Sea cual fuere la razón, Amazing Adventures terminó con el núm. 6, Weird Thrillers con el núm. 5, y Nightmare con el núm. 2.

El siguiente rival fue Ace. La compañía de A. A. Wyn estaba implicada en la publicación de revistas, libros de bolsillo y cómics por igual, por lo que yo sé. Un título de romance en decadencia, Love Experiences, se convirtió en Challenge of the Unknown en su número 6 (no hay relación con la posterior Challengers of the Unknown de DC). No hubo número 7, el siguiente ejemplar fue The Beyond núm. 1, un título que duró treinta números.

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Comic books de horror de Ziff-Davis citados por el autor.

Web of Mystery se añadió en febrero de 1951, Baffling Mysteries en noviembre de 1951 (empezando por el núm. 5, ya que la numeración provenía de Indian Braves), y Hand of Fate un mes más tarde (a partir del núm. 8, continuando la numeración de Men against Crime núm. 7). Todos estos títulos se prolongaron hasta 1955. ¿Eran imitaciones de EC? Quizás. Si es así, eran increíblemente malos haciéndolo. Especialmente en los primeros números, que estaban llenos de robos de reliquias religiosas paganas o misteriosos ritos en extraños rincones del mundo; los argumentos parecían más afines a las historias pulp de Weird Tales que a cualquier cosa que hubiera publicado EC.

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Comic books de horror de Ziff-Davis, con argumentos más afines a las historias de Weird Tales que a los comics de EC, según el autor.

¿Recuerdan Prize Comics, donde “Frankenstein” había reaparecido durante la guerra? Fue publicado por Prize Comics Group, que también trabajó bajo los nombres Crestwood, Feature, y Headline. La misma empresa, fuera cual fuera el nombre. Entraron en el horror con Black Magic, de Simon y Kirby, comenzando en noviembre de 1950. Un título que sobrevivió, aunque muy transformado y con alguna pausa de vez en cuando, ¡hasta la década de los sesenta!

Black Magic no era una imitación de EC. De hecho, era realmente extraña, con aquella bizarra originalidad que hizo famosos a Joe Simon y Jack Kirby. El lector no encontrará aquí vampiros y hombres lobo, sino fenómenos psíquicos, freaks, brujas y monstruos sin nombre. Este no era el mundo de los pulps o de los programas dramáticos de radio. Era, en cambio, el mundo de los tabloides. Prize contaba aquí con algo único.

Hasta 1952 no se dieron cuenta de que ya habían tenido otra propiedad valiosa todo aquel tiempo. Cuando se fueron a pique, revivieron Frankenstein Comics como un título de horror, que la última vez que fue visto era un título de humor, empezando por el núm. 18, fechado en marzo de 1952. Duró hasta el núm. 33.

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Black Magic núms. 28 y 35, y un número de The Strange World of Your Dreams.

Prize produjo también un título extraño, sito en la frontera con el horror, resultado del interés de Jack Kirby por el análisis freudiano de los sueños: Strange World of Your Dreams, que se inició en 1952 y duró cuatro números. Como Black Magic, se trataba de un título curioso que mostraba una visión sesgada de la realidad, en lugar de presentar el mundo de fantasía estándar de los cómics. Si la visión del mundo en EC era cínica, las historias de Prize parecían crédulas y conformistas. Se tenía la impresión de que los escritores realmente creían en fantasmas y poderes psíquicos.

El siguiente editor en entrar en el campo del horror fue Harvey. Harvey había publicado algunas historias ligeramente espeluznantes anteriormente, como las historias de relleno de “Man in Black Called Fate” en Green Hornet Comics, y en enero de 1951 se pusieron serios acerca del horror con Witches Tales núm. 1. Al parecer fue un éxito, porque unos meses más tarde se les unió Chamber of Chills y Black Cat Mystery, y en 1952 un cuarto título, Tomb of Terror.

Black Cat Mystery tomó el título y la numeración de Black Cat Comics, un cómic de superhéroes. Los otros comenzaron desde cero (creo). Chamber of Chills comenzó con el núm. 21, alcanzó hasta el 24, descendió de nuevo al 5 y avanzó entonces a partir de ahí. Por lo general, esto significaba que el editor había cambiado a otro título manteniendo la numeración, para ahorrarse el costo de comprar otro permiso de correo de segunda clase para las copias de suscripción. El lector ya habrá notado que un gran número de títulos fueron creados cambiando algo que no tenía nada que ver. Sin embargo, en el caso de Chamber of Chills nunca he encontrado ninguna referencia a otro título que le precediera en la numeración, por lo que puede haber comenzado con el núm. 21 de manera arbitraria. Esto no era tan poco corriente: Ziff-Davis comenzaba a menudo sus títulos con el núm. 10, Standard lo hacía con el núm. 5, etc. Esto se hacía al parecer porque, al contrario que en los cómics modernos, los cómics con un número más alto vendían mejor. Se habían situado, habían sobrevivido unos pocos números, por lo que debían ser buenos, en teoría.

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El horror de Harvey: Black Cat Mystery, 39, Witches Tales núms. 1 y 3, Chamber of Chills, 21.

Los cuatro títulos de Harvey se vendieron bastante bien. ¿Eran imitaciones baratas de EC?

De acuerdo, sí, lo eran. Probablemente son la causa de la impresión general de que el mercado se inundó con imitaciones de EC. Basta con mirar los títulos: EC tenía su Crypt of Terror, Harvey tenía Tomb of Terror. EC tenía Vault of Horror, y Harvey Chamber of Chills. El único que parece original es Black Cat Mystery, y eso era por ahorrarse un permiso de segunda clase cambiando Black Cat Comics... Haunt of Fear de EC contó con la Vieja Bruja como anfitriona, Harvey publicó Witches Tales.

Harvey intentó incluso imitar el arte característico de EC, con el talento de Howard Nostrand imitando el trabajo de Wally Wood. Cuando Sid Check dibujó una historia de EC, Harvey lo contrató rápidamente para que dibujase para ellos. Varias de las historias de Harvey robaron sus argumentos de EC.

Las historias de EC tenían fama de ser impactantes y sangrientas. Esta reputación era exagerada, ya que la mayoría de sus historias no eran en realidad sangrientas (hubo excepciones, como “Foul Play” en Haunt of Fear núm. 19 y “Dog Meat” en Crime SuspenStories núm. 25). El efecto, por lo general, procedía de un argumento inteligente más que de lo que hubiera dibujado en la página.

Harvey no se percató de esto, y creyó en la reputación de EC. O tal vez se dieron cuenta, pero comprendieron que no podrían igualar a EC en sus propios términos. A menudo las historias de Harvey eran deliberadamente impactantes y sangrientas, repletas de decapitaciones, carne disolviéndose y cosas por el estilo.

Hay otra extraña diferencia entre EC y Harvey, al margen de la calidad o la originalidad. EC utilizaba vampiros, hombres lobo, gules y otros monstruos tradicionales, pero hubo un tipo tradicional de historia sobrenatural de la que nunca se preocupó: los tratos con el diablo. Sospecho que era porque Bill Gaines no era religioso. La visión del mundo de EC era esencialmente secular, sin lugar para el infierno o el diablo.

En Harvey, por el contrario, las historias con demonios eran muy frecuentes. Estaban por todas partes. Cosa bastante aburrida, en mi opinión... pero claro, yo tampoco soy religioso.

Y cuando se sugiere que el Comics Code fue escrito específicamente para acabar con EC por la prohibición de las palabras “horror”, “terror”, “crimen” y “extraño” en los títulos de los cómics, a veces me pregunto si realmente están pensando en lo que dicen. EC no tenía ningún comic book con “terror” en el título en 1954. Crypt of Terror se había cambiado a Tales from the Crypt en 1950.

Pero Harvey todavía publicaba Tomb of Terror. El Code tenía como objetivo a Harvey y otros tanto como a EC.

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Profusión de títulos de horror: Tomb of Terror, de Harvey, la nueva Eerie y Witchcraft, ambas de Dell.

Harvey, por supuesto, sobrevivió al Code cambiando por completo sus cómics mediante contenidos para niños: Richie Rich, Little Dot y cosas así. Su reputación ha estado tan absolutamente limpia desde el año 1956 que muchas personas con las que he hablado tienen problemas para creer que Harvey, de entre todas las empresas, hubiera podido publicar cómics verdaderamente horribles con gules y zombis y cosas por el estilo.

Pero lo hicieron.

Y en 1951 comenzó la avalancha. Las compañías, desde la gigante National Periodicals (hoy DC Comics) hasta las pequeñas que cambiaban de nombre cada pocos meses para esquivar a sus acreedores, comenzaron a publicar cómics de horror.

No todas las compañías lo hicieron. Por ejemplo, Dell Comics, entonces líder de la industria, estaba muy satisfecha con su mezcla de western, humor y títulos de aventura. En conjunto, veintiocho editoriales produjeron cómics de horror. Además de las que ya se han mencionado, volvió Avon; reimprimieron historias de Eerie Comics núm. 1 en Eerie núm. 1, comenzando una colección que acabó contando con 17 números. www.tebeosfera.comSu segundo título fue Witchcraft, que duró seis números. Y produjeron una media docena de números únicos, destacando The Dead Who Walk, una sola historia que abarcaba todo el ejemplar y que era realmente espeluznante y de suspense. Los cómics de horror de Avon eran conocidos por representar en sus cubiertas cráneos, huesos y mujeres atadas. Las historias interiores a menudo ofrecían gran calidad artística, con el estilo de la ilustración de libros, pero, por desgracia, rara vez los guiones estaban a la altura.

¿Imitaciones de EC? No lo creo. Avon estaba allí antes que EC, y sólo estaban continuando el trabajo que habían empezado.

Un pequeño editor conocido como Story, Master o Merit irrumpió en 1951 con Mysterious Adventures y Dark Mysteries, que en general eran bastante vulgares. Montones de vengativos cadáveres y esqueletos en las portadas. También publicó Fight against Crime, un cómic de crímenes que gradualmente derivó de los gánsteres a los asesinos con hacha y los maníacos homicidas. Las ilustraciones de cubierta pasaron de los tiroteos a las decapitaciones. En los últimos números, todavía oficialmente con el mismo título, podía leerse en cubiertas:

Fight Against
C R I M E
H O R R O R and
T E R R O R

Esto llevó a algunos catalogadores más tarde a incluirlos como Crime, Horror & Terror. Y sí, aunque los primeros números eran diferentes, imitaron a EC, obvia y deliberadamente, con Fight against Crime tomando como modelo a Crime SuspenStories. El primer par de números de Dark Mysteries se parecían más a las publicaciones de Avon, pero en el segundo año la intención clara fue imitar a Vault of Horror.

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Los comic books de Story/Master/Merit.

Un editor canadiense, Superior Comics, se introdujo en el género con Journey into Fear, Strange Mysteries y Mysteries (Mysteries se autodenominaba Mysteries Weird and Strange en la portada, pero el título legal real era simplemente Mysteries). Tenían una calidad artística floja, con material proveniente de los estudios Iger, y especialmente en los últimos números muchas de las historias tenían argumentos trillados y aburridos, pero algunos de las primeras historietas eran extrañas y peculiares y muy agradables de leer. Sospecho que esto se debía a que los escritores todavía no sabían lo que estaban haciendo; una vez asentados en su trabajo, ese extraño encanto inicial se desvaneció. Si estaban intentando imitar a EC, no se acercaron mucho.

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Comic books candienses de horror, del sello Superior Comics.

No sé casi nada acerca de P. L. Publications, pero sacaron al mercado tres números de Weird Adventures en 1951 que contenían espeluznantes y violentas historias con un dibujo muy burdo. Se parecían más a la “weird menace” de los pulps que a EC. Para mí son divertidos, pero los padres de 1951 probablemente estaban horrorizados.

Durante el auge del horror un tipo llamado Stanley P. Morse se había hecho con lo más importante en la edición de cómics entonces, un contrato de distribución, y lo utilizó para introducir en el mercado cómics bajo una gran variedad de sellos: Stanmor, Aragon, Key, Gilmor (creo que tenía un socio llamado Gilman en esta empresa), Mr. Publications, SPM, Media Comics (no debe confundirse con Comic Media), y probablemente otros que no conozca. Sus títulos cambiaban a menudo de editor de un número al siguiente mientras evitaba a los acreedores o a los socios, y algunas veces se reproducía el dibujo de una historia como ilustración para la cubierta cuando no se podían cumplir las fechas de entrega. Si se le quedaba un hueco por ocupar, reimprimía algo. Si no podía conseguir a un dibujante para una historia en particular, se remontaba el dibujo de una vieja historia para hacer una nueva. Aquel que pensara que los hombres como Bill Gaines dieron una mala reputación al cómic no habían conocido a Stanley Morse.

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Weird Adventures 3 y Mister Mystery núms. 11 y 12.

Naturalmente, publicó cómics de horror, incluyendo algunos de los más groseros y zafios:

Mister Mystery duró diecinueve números y contó con varias portadas llamativas: un atizador caliente acercándose a un ojo, un hombre enterrado hasta el cuello en un hormiguero, etc.
Weird Mysteries duró doce números y sus cubiertas ofrecían cerebros arrancados de sus cráneos y otras delicias semejantes.
Weird Chills sólo duró tres números, todos de 1954. En mis años de coleccionismo y lectura de cómics creo que este puede ser el título más desagradable que he leído. El núm. 2 contiene historias tituladas “Violence!” y “Hate”, por ejemplo.
Weird Tales of the Future, por otra parte, era normalmente divertida, con una peculiar mezcla de ciencia ficción e historias de horror, incluyendo algunas portadas e historias por el genuino Basil Wolverton (Wolverton también publicó en Weird Mysteries y Mister Mystery). El último número, el 8, fue una reimpresión de Weird Mysteries núm. 12 y es mejor ignorarlo.

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Weird Mysteries 1, Weird Chills 1 y Weird Tales of the Future 1. Todos, de Stanley Morse como editor.

No creo que Morse estuviera tratando de imitar a EC, creo que estaba intentando superarla. No en la calidad, eso ni siquiera se le habría ocurrido a un hombre como Morse. No, estaba tratando de superarla en sangre, en violencia y en capacidad de conmocionar.

Fawcett era más conocido por publicar las aventuras del Capitán Marvel original y su familia, pero ellos también cayeron en la locura del horror. Sus títulos fueron This Magazine is Haunted, Worlds of Fear (Worlds Beyond en el primer número), Beware! Terror Tales, Strange Suspense Stories y Strange Stories from Another World (Unknown World en el nº 1; supongo que Atlas, editor de Journey into Unknown Worlds, se quejó). Ninguno de ellos duró mucho tiempo. En 1953, Fawcett finalmente terminó sus demandas con DC y salió del mercado de los cómics con la excepción de las historietas para niños que publicó bajo su sello Hallden. Vendieron dos títulos a Charlton, Strange Suspense Stories y This Magazine is Haunted; el resto fueron cancelados. Una vergüenza; Worlds of Fear se estaba volviendo interesantemente surrealista hacia el final. Los otros eran bastante corrientes, imitando a grandes rasgos el formato de EC, pero no sus planteamientos.

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Cómics de horror de Fawcett.

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Fiction House era sobre todo un editor de pulps, pero se había metido en los cómics tempranamente y permaneció allí, con al menos media docena de títulos en cierto momento. Nunca se dedicó a los superhéroes, la aventura era su fuerte. Eso y las ilustraciones de pin-ups (el concepto de “good girl art” fue originalmente inventado para describir a Fiction House). Sus cómics eran simples en todos los aspectos, con títulos sencillos que no hacían esperar mucho del interior: Fight Comics, Planet Comics, etc.

Su título más longevo fue Jumbo Comics, que hacía tiempo que había dejado de ser más importante que cualquier otro cómic cuando llegó la moda del horror; en sus últimos siete números, del 161 al 167, la cubierta y la historia principal fueron de horror, aunque el resto del cómic seguía siendo una mezcla. También publicaron dos números de Monster y once de Ghost Comics durante el apogeo. Se mantuvo el estilo de Fiction House, sin imitar a EC o cualquier otra: chicas guapas, dibujo estilizado, héroes indistinguibles unos de otros y un guión pésimo.

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Cómics de horror de Fiction House: Jumbo Comics núm. 164, The Monster núm. 2 y Ghost Comics núm. 1

National, editor de la línea de Superman en DC, finalmente se unió a la moda con House of Mystery. Los primeros números fueron de horror, con hombres lobo y vampiros, pero mucho antes de que llegara el Comics Code habían cambiado a historias en las que existía alguna amenaza sobrenatural, pero que se revelaba al final como un elaborado engaño. Esto era similar a la vieja fórmula de los pulps de la “weird menace”, pero National/DC sistemáticamente eliminaba cualquier rastro de sexo o de sadismo. Y el sexo y el sadismo, por supuesto, habían sido el principal motivo de venta de los pulps. Para mi gusto, las historias son muy tediosas, pero al parecer para los jóvenes lectores de los cincuenta no lo fueron.

Incluso en los números más horribles de House of Mystery nunca hubo nada gore o impactante. DC siguió una línea de publicación limpia e inofensiva.

También convirtieron su título Sensation Comics, anteriormente la publicación de Wonder Woman, en un título de “misterio” (no puedo resignarme a llamarlo horror). Tres números después de que se produjera el cambio de temática, dicho cambio se reflejó en el título, Sensation Mystery, pero no parece que ayudara; el último número fue el 116, con fecha de julio-agosto de 1953.

DC también lo intentó con un híbrido de varias materias, un superhéroe sobrenatural llamado The Phantom Stranger que pasaba la mayor parte del tiempo desacreditando fantasmas falsos, aunque él mismo pareciese un fantasma. Duró seis números. Además, no era algo novedoso realmente; Marvel había tenido a The Witness, Harvey había tenido a Man in Black, y así sucesivamente, todo hasta volver al Mysterious Traveler de Trans-World.

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Comics de horror de DC.
 

¿Imitaron a EC? Quizás al principio, pero a la altura del tercer número de House of Mystery habían vuelto definitivamente al estilo de DC.

Charlton siempre fue algo así como un editor de segunda clase. No de una bajeza total, como Stanmor, pero nunca hizo nada a lo grande. Fueron algo lentos para adaptarse al horror, pero cuando lo hicieron lo utilizaron con toda su fuerza.

The Thing! comenzó en 1952 y duró diecisiete números, siendo protagonizada por The Thing (que nunca llegó a verse claramente) como narrador. Aunque no hubo una influencia obvia de EC, las historias eran algo más salvajes que todo lo que el fuertemente controlado equipo de EC hubo realizado jamás.

Sus otros títulos de horror eran como de segunda mano. Un título de crímenes, Lawbreakers, se transformó en Lawbreakers Suspense Stories, y como tal duró seis números, algunos de ellos con portadas verdaderamente extrañas (aquel en el que un loco sostiene un puñado de lenguas cortadas es especialmente memorable, aunque la mujer comida viva por las polillas es también notable). Entonces Charlton compró el nombre de Strange Suspense Stories de Fawcett y se lo puso a Lawbreakers Suspense Stories en sus restantes siete números (cuando se impuso el Code se volvió a cambiar el título por This is Suspense! durante cuatro números, cambiándose entonces de nuevo a Strange Suspense Stories).

Compraron This Magazine is Haunted, continuando la numeración de la versión de Fawcett. This Magazine is Haunted y Strange Suspense Stories carecían del encanto de la parte superior de The Thing! y Lawbreakers Suspense Stories. No sé por qué.

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Comics de horror del sello Charlton.
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Una editorial de cómics pequeña pero respetable fue Toby Press, que también utilizó el sello Minoan. Publicó un número de Tales of Terror, y luego fue abatido por una queja de EC, que usaba ese título para sus anuales. Toby volvió a empezar con Tales of Horror, que duró trece números. Toby puede ser el único editor de cómics que adaptó las historias cínicas y urbanas de John Collier en lugar de depender de Poe, Lovecraft y demás, pero también sus historias fueron corrientes. Y no se parecía particularmente a EC.

Para el amante de lo esotérico, Toby también puso en circulación tres números de The Purple Claw, una de las series de superhéroes sobrenaturales extraños.

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Comics de horror del sello Toby Press.

Star Comics estaba dirigida por L. B. Cole, un hombre que puso gran fe en los colores brillantes y los diseños de portadas llamativas como mecanismo para las ventas, y que no se preocupaba mucho acerca de lo que estaba vendiendo con ellas. Un ejemplar típico de Star tendría una llamativa portada surrealista con remolinos de colores negro, naranja y verde, una historia de horror bastante decente de Jay Disbrow y un montón de reimpresiones de viejos cómics de temática selvática para rellenar el resto de las páginas. La numeración era errática, y los títulos a veces no tenían mucho que ver con el contenido.

Star no imitaba a EC. Cole tenía sus propias ideas.

Los títulos fueron Startling Terror Tales, Terrors of the Jungle (un híbrido, al menos en teoría, aunque mayormente se trataba de un cómic de temática selvática), Shocking Mystery Cases, Terrifying Tales, Spook, Horrors of Mystery (un número único en una serie llamada The Horrors; éste, con el núm. 13, fue el único cómic de horror real de la serie), y la confusa Blue Bolt Weird Tales y sus sucesores. Blue Bolt Weird Tales tomó el relevo de un superhéroe llamado Blue Bolt, se convirtió en Weird Tales (a pesar de la existencia de un pulp con ese nombre), y terminó como Ghostly Weird Stories (probablemente debido a las protestas de los editores del pulp Weird Tales).

Hubo también dos números de Shock Detective Cases que estaban en la frontera entre el crimen y el horror.

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Comic books del género del sello Star Comics.

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Y algunos otros fueron anunciados, pero nunca aparecieron. Star tenía esta mala costumbre de anunciar títulos y a continuación publicarlos o no según la respuesta.

Farrell Publications también podía ser molesta. Por un lado, a veces etiquetaba sus productos como “Ajax Comics”, a veces como “A Farrell Publication”, y otras veces de las dos maneras. Confuso. Sus títulos de terror fueron Voodoo, Haunted Thrills, Fantastic Fears y Strange Fantasy. Todos eran muy cursis, pero las portadas podían ser interesantemente extrañas, con esqueletos de fiesta o mujeres en tubos de ensayo y otras imágenes extrañas. Y Strange Fantasy tiene una historia peculiar: los dos primeros ejemplares aparecieron numerados con el núm. 2, al parecer simplemente por error, y la portada del núm. 9 fue impresa en mayor número del necesario y usada para encuadernar todo tipo de restos, de modo que cualquiera que lo comprara podía encontrarse el cómic que esperaba, o un número de Boys Ranch o Black Cat procedentes del almacén de Harvey (¿por qué Harvey?, no lo sé, nadie lo sabe: los registros hace mucho tiempo que se han perdido en su mayor parte).

Farrell fue una de las empresas que sobrevivieron al Comics Code, al menos brevemente, y lo consiguió en parte por la transformación de Fantastic Fears en Fantastic, y de Voodoo en Vooda, siendo “Vooda” el nombre de una “diosa de la selva”.

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 Comic books de horror de Farrell Publications (o Ajax).

 Youthful Magazines sólo tenía una serie de horror, pero con tres títulos. Comenzaron cambiando la serie de ciencia ficción Captain Science a Fantastic, que duró dos números, y luego se convirtió en Beware.

Beware fue, tal como yo lo entiendo, editada por Harry Harrison para Youthful. Harrison había comenzado como dibujante y trabajó hasta llegar a editor/packager. Más tarde, cuando la industria de los cómics se derrumbó, se dedicó a escribir ciencia ficción en su lugar. En aquel entonces, sin embargo, se estaba formando Beware. Y después de tres números en Youthful, Harrison se llevó el título a Trojan.

Youthful no se dio por vencida. Mantuvo la numeración y encontró a otra persona para producir Chilling Tales durante otros cinco números.

Entonces se dieron por vencidos, en octubre de 1953.

Lo curioso es que cada uno de los tres títulos tiene un sabor claramente diferente. Fantastic era una mezcla de ciencia ficción y horror. Beware fue una copia de EC, más astuta que Fantastic. Y Chilling Tales tenía un estilo casi primitivo, con argumentos tomados prestados de cualquier lugar, incluyendo algunas adaptaciones de E. A. Poe, no muy diferente de los primeros números de Adventures into the Unknown.

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Comic books de horror de Youthful magazines, el núm. 11 de Beware y el 16 de Chilling Tales.
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St. John era una empresa editora de cómics de mediano tamaño con una variada lista de títulos, y en junio de 1952 se unió al jolgorio del horror con dos títulos, Strange Terrors y Weird Horrors. Strange Terrors duró siete números, siendo reemplazado por Nightmare núm. 3, recogiendo la serie de Ziff-Davis. Sin embargo -y no puedo explicar esto, sólo informar de ello- luego combinaron el título Nightmare con la numeración de Weird Horrors, de modo que Weird Horrors núm. 9 y Nightmare núm. 3 fueron continuados por Nightmare núm. 10. Y después de Nightmare núm. 13 el título fue cambiado a Amazing Ghost Stories durante sus tres últimos números.

St. John también estaba muy involucrada en la moda del cómic en 3D, así que no es de extrañar que publicaran el primer cómic de horror en 3D, House of Terror núm. 1, en octubre de 1953.

Las publicaciones de St. John eran aficionadas a los zombies... incluso aunque no siempre supieran cómo escribirlo. Sus cubiertas son famosas por presentar errores ortográficos como escribir “zoombies''. También destacaron por tener algunas ilustraciones de Joe Kubert y por la publicación de toda la obra conocida de alguien que firmaba “Ekgren''. Ekgren hizo dos cubiertas de Weird Horrors y una para Strange Terrors, en un estilo intrincado, laberíntico, de modo alucinatorio, diferente de cualquier otra cosa que se publicara en los cómics de la época, y que no hubiera estado fuera de lugar entre las obras underground de la década de los sesenta.

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Strange Terrors, Weird Horrors y The House of Terror fueron títulos de St. John.

Los primeros ejemplares de St. John parecían intentar imitar a EC y Atlas, pero eso no duró mucho. Las portadas de Ekgren y Kubert no se parecían a nada que cualquier otro editor estuviera haciendo.

Standard Comics no creía en los números 1. Estaban convencidos de que los cómics vendían mejor si aparentaban llevar en circulación algún tiempo, por lo que comenzaron todos sus títulos de horror con el número 5. Los títulos fueron The Unseen, Out of the Shadows y Adventures into Darkness, cada uno con diez números que contenían buenas imitaciones de EC. También realizaron un número único de suspense, Who Is Next? núm. 5, que merece al menos una mención: contenía una historia en la que un pueblo era aterrorizado por un asesino en serie.

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Comic books de horror de Standard Comics.

Comic Media no tenía ninguna relación con Media Comics de Stanley Morse. Se trataba de un editor respetable que produjo dos títulos de terror, Weird Terror y Horrific, con trece números cada uno. Lo curioso de estos títulos es que el editor estaba convencido de que los rostros ayudaban a vender cómics. Después de los dos primeros números de cada uno de ellos insistió en que todos los números tuvieran algún tipo de cara dominando la cubierta, y Don Heck, su ilustrador, se vio obligado a ello. Caras de hombres lobo, caras de monstruos, caras aterrorizadas... pero siempre caras. Eso hace que los cómics de Comic Media sean más notables.

Oh, sí: Horrific se convirtió en Terrific en un decimocuarto número pre-code. Con una espeluznante cara en la cubierta.

Las cubiertas no eran como las de EC, pero las historias, por desgracia, eran insípidas imitaciones de EC.

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Comic books de horror de Comic Media (los dos primeros) y de Hillman Comics, el titulado Web of Evil, del cual se muestra la portada del núm. 1

Hillman Comics no es una de las veintiocho editoriales que produjeron cómics de horror. Sin embargo, hay que reconocerles la locura de poner portadas relacionadas con el horror en dos títulos de crímenes: Monster Crime núm. 1 y Crime Must Stop! núm. 1 (quería mencionar esta rareza, aunque solo fuera de pasada).

Quality Comics fue un participante importante en la época de los superhéroes de la década de 1940, pero estaba en declive hacia finales de 1952, cuando puso en marcha Web of Evil, su único título de horror. Duró veintiún números antes de que la empresa fuera vendida a National. Las historias eran demasiado blandas como para identificarlas como la imitación de nadie en particular.

Trojan, al igual que Hillman, trató de poner cubiertas de horror en sus cómics de crímenes. Lo hicieron en Crime Mysteries y en menor medida en Crime Smashers. Incluso se colaron algunas historias de auténtico horror real hacia el final de Crime Mysteries. No intentaron iniciar su propio título de horror, sino que compraron Beware de Harry Harrison a Youthful Magazines.

No consiguieron el permiso de correo de segunda clase con ella, por lo que después de numerar los primeros cuatro ejemplares del 13 al 16, reiniciaron la numeración con el 5. Esto dio lugar a cierta confusión, ya que hay dos ejemplares diferentes de los números 13, 14 y 15, todos de Trojan pero con fechas diferentes (hay también dos ejemplares del 10, 11 y 12, pero de diferentes editoriales).

Sólo hay un número 16, sin embargo, ya que el segundo núm. 5 fue el último número.

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Comic books de horror de Trojan (Crime Mysteries) y de Sterling, el titulado The Tormented.

Como lo había sido en Youthful, Beware de Trojan era una imitación de EC, incluso yendo tan lejos como para que la ilustración de la cubierta del núm. 6 pareciera haber sido parcialmente copiada de una viñeta de Jack Davis de Vault of Horror.

Sterling fue una empresa muy pequeña que intentó empezar en 1954, y que resultó ser una mala época, con el colapso de la industria del cómic entre 1955-57. Produjeron dos títulos de horror antes de la llegada del Comics Code: The Tormented núms. 1 y 2. Ambos presentaban a chicas guapas vestidas de rojo en sus cubiertas, e historias con un dibujo por encima de la media, pero los argumentos no eran ni novedosos ni emocionantes. La mejor historia del núm. 1 es un relato de canibalismo que podría haber sido increíblemente sorprendente en 1950, pero de la que a estas alturas, en 1954, los lectores estaban cansados.

Y, por último, Premier empezó justo a tiempo para sacar un único número de auténtico horror pre-code, pero es una belleza. Horror from the Tomb núm. 1, de septiembre de 1954, es una delicia absurda, divertida y aterradora a la vez.

Premier no lo canceló. Con el segundo número se convirtió en Mysterious Stories, y el núm. 3 ya estaba aprobado por el Código. El núm. 7 fue el último.

Y esta es la lista completa de los editores de horror pre-code. Oh, se podrían incluir acaso un par más, pero estos son los definitivos.

Un montón ¿no es así?

Demasiados, de hecho. El género estaba desbordado. Y con todos aquellos editores intentando superarse cada vez más y estar por encima de los otros, las historias habían acabado siendo bastante desagradables. El desmembramiento y el canibalismo estaban a la orden del día. Una historia de EC insinuó incluso la necrofilia ¡en 1954! Los lectores estaban cansados, y los padres furiosos.

Las quejas sobre los cómics no eran nuevas. Existían artículos denunciando los cómics en la prensa popular desde 1940. Los cómics eran descritos como de mala calidad, envilecidos, semianalfabetos, fueron acusados de mantener alejados a los niños de la lectura de auténticos libros, de ofrecer a los niños ideas falsas. La leyenda urbana sobre el niño que se ató una toalla a modo de capa y saltó por una ventana, pensando que podía volar como Superman, se remonta al menos a 1944.

Pero nada se había hecho para remediarlo antes.

Illustration by Rob Donnelly. Click image to expand.Luego llegó el Dr. Frederic Wertham.

¡Ah, el Dr. Wertham, el villano tradicional del asunto! Pero ¿quién era en realidad?

Frederic Wertham era un psiquiatra que huyó de Alemania en la década de 1930 y terminó en Nueva York, donde finalmente encontró un trabajo como psiquiatra judicial (tengo la impresión de que había fracasado en ejercer su profesión en la práctica privada, pero admito que no puedo demostrarlo). Su trabajo consistía en entrevistar a los criminales para determinar por qué habían cometido esos crímenes, y si estaban lo suficientemente cuerdos como para ser juzgados. Fue por primera vez noticia cuando pasó a ser el hombre asignado para entrevistar a Albert Fish.

Albert Fish fue un asesino en serie (aunque el término no existía en ese momento) que había atacado a niños con impunidad durante años limitando su atención a los de raza negra. Cuando cometió el error de matar y comer a una chica blanca de clase media, sin embargo, fue capturado, juzgado, condenado y ejecutado.

Fish brindó grandes titulares durante algún tiempo. Nueva York nunca había tenido otros caníbales conocidos. Además, Fish se mostró espectacularmente perturbado, ya que, además de ser un pederasta, asesino y caníbal, era a la vez un sádico y un masoquista, y entre otras cosas había injertado de forma permanente alfileres en su propia carne. Y Wertham fue el experto que lo entrevistó y lo presentó a la prensa.

A Wertham le encantó el interés despertado. Y a la prensa le encantó Wertham cuando les dijo que Fish había practicado toda perversión conocida por el hombre y que tal vez había inventado alguna nueva.

www.tebeosfera.comWertham aprovechó esta oportunidad para escribir un libro espeluznante sobre los criminales que había entrevistado: Show of Violence. Lo hizo bastante bien.

Sin embargo, las autoridades de Nueva York no parecían estar muy contentas con el asunto, y Wertham fue reasignado a trabajar con delincuentes juveniles. Supongo que esto se hizo para que no conociera a nadie tan espectacular y vergonzoso como Fish sobre el que escribir su próximo libro.

Así, Wertham empezó a entrevistar a delincuentes juveniles sobre su vida familiar, sus actividades de ocio, etc., tratando de averiguar qué había ido mal.

Un hecho que le sobrecogió en seguida fue que todos ellos mencionaron la lectura de comic books y la mayoría de ellos se refirieron específicamente a los cómics de crímenes. No es realmente sorprendente que Wertham estableciese una teoría sobre la contribución de los cómics a la delincuencia.

Si hubiera hecho lo mismo diez años después, todos ellos habrían mencionado que veían la televisión; y ahora existen muchos que culpan a la televisión de la violencia existente. En 1949 y 1950, sin embargo, los niños barriobajeros no tenían TV.

El Dr. Wertham fue un médico, no un científico. No veía necesario comprobar sus hipótesis o buscar defectos en ellas. No buscó un grupo control de niños normales y les preguntó si ellos leían cómics; habrían dicho que sí, porque en aquel entonces prácticamente todos los niños estadounidenses leían cómics. En cambio, sólo buscó pruebas que apoyaran su teoría.

Ninguno de los adultos respetuosos con la ley con los que habló había leído cómics en su infancia... porque no existían los comic books cuando habían sido niños. Recordaba el buen comportamiento de los niños alemanes, y ellos no tenían comic books, porque los comic books fueron una invención estadounidense.

Wertham empezó a coleccionar cómics como prueba. No cómics de horror, sino cómics de crímenes. Los chicos habían dicho que leían cómics de crímenes.

Pero el Dr. Wertham no se había hecho del todo con el lenguaje de la sociedad americana, el inglés americano. Para él, un libro en el que aparecieran criminales era un cómic de crímenes. Los superhéroes luchaban contra criminales, por lo tanto, los títulos de superhéroes eran de crímenes. Los vampiros y los hombres lobo mataban a la gente, por lo que eran criminales, por lo que los cómics de horror también eran cómics de crímenes. Los westerns implicaban a ladrones y salteadores de trenes, así que aquellos también eran cómics de crímenes.

Y el resultado final de la “investigación” del Dr. Wertham fue un libro titulado Seduction of the Innocent, publicado por Rinehart & Co. en 1954 y elegido Libro del Mes. Este libro era sensacionalista en extremo, e iba dirigido directamente a los padres tratando de convencerlos para mantener a sus hijos lejos de los “cómics de crímenes” por cualquier medio necesario.

No atacó a los cómics de horror como tales, sino que se agruparon junto con todos los demás “cómics de crímenes”. EC no recibió una atención especial. Sí, la viñeta final de “Foul Play”, de Haunt of Fear núm. 19, fue incluida... pero es que en realidad era una historia de crímenes excepcionalmente sangrienta y de mal gusto, sin ningún elemento sobrenatural. El resto de material de EC que se utilizó en el libro provenía de Crime SuspenStories, su cómic de crímenes. Otros editores, como Superior, se vieron afectados más duramente, y las ilustraciones incluían viñetas de westerns e incluso cómics románticos, pero eran en su mayoría cómics de crímenes, en lugar de horror.

Las empresas que dependían de los títulos de crímenes, tales como Lev Gleason, se vieron más afectadas que cualquier línea de horror.

Habrán advertido que mientras que los cómics de horror sobrevivieron, si bien en una forma diluida, no hubo más cómics de crímenes basados en la realidad, y excepto algunas rarezas de escasa circulación, no hubo ninguno desde 1956. Wertham no tenía como objetivo EC o los cómics de horror, iba tras los cómics de crímenes. Y lo consiguió. Los de horror acabaron atrapados en la matanza.

¡Y, chico, hubo una matanza!

La década de 1950 fue una época paranoica. Estados Unidos era el país más poderoso del mundo e intentaba seguir siéndolo. Cualquier amenaza percibida contra el “American way of life” era atacada. Se veían conspiraciones comunistas por todos los lados (y algunas de ellas estaban realmente ahí).

El Dr. Wertham y los otros grupos de la cruzada anti cómics consiguieron que el público estadounidense percibiera a los cómics como una amenaza.

www.tebeosfera.comNo fue solo Wertham, en todo caso. La legislatura estatal de Nueva York había investigado la delincuencia y los cómics de horror en 1951, antes de que el libro de Wertham fuera escrito, y los había denunciado (de hecho, Nueva York los puso tardíamente fuera de la ley en 1955, una ley que debe estar en los libros, pero que ha sido ignorada durante décadas). Otros cruzados -de la alfabetización, de la decencia, de otras causas- habían atacado a los cómics desde hacía años. Pero Seduction of the Innocent parece haber sido el desencadenante final de la indignación pública. Los editores de cómics recibieron cartas de amenaza, los padres se quejaron a los dueños de las tiendas acerca de sus expositores de cómics, los legisladores oyeron a los enfadados ciudadanos. Y el senador Estes Kefauver decidió hacer algo al respecto. (Algunos aficionados relacionan el movimiento de censura de los cómics con el macartismo, pero esto es inexacto. El Dr. Wertham fue expulsado de Alemania como un sospechoso de izquierdismo, y difícilmente hubiera estado de parte de McCarthy; y el senador que fue contra los cómics fue Estes Kefauver, no McCarthy).

El Senado creó una comisión para investigar la publicación de cómics, y los editores fueron invitados a testificar en su propio nombre. Sólo Bill Gaines testificó, mientras que todo tipo de “expertos” hablaron en contra de los cómics y otros editores empezaron a buscar una salida al enredo. Esa parte de la leyenda de EC es cierta.

Al final, la comisión del Senado no hizo nada. No porque fueran influidos por Gaines, cuyo testimonio se convirtió en un desastre, sino porque los otros editores, de vuelta en Nueva York, encontraron una salida. Se llevó a cabo un lavado de cara público y se creó la Comics Code Authority. Ante la alternativa de limpieza de sus propios actos o la intervención del gobierno, eligieron autocensurarse.

Es difícil de decir, retrospectivamente, si fue una medida cobarde que arruinó a los comic books o una sabia decisión que salvó a los cómics de ser totalmente destruidos. ¿El gobierno de los EE UU hubiera intervenido directamente, e inconstitucionalmente, para acabar con los cómics de crimen y horror?

Podría haber hecho exactamente eso. Las cosas eran diferentes en 1954.

En cualquier caso, todos los grandes editores, excepto Dell y Gilberton se unieron al CCA. Dell tenía una reputación tan limpia que no tenía necesidad de molestarse. Gilberton, editor de Classics Illustrated, parece que fue considerado un caso especial por todos los involucrados y se dejó deliberadamente fuera.

Algunas de las editoriales de menor importancia no se unieron, sino que salieron del negocio.

Sin embargo, no fue necesariamente el Code lo que las mató. El mercado del cómic estaba decayendo de todos modos, y casi al mismo tiempo que el Code entró en vigor hubo una reorganización considerable en el sistema de distribución de las revistas. American News Company, con diferencia el mayor distribuidor en Norteamérica, fue liquidada por sus accionistas. El resultado fue que los otros distribuidores no tuvieron la capacidad para manejar todas las revistas que se estaban publicando, y seleccionaron aquellas de las que se ocuparían.

Naturalmente, eligieron las más rentables.

Eso fue lo que finalmente acabó con los pulps: habían estado disminuyendo durante años, y la realineación de la distribución acabó con ellos. Fiction House quebró, y varios otros editores de pulps lograron entrar en la publicación de “slicks”, como así llamaban a las revistas con papel satinado y mayor precio.

Sorprendentemente, los cómics eran más rentables que los pulps. Incluso por diez centavos cada uno, cabían tantos en un paquete que cubrían como mínimo los gastos de envío. No eran mucho más rentables; títulos y compañías enteras desaparecieron.

Y los fans, que no sabían nada de la parte comercial, al poco y de forma inmediata culparon de estas desapariciones al Comics Code.

Entonces, ¿qué hizo el Code? Bueno, prohibió las palabras “Weird”, “Fear”, “Horror”, “Terror” y “Crime” de los logotipos de los cómics. Exigía que cada historia acabara con el bien triunfando sobre el mal. Exigía que las mujeres no fueran representadas de una forma exagerada o excitante. Prohibió las representaciones de vampiros, licántropos o zombis. Básicamente se trató de legislar la decencia y el buen gusto en los comic books; la decencia y el buen gusto, según la definición de la educada sociedad de 1954.

Acabó con los cómics de crímenes. Pero no acabó con los cómics de horror, no realmente. Oh, el Code los diluyó. Ni siquiera podían llamarse cómics de horror, después de todo; ahora eran cómics de “misterio”, o de monstruos, o de suspense, de fantasmas.

Pero sobrevivieron... algunos de ellos. El abuelo de todos, Adventures into the Unknown de ACG, continuó sin problemas. De hecho, el editor afirmó estar satisfecho con el cambio, diciendo que estaba cansado de los vampiros y los zombis y que la nueva normativa obligaba a algunos a buscar más originalidad en las historias.

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Algunos de los títulos de Marvel que sobrevivieron al código.

Atlas tuvo que dejar algunos títulos. Adventures into Terror y Adventures into Weird Worlds terminaron, pero Mystic, Marvel Tales, Mystery Tales, Spellbound, Strange Tales, Journey into Mystery, Astonishing y Journey into Unknown Worlds continuaron algunos años bajo el sello del Code.

Avon se dedicó por completo a los libros de bolsillo. Ace aguantó hasta que la crisis de la distribución le obligó a salir del mercado, pero todos sus títulos de terror tuvieron al menos un número aprobado por el Code. La historia se repitió en casi todas partes: algunos títulos eran depurados, otros eran aprobados por el Code, a veces con un cambio de título, y luego la crisis de la distribución mató las series, y a veces a toda la compañía.

Algunos ni siquiera trataron de superar el Code. Stanley Morse cerró en el otoño de 1954. La prohibición de la palabra “Weird” bien podría haber sido dirigida específicamente a sus productos, en lugar de a los relativamente dóciles títulos de ciencia ficción de EC.

Y por supuesto, los que sobrevivieron y obtuvieron el sello de Code fueron dóciles en comparación con lo que había existido antes. No hubo más cadáveres en descomposición, no hubo más trozos de cuerpos dispersos, no hubo más momias que sorbían las tripas de la gente, ni carne derretida, ni salpicaduras de sangre, ni festines caníbales, ni finales con un giro de tuerca.

Pero ¿podrían haber continuado de todos modos? Las ventas fueron cayendo en 1954 incluso antes de la plena vigencia de la censura; los títulos ya estaban siendo cancelados. La moda del horror ya se había consumido a sí misma, y los editores de cómics ya tenían problemas. La crisis de la distribución habría sido igual de nefasta incluso sin el Code.

Es imposible decir qué habría ocurrido sin el Code. Sí, afectó a todo el campo del horror. Sí, pudo haber impedido una reactivación de los cómics de horror en la década de 1960. Pero el boom del horror pre-code estaba condenado de todos modos.

Mientras duró, sin embargo, los chicos de todo el país fueron invitados a una fantasmagoría de placeres desviados. No solamente con las obras relativamente sofisticadas de EC, sino también con cientos de historias extrañas y salvajes con toda una gama de calidades y conceptos.

Eran, como Nostalgia Press dijo acerca de los libros de EC, «aterradores, chocantes, sensacionales, terribles…». También fueron con frecuencia groseros, a veces desagradables.

Y, por encima de todo, divertidos.

 

Todas las imágenes de comic books han sido obtenidas de la web comics.org. La caricatura de F. Wertham es original de Robdraw.


NOTAS:
 
[*] La “nueva tendencia”, un cambio en la política editorial de la empresa enfocada ahora a publicar cómics más llamativos y comerciales que los editados hasta marzo de 1950, que es cuando EC inicia sus títulos dedicados al horror.
[i] Se consideran títulos pre-code a aquellas series que se publicaron antes de la instauración del Comics Code, el código censor autoimpuesto por la industria editorial en 1954.
[ii] Horror Comics of the 1950’s. Nostalgia Press, New York, 1971.
[iii] Los términos Edad de Oro (Golden Age) y Edad de Plata (Silver Age) engloban ciertos períodos de la historia del comic book estadounidense. La Edad de Oro abarca desde la creación de dicho formato, a finales de la década de los 1930, hasta finales de la década de 1940, y comprende la creación de los superhéroes y su declive tras la II Guerra Mundial. Superman, Batman y Wonder Woman, de National/DC, los primeros Antorcha Humana, Sub-Mariner y Capitán América de Marvel, y Capitán Marvel de Fawcett son los exponentes más significativos. La Edad de Plata comprende desde finales de los años 50 hasta prácticamente los años 70, con el renacimiento de Marvel en la década de 1960 y el advenimiento de nuevos guionistas y dibujantes a DC. Entre ambos períodos se gestaron los primeros cómics de horror en Estados Unidos.
[iv] All in Color for A Dime. Richard A. Lupoff, Don Thompson eds. Arlington House 1970.
[v] The Comic Book Book. Richard A. Lupoff, Don Thompson eds. Arlington House 1974.
[vi] Comix: A History of the Comic Book in America. Les Daniels, Wildwood House 1971.
[vii] William M. Gaines (1922-1992) fue el editor y dueño de EC en los años en que publicaron sus famosos cómics de horror. Al Feldstein (1925) fue uno de sus principales guionistas y colaborador activo en el estilo impuesto por EC.
[viii] En todo el texto Watt-Evans hace referencia a Wertham como “Frederic”, cuando su nombre de pila es “Fredric”. No hemos querido modificar esto, aunque sí puntualizarlo.
[ix] El true crime es un género en el que se relatan sucesos relacionados con delincuentes, robos, crímenes, que pueden estar basados en hechos reales y que suelen aportar enseñanzas morales. Tuvo gran predicamento en las décadas de 1930, 1940 y 1950 y gran relevancia en la instauración de una censura. En este artículo recurriremos algunas veces a la definición original, y otras veces los citaremos como cómics de crímenes o de crimen.
[x] La traducción literal sería “animales divertidos”; es un género dirigido normalmente al público infantil en el que los animales son los protagonistas, a veces adquiriendo características antropomorfas, y en general en tono de humor.
[xi] Literalmente “amenaza extraña”.
[xii] En el artículo de Jesús Jiménez Varea “El horror antes del horror” (Tebeosfera 2ª época, 5), disponible AQUÍ, se puede encontrar abundante información sobre esta serie.
[xiii] “Eerie” en el original. El autor hace un juego de palabras con el nombre de la publicación y sus características.
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Creación de la ficha (2009): Lawrence Watt-Evans. Traducción, adaptación y notas de Javier Alcázar. Edición de Manuel Barreo y Javier Alcázar
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
LAWRENCE WATT-EVANS (1997): "Los otros. Breve historia de los comics de horror pre-code", en Tebeosfera, segunda época , 5 (VIII-1997). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 22/XII/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/los_otros._breve_historia_de_los_comics_de_horror_pre-code.html