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CONAN PIRATA
El bárbaro se enrola en el primer barco que pasa por la margen
izquierda de Shem. Resulta ser uno pilotado por piratas
barachanos que le trasladan al famoso Puerto Tortage, el más
importante del archipiélago Baracha cercano a las costas
zingarias. Como era su deseo, Conan ingresa en la piratería y su
bravura y dotes de mando le sitúan casi inmediatamente como
segundo de a bordo de la nave Halcón, bajo las órdenes de
Gonzago. Tras un enfrentamiento con el asesino del capitán
del barco, el diablo guardián de la gema en la torre que
se eleva en la remota isla de Siptah, Conan se proclama
comandante de la tripulación y comienza a dar sus primeros pasos
como pirata barachano al gobernalle de su propio bajel. Estamos
a 21 de septiembre de 36.
Conan timonea el Halcón hasta Tortage para invertir las riquezas
halladas en la isla de alguna manera, pero surgen disensiones
entre su tripulación sobre el destino del tesoro y
deambula con ellos por aguas estigias y shemitas durante varias
semanas. El 19 de octubre le traiciona su primera tripulación,
encerrando al bárbaro en el cofre que habían decidido enterrar
en la costa de Shem; acto que no llevan a cabo por la oportuna
aparición de un grupo de khitanos que atacan a los piratas y
amparan a Conan, no sin antes reducir a cenizas su nave, El
Halcón. ¿Qué pretenden los hombres de Oriente? Convertir al
cimmerio a su causa, en la que también está complicado Thulsa-Doom
(que no Thulsa Mortis), el brujo de antaño que ahora posee
solamente un cráneo por todo cuerpo, lo suficiente para emitir
su poderosa magia. Así es, tras hacer brillar los khitanos sus
anillos de jade en la negra Khemi mientras bordean la
costa estigia, la cabeza pelada de Doom, la calavera de los
mares a todos los efectos, convierte la travesía del barco
por los mares del sudoeste en un paseo de apenas tres meses,
cuando debiera consumir más de medio año de navegación. La magia
de Thulsa-Doom ha conseguido, entonces, que los khitanos y Conan
alcancen el Cabo de los Sueños Oscuros situado en el más
oriental de los mares en torno al día del trigésimo sexto
cumpleaños del cimmerio.
En el mes de enero de 37 la nave khitana visita un continente
que se halla al sudeste del Mar de Vendhya; Mu, con toda
probabilidad. En la Edad Hyboria abundaba la muerte en una
tierra desconocida por lo común, y no constituye excepción
este lugar por donde pasean aborígenes australes y seres
marsupiales. Para principios de febrero están de vuelta en
Khitai el bárbaro y sus acompañantes, atracan el barco en una
ciudad portuaria del sur del gran país y luego se dirigen hacia
la Isla de Yamatai o, más concretamente, la de la reina bruja
de Yamatai quien se ha apropiado del islote para ejercitar
su poderosa magia. La situación desembocan en que Conan se
enfade y profiera blasfemias tan ruidosas como truenos sobre
Yamatai, y tras el final de la tormenta el cimmerio se ve
transportado por una sorprendente magia de vuelta a Tortage en
un instante de tiempo, lo cual suponemos tiene lugar el último
día de febrero.
En el puerto más famoso de la piratería no tarda Conan en hallar
una cubierta sobre la que pisar. Se trata esta vez de la de
Strombani, pirata que toma al bárbaro bajo su mando y que le
lleva a buscar cierto tesoro perdido. En la travesía conocen a
una muchacha montaraz y felina que ronda los 17 años de edad
llamada Valeria, quien ha sido instruida por Red Sonja,
aunque la adolescente aquilonia no revela esa parte de su pasado
a Conan. Después de haber vencido a otra criatura inhumana,
el devorador de los muertos, Conan ve alejarse a Valeria de
su lado cuando anclan en la capital de Argos. Tras una noche
en Messantia trazando planes, Strombani y él navegan hacia
las Baracha para hallar a tres damas enigmáticas y a otro
enemigo formidable: el devorador de almas, que nada tiene
que ver con el viejo enemigo Wrarrl. El 20 de marzo llegan al
archipiélago pirata y lo que hallan a su llegada no es sino
traición en Tortage, de la que Conan sale airoso, por
fortuna.
En días subsiguientes vive Conan una aventura en Zingara que le
aleja de momento de la piratería. Dos brujos que tienen como
símbolos la espada y la hoz arrastran al bárbaro hacia
Estigia y Kush, y cuando corre la primera semana de mayo de 37
en la capital del más conocido país de los Reinos Negros, el
bárbaro comprueba que siguen abundando los merodeadores en
Meroe. Aliado por necesidad con el nigromante Imhotep, Conan
debe dirigirse al norte, hacia la Ciudad de los Magos, y como
queda cerca Gazal ¿qué mejor plan que volver a sufrir el acoso
de atronadores tambores y muerte en Tombalku? Sarcasmos
aparte, Conan y el brujo acompañante dejan Gazal en llamas y una
semana después llegan a Khesatta, donde logran el apoyo
de Zula, el negro darfario aliado suyo en tiempos de corsario y
que ahora es un influyente hechicero.
Cuando los brujos hacen la guerra
lo mejor es estar lejos del campo de batalla, pero Conan está
indefectiblemente entrambos. Tras librarse de Imhotep, el
cimmerio se desplaza a lomos de una presurosa bestia embrujada
hasta Zhabela, la portuaria ciudad de Kush en la que tiene
amarrada su nave, llegando allí en uno de los primeros días del
mes de junio. Resuelto el tema de los magos enzarzados en pelea,
Conan decide que es el momento de volver a la Islas Baracha,
aunque resulta complicado al haberse quedado sin barco. Alguien
de confianza enseña a Conan el emplazamiento de un secreto punto
de encuentro de la confraternidad de piratas disimulado en la
selva de más al sur y el cimmerio utiliza la siguiente semana
para atravesar con sus hombres la espesura hasta llegar allí, no
sin desviarse un poco en su recorrido para acudir a un lugar
cercano donde el pirata Black Roj había escondido un
fabuloso tesoro. La codicia y los salvajes de la zona matan a
todos los hombres de Conan y sólo él alcanza el punto de
encuentro.
El cimmerio consigue sumarse pronto a la tripulación de otro
barco barachano donde, sin nadie que le respalde y sin
credenciales, ha de conformarse con ser suboficial de la
embarcación. Ese barco le lleva hacia las Baracha pero no rebasa
las costas estigias. Primero, porque la sirena hija del
Océano Occidental que les sale al paso reorganiza la cadena
de mando, anteponiendo al bárbaro como nuevo capitán. Segundo,
porque los zingarios que vigilan la zona llevan órdenes expresas
de acabar con el pirata que responde por Conan para evitar más
quebraderos de cabeza a la corona. Lo consiguen y no lo
consiguen. O sea, hacen naufragar su barco frente a la
desembocadura del Styx y persiguen al bárbaro tierra adentro
hasta darle caza, pero resulta que se cobran la cabeza de un
falso Conan. El impostor cuya testa llevan como prueba a Zingara
era una deidad alienígena capaz de adquirir la apariencia de
otras personas.
La confusión sembrada entre los zingarios por el dios
cambiante permite a Conan disfrutar de cierta libertad de
actuación desde 10 de julio de 37, lo cual aprovecha para
piratear las costas estigias en días siguientes con un nuevo
barco de torpe tripulación, tanto que los estigios pronto le dan
caza y consiguen que su buque vaya a pique. El cimmerio salva la
vida correspondiendo a los estigios con una incursión que acaba
con el tráfico de los estupefacientes producto de la
transformación química de los extractos de las flores del
loto negro, la droga más poderosa de su tiempo.
Las crónicas no arrojan luz sobre lo que pasa después. Se
sospecha que el bárbaro compra en Khemi un pasaje para Kordava,
ciudad que no alcanza en ese viaje. Hay dos posibilidades para
tratar de explicarlo, o bien se hace con el mando de la nave de
la que es pasajero, o bien se une a otra nave pirata que les
aborda. Sea como fuere, sigue asaltando mercancías zingarios y
estigios por las aguas que hay entre Shem y los Reinos Negros y,
justo a mitad del mes de septiembre de 37 es capturado por el
cruel bucanero de Zingara Dom Castillius, al que acompaña a una
isla plagada de peligros que, por otra parte, no impedirán la
venganza del bárbaro tras desasirse de sus ataduras. Al
final de esta aventura Conan parte a tomar otro barco hacia el
punto de encuentro que ya conoce, a cinco días de caminata hacia
al sur. Logra llegar salvo y tomar ese barco, que le conduce
hacia las Baracha a toda vela. Por el camino, como corresponde
al código pirata, se envalentona contra estigios y, sobre todo,
contra zingarios.
La armada zingaria no aguanta más la jactancia del bárbaro, así
que organiza una operación en la que Conan resulta apresado y es
recluido en una torre. El escurridizo cimmerio logra escapar de
su encierro, hacerse con otra nave pirata y ganarse otro enemigo
mortal, Bor-Aqh-Sarak (o Bor’aqh, según otros cronistas),
capitán al que destituye y al que cree muerto tras ser arrojado
desde el templo de la cosa con doce ojos que hallan en
una isla.
Sarak sobrevive, no obstante, y se interna en el continente en
persecución de Conan, quien ha penetrado en tierra para sacar
partido a lo robado en la isla. El demonio de las sombras
que ambos hallan en mitad de su riña parece acabar con el
vengativo pirata tullido.
Ya que está en el interior y sabiéndose proscrito, Conan se
desplaza por Argos hasta la frontera con Zingara a la espera de
que se enfríen los ánimos sobre la mar. En tierra sigue siendo
perseguido por el sanguinario pirata indestructible Sarak cuando
busca el Pájaro de Diamante, una joya mágica. Su
rivalidad sangrienta cesa cuando la también mágica actividad
de las joyas de G’Bharr Rjinn, sumada a la
intercesión de la ladrona Cuerva de la Nieve, acaba con la
amenaza del engorroso pirata.
El cimmerio metido a pirata siente que ha estado demasiado
tiempo sobre suelo seco y decide volver a visitar el mar
haciendo escala en Tortage. El 7 de febrero, tras un viaje a
nado agotador se aproxima al Wastrel, navío bajo el mando del
pirata bucanero Zaporavo entre cuya tripulación se
integra Conan ganándose muy pronto la confianza de los
marineros. Cuando atracan una isla sin nombre del Oeste, el
cimmerio aprovecha para matar al capitán en la selva, hacerse
con su nave, sus hombres y su concubina, Sancha, a la que
tiene que auxiliar en el estanque del negro, alberca
maldita sita en el centro de una ciudadela antiquísima de la
cual mana un verdadero torrente de maldad.
Con la voluptuosa Sancha y su nueva tripulación, después de
superar un problema con la hija del mago del mar, Conan
parte en busca de un tesoro consistente en los dineros
destinados a financiar la pasada guerra de Argos contra Estigia,
perdidos tras la traición de Koth. No logran tomar para sí el
botín de la Isla Muerta, pues la repentina aparición de
seres de ultratumba deja al pirata sin tesoro y sin Sancha, lo
cual no le desanima a proseguir su carrera de exitosos saqueos
por el sur y por el oeste.
A mediados de marzo de 38 Conan hace un pacto con Zingara, no
atacará a su flota y a cambio podrá moverse con mayor libertad
por las aguas adyacentes y las de Argos disfrutando de la falsa
designación de bucanero. Los zingarios han llegado a la
conclusión de que tenerlo de su lado es preferible a tenerlo en
contra. Así, Conan el bucanero tiene su barco atracado en el
puerto de Kordava cuando un sueño de sangre indica a la
hija del rey, Chabela, que la estabilidad de la corona
zingaria peligra. Thoth-Amón es uno de los implicados en la
sedición, razón por la cual se halla en busca de la Corona
Cobra. Casualmente, el objeto mágico codiciado por el brujo
ha caído en manos de Conan, lo cual, sumado a toda la red de
intrigas tejidas en torno a la corte de Zingara, le llevan hasta
Amazón, lejano baluarte meridional en el que padece el suplicio
de los árboles devoradores de Gamburu. Una vez rescatado
por Juma, su bronceado compañero de armas de Turán, el cimmerio
regresa a Zingara para interceder por Ferdrugo en la trampa
tendida por el pirata Zarono, por unos nobles de parva
nobleza y por el hechicero que pretende proclamarse Rey Thoth-Amón.
Esfuerzo inútil, los herederos de los cetros
raramente son los taumaturgos si Conan está cerca para
impedirlo.
Si es agosto cuando Conan impide la coronación de Amón, es
septiembre cuando cumple una misión de rescate cerca del ecuador
de su mundo, misión de fácil resolución que no logran empañar
con el fracaso los enanos de la muerte de Stygia.
Cuando sube con su barco hacia Kordava de nuevo, termina
naufragando frente a las costas de Shem debido al hostigamiento
de los zingarios y pasa en tierra tres semanas defendiendo una
cercana ciudad de los problemas políticos suscitados por el
informador de turno. Deseoso de volver a disfrutar de la
libertad del bucanero, vuelve al mar sobre el día 9 de octubre
de 38, pero allí le están esperando un grupo de capitanes
zingarios celosos de sus logros que, organizados férreamente
entre sí, le fuerzan a embarrancar su último navío en la costa
shemita, muy cerca de Asgalun.
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