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LEONARDO ANDRÉ WADEL, EL PRECURSOR, EL MAESTRO.

 

[ Leonardo Wadel, de una imagen de archivo ]


Artículo por Alberto D. Kloster


«En punto a la critica ¿existe un escritor de cómic, un literato de historietas? ¿Alguna vez un creador de esta clase de "literatura dibujada" como se llamó alguna vez, figurara en las proposiciones para un Premio Nobel, por ejemplo?" »

Eugenio Juan Zapietro (Ray Collins)

«En aquellos días lo escuche decir [a Wadel]: "No voy a pasar a la historia de la literatura como historietista”. Tenía razón: pasara a la historia de la historieta como uno de los grandes, personalísimos guionistas argentinos. Y decirlo es decir internacional».

Alfredo Grassi

Sobre Leonardo André (sin ese) Wadel sabemos que es un señorito inglés, no por su estilo de vida sino simplemente por su origen. Por supuesto eso no tiene nada de malo, la colectividad británica –aun pequeña en número- dio muchos de sus hijos a la cultura argentina: los Newbery, pioneros de la navegación aérea argentina, ambos de trágico y heroico final; Guillermo E. Hudson quien escribió desde Londres y en inglés Allá lejos y hace tiempo (So Far and Long Time Ago en el original) contando su infancia y su vida en la Pampa argentina donde nació y se crió; los Wilde argentinos han sido grandes médicos, periodistas, literatos y políticos locales; los Brown cuentan con nuestro héroe nacional el Almirante Guillermo Brown y también fueron los pioneros y primeros campeones del fútbol argentino con su mítico equipo Alumni; los Lynch también dieron grandes exponentes: como el gran escritor Benito Lynch, y otros destacados artistas y, naturalmente, el Doctor rosarino Ernesto Guevara Lynch, mas conocido como "EL CHE"… y “Georgie”, Jorge Luis Borges, cuya abuela inglesa fue clave en su formación, cultura y comportamiento (y quedan muchos mas britano argentinos en el tintero).

La carrera de Wadel se inicia con la obra “Kharu, el hombre misterioso”, en Mustafa, dibujado por Carlos Clemen para la Editorial Florida, que era el sello que publicaba Pololo y Mustafa. En el diario Pregón Leonardo Wadel se convirtió, al poco, en traductor y director de página de historietas. Traducía “Sexton Blake”, hacía guiones para la revista Fenómeno, de Editorial Tor ("El penado Pipiarulo" o "La barra de Carpincho", por ejemplo, guiones de 1942 escritos para el dibujante italiano Guido Ferrari), y llegó a dirigir esta publicación, así como otra revista de coetánea: Rojo y Negro.

El prolífico traductor dominaba ya seis idiomas a esta altura de su vida y, en poco tiempo, se convirtió en un escritor consumado que realiza cientos de traducciones y guiones para pequeñas editoriales. Decenas de aquellas inolvidables Novelas Populares, que se vendían por 10 y 20 centavos en Argentina, eran traducciones de Wadel.

Su labor en la revista Patoruzito se ubica, narrativamente hablando, en la línea de la más pura acción: movimiento, ritmo y plasticidad. Aquí Wadel realiza lo mejor de su producción, entre ellas encontramos las aventuras de Roso y Turbión, a las que le puso dibujos Joao Mottini, la historieta “¡A la Conquista de Jastinapur!”, una gesta inolvidable ubicada en las últimas paginas del Patoruzito del final de los 1940. Se trata de una obra que gráficamente seguía los lineamientos clásicos de la historieta literaria, usual antes de la dinámica y renovadora aparición de Patoruzito, dibujada por el uruguayo Emilio Cortinas al uso de otras obras que no ostentaba los globos habituales y ofrecía todo el texto en bloques verticales o inserto en cartelas al pié. “¡A la Conquista de Jastinapur!” es una epopeya inspirada en los libros sacros de la India El Ramayana y El Mahabharata llevados a un contexto aventurero. Aquí Wadel exhibió su capacidad literaria al máximo obteniendo un éxito fulminante.

Para Patoruzito Wadel también escribió “Conjuración en Venecia”, historieta dibujada por gran artista chileno Jorge Pérez del Castillo en la que Wadel alcanzó su mayor altura lírica con su estilo barroco y florido. Y encontramos en la misma revista diversos folletines y cuentos de Wadel, como “En una ciudad muerta del lejano oeste”; y cabe destacar que como un cuento empezó “El Club de los Aventureros” que luego ilustraría el genial dibujante uruguayo Alberto Breccia.

Vito Nervio y el eclipse.

Es el Detective Argentino por antonomasia valiente y cosmopolita. Detective con jopo engominado en sus inicios, representa a un porteño de ley que tiene algo de Gardel en su estampa. Es el primer gran personaje de la historieta seria de aventuras.

Fue creado por el genovés Mirco Repetto en guiones y el artista oriental Emilio Cortinas en dibujos. En 1946, Cortinas partió al Uruguay y Repetto realizó infinidad de tareas en la editorial, pues Quinterno le había ofrecido la dirección de la revista. Si bien Repetto no aceptó dicho ofrecimiento continuó trabajando arduamente no sólo para ella sino también en su hermana mayor Patoruzú. Debido al rechazo de Repetto, fue finalmente Leonardo Wadel quien asumió la dirección artística de Patoruzito, férreamente conducida editorialmente hasta entonces por Dante Quinterno. Ya se evidenciaba que Wadel era el hombre providencial que había aparecido con bajo perfil, casi secundariamente –pero firmemente-, para luego pasar a ocupar altos cargos de responsabilidad y alcanzar más tarde elevadas posiciones como argumentista de historietas. De hecho, sería el fundador de esta disciplina, profesionalmente hablando, y el precursor de la nueva historieta seria argentina que ha tenido en Oesterheld a su símbolo máximo y cuya repercusión sería, insospechadamente, de alcance universal.

Los iniciadores de Vito Nervio, Cortinas y Repetto, terminaron por abandonar la realización de la historieta. La nueva dupla encargada del carismático detective estuvo integrada por Breccia y Wadel. Con ellos la historieta vivió los momentos más inolvidables de su andadura, tomando la verdadera y definitiva forma, con la que nuestro detective preferido fue evolucionando no sólo en su trama sino también en sus rasgos. Este querido investigador, insólito por el hecho de ser argentino y protagonizar aventuras internacionales, luchó contra las fuerzas del Mal y triunfó –como corresponde- siempre, pues era habilidoso, bueno, fuerte y estaba escrito por Wadel, a quien no le iba esa cuestión de los “antihéroes”, principalmente porque ello no se estilaba en sus tiempos.

Vito anda por el mundo entero, no había sitio por donde no apareciese tomando mate, sea yendo al Nilo o alternando con al nobleza en Montecarlo. Es un personaje entrañable. En muchas aventuras Vito Nervio se las arreglaba solo, en otras estaba con Ali, su amigo, su ayudante negro; o lo encontramos con el inspector Rouge y vemos asimismo a Vito siempre interesado en compartir aquellas apasionantes charlas de su amigo el periodista D’Amico... Y a Vito Nervio también lo hallamos con la deliciosa compañía de mademoiselle Julie, aunque digamos que el corazón de Vito tiene dueña, nada menos que “la mala” de la saga: Mamade Zabatt, «un demonio con faldas», que es el Número 1 del “Triángulo Verde”, siniestra organización delictiva contra la cual lucha Vito (el poder por el dominio de dicha “entidad” maléfica es disputado entre Madame Zabatt (“Ella”) y el ultra maldito Von Kranach).

Son muchas las recordadas aventuras de Vito Nervio: La que sucedió en Los Montes de la Luna de Etiopía contra el famoso Triángulo y Madame Zabatt... y Vito junto a la grata compañía de mademoiselle Julie. Las vertiginosas aventuras con Von Kranach en las catacumbas de París. El misterio de la flor de loto (en Londres). El castillo de Barthelemy (fantasmagórica). El peñón de las animas (Bretaña), La rosa del silencio (atómica en la Atlántida). El caso de la mansión gris (guiñolesca). La mascara infernal (circense). El caso de Kili- Kili-Usore Bwana (en el África negra), y tantas más. En estas aventuras, Vito Nervio siempre utilizaba frases y máximas, como la que le sentenciaba a la aventurera mademoiselle Julie: «la misión es impropia para mujeres». Otras máximas de Vito: «mientras hay vida hay esperanza» o la definitiva: «la maldad, tarde o temprano, recibe severo castigo».

En Vito Nervio son los ingredientes de la historia la acción velocísima y los hermosos caracteres, una jugosa formula que gozaba de gran popularidad. Sin embargo vimos que hay un “toque” desarticulante pues en la historieta el Bien se enamora del Mal y así como Vito obligadamente debe luchar contra "Ella", agradece al cielo cada vez que sabe que M.Z. ha conseguido huir. Ella a su vez debe matarlo pero es feliz cuando sus esbirros yerran el disparo. La atracción y el enamoramiento es mutuo.

Estos lineamientos, debemos precisar, ya los habían planteado Cortinas y Repetto al iniciar el desarrollo de la historieta. Por su parte, Wadel aportó unos guiones dinámicos que convirtieron a Vito en un clásico de la aventura pura.

Vito Nervio no se rinde y reaparece en Chaupinela dirigiendo una escuela de detectives, conquistando con su arrebatadora historia a generaciones mucho más jóvenes de lectores y seguidores de las historietas, sirviendo de bisagra entre el conocimiento de las historietas juveniles y estudiantiles (revistas Anteojito y Billiken, revistas de Editorial Columba) y las nuevas historietas de temáticas e imágenes mas jugadas, más adultas, de Skorpio y Fierro. Hagamos una digresión para precisar que la etiqueta “historieta adulta” o “para adultos” resulta confusa, pues se venía utilizando desde los tiempos en que las historietas dejaron de ser humorísticas e infantiles y pasaron a ser dibujadas en forma realista como historietas de corte serio y en las mismas revistas que las anteriores. O sea, cada avance en el tratamiento historietístico se lo consideró adulto. Contemporáneamente ha pasado a significar que hallamos en sus viñetas escenas eróticas, sexo explícito e imágenes violentas, aunque la trama sea de una pobreza inquietante y absurda.

Wadel escribió en Chaupinela la historieta Vito Nervio para que la dibujase Alberto Breccia, y con ello adquirió gran relevancia y popularidad. En su día, dicha historieta me sorprendió gratamente por tratarse de un detective argentino protagonizando aventuras con mucha acción y humor. Mayor fue mi asombro al enterarme que dicha historieta había nacido treinta años antes. Ello quería decir que el impacto que yo sentí demostraba la gran calidad de la trama y del dibujo en conjunto, su gran vigencia como para conquistar generaciones más jóvenes. No había sido, entonces, como yo pensaba en un primer momento: Vito Nervio no era un James Bond argentino porque en realidad su nacimiento se produjo mucho tiempo antes que el nacimiento del héroe de Ian Fleming. Algo semejante me sucedería al poco tiempo, cuando leí una historieta de ciencia ficción con invasores extraterrestres y una resistencia terráquea. Lo impactante de la situación era que se desarrollaba en la Argentina: era El Eternauta de H.G. Oesterheld y Solano López. Inmediatamente me enteré que era El Eternauta pero número 2, segunda parte, y que el nacimiento de la historieta original se había producido antes de que yo naciera. También dicha historieta mostraba su vigencia para conquistar generaciones más jóvenes.

Los guionistas contemporáneos de Vito Nervio y de El Eternauta (Wadel y Oesterheld) me habían acompañado desde mi niñez por medio de las revistas estudiantiles, pero con una diferencia: mientras las historietas de Oesterheld llevaban su firma, las de Wadel no.

Wadel también escribiría innumerables adaptaciones a la historieta de los personajes clásicos de las novelas de aventuras que tanto nos entusiasmaban, dibujadas por José Luis Salinas, Bruno Premiani, etc., y las historietas eran publicadas en diversas revistas. Concretamente, en el caso de Premiani, pone imágenes a adaptaciones de Wadel como: Los dramas de la esclavitud, Las hijas de los Faraones o El hombre de fuego. Una de las ultimas publicaciones de varias de esas historias clásicas la realizó Editorial García Ferre (Anteojito, Hijitus, etc.) en la gorda revista llamada Boom, la cual tanto por su cantidad de hojas (muchas) como por su papel (algo maleta) nos la hace comparar a un manga, salvando las diferencias por supuesto. Pese a su calidad de autor, Wadel guardaba un bajo perfil pues no se estilaba nombrar al adaptador, así entonces si Wadel adaptaba Salgari y lo dibujaba Premiani, la historieta aparecía como Salgari-Premiani.

Esta situación de eclipse que acontecía con Wadel por costumbres de la época finalmente se convirtió en su karma, pues su figura amen de ocultada fue olvidada y su importancia dentro de la historieta argentina subestimada. ¿Las causas?, son varias, y trataremos de explicarlas en la medida de nuestras posibilidades.

La historieta antes mencionada, Vito Nervio (Mirco Repetto / Cortinas / Wadel / Breccia), fue llevada al cine con guiones de Miguel Bejo y Jorge Hayes. Los dibujos para el filme fueron realizados por Horacio Vitale. La dirección corría por cuenta del propio Bejo, con Hayes actuando en el rol del personaje principal. Bejo completó el filme en Europa con la ayuda de Volker Schloendorff (El Tambor) y compitió en el Festival de Locarno en 1981. La película se tituló bizarramente en un primer momento como Nervio, Super-Super y Wagner contra la noche negra del mundo, su nombre definitivo fue: Beto [sic] Nervio contra el poder de las tinieblas. Su duración era de 102 minutos y actuaron, además del ya citado Hayes, Ingrid Pellicori, Dennis De Biaggi, Sergio Tinni, Alberto Catena y otros. Todos ellos eran actores noveles y salvo Ingrid, que hizo luego una gran carrera, los demás no llegaron a ser conocidos. Fernando Brenner nos cuenta que Alberto Breccia autorizó la idea. Pero, como siempre, no se dice nada acerca de los otros autores de Vito, ni siquiera de Leonardo Wadel, su mejor argumentista. ¡Ah, malhaya, qué destino de olvido tuvo siempre este guionista argentino!

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[ © 2003 Alberto D. Kloster, para Tebeosfera 031223 ]