Libro encuadernado en cartoné con páginas en blanco y negro.
Hugo Pratt ilustró las narraciones Le avventure di Simbad (1963) e I Giganti burloni (1964) para el semanario infantil Il Corriere dei Piccoli, cuyos textos corrieron a cargo de Mino Milani y Vezio Melegari.
Según Pratt, aquellos años supusieron un conflicto permanente con el editor, empeñado en «hacer una revista que le recordara su adolescencia, sin tener en cuenta que los gustos, sobre todo los de la generación más joven, habían cambiado. Quería textos acompañados de imágenes y dibujos didácticos. Yo pensaba exactamente lo contrario, pero tenía que cumplir con esos requisitos».
Ante estas limitaciones, tuvo que abandonar parte de su estilo y dibujar con una gran economía de medios, esencialmente con una pluma y unas pocas masas de negro. Aunque a primera vista, tal decisión pudiera considerarse un empobrecimiento de sus recursos gráficos, Pratt se las ingenió para obtener unas viñetas tan eficaces que convierten el texto en algo superfluo.
La ingenuidad se convierte en virtud y lo excesivo, en escenas muy expresionistas.