Dibujante de historietas experimentado en los géneros de acción y fantasía que destacó en cómics bélicos y de horror extranjeros y que, en España, fue uno de los adaptadores de El Quijote y el creador de un personaje fetiche del llamado boom del cómic: Bogey.
Nacido en Cartagena en 1948, vio rápidamente enfocada su carrera hacia el dibujo al compartir afición y gustos con sus primos, los hermanos Ortiz, que ya se dedicaban profesionalmente a realizar historietas. Desde los 14 años fue ayudante / aprendiz del dibujante también cartagenero Gigarpe (Ginés García Pérez) y vio su primer trabajo publicado bajo el sello de Ediciones Paulinas: “La batalla de Clavijo”, dentro de la colección Batallas Célebres. Asimismo, se fogueó en el humor gráfico con viñetas en el diario local La Verdad y algunas páginas para la serie El Caballero de la Cruz, que dibujaba Gigarpe para la Editorial Maga. La labor de Leopoldo se ceñía casi exclusivamente al dibujo a lápiz, aunque también pasó muchos trabajos a tinta.
Mientras cursaba estudios de Magisterio realizó varios viajes a Valencia, al estudio / taller que compartían Leopoldo y José Ortiz, Miguel Quesada, Luis Bermejo y Vicente Ramos. Con ellos aprendió los trucos del oficio y realizó su primer trabajo en solitario, un cuadernillo del Oeste de unas 20 páginas. Poco a poco fue publicando más historietas en la colección Atletas de Editorial Maga, así como páginas cómicas para la revista Reseso, de la misma editorial.
En 1965, Sánchez se matriculó en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, donde coincidió con su futura mujer, la pintora Nydia Lozano. Durante los años en la Escuela entraron ambos en contacto con la vanguardia que dominaba entonces el panorama artístico: Equipo Crónica, José Iturralde, Eusebio Sempere, Fernando Zóbel, Gustavo Torner, etc., y sus respectivas carreras artística como pintores arrancaron en una exposición colectiva en el Ateneo Mercantil de Valencia en 1969. Pero Leopoldo alternó esta labor creativa con la de dibujante de historietas, para agencias como Bardon Art, elaborando obras de tema romántico, de guerra o de horror que iban destinadas a publicaciones de las editoriales Fleetway y DC Thomson. Parte de estas historias vieron la luz en España en la revista Dossier negro, de IMDE, y en varias de la Editorial Ferma. En esta época también colaboró con el sello Aredit de Lyon (Francia), para la que realizó portadas e historietas en solitario o en colaboración con su primo Leopoldo Ortiz. Este tipo de publicaciones consistían en historias desarrolladas a lo largo de 200 o 300 páginas, y solían adaptar novelas policiacas.
A partir de 1971, ya casado con Lozano y afincado en Barcelona, Leopoldo se dedicó a pintar, exponer y al mismo tiempo hacer historietas para cuantas editoriales españolas pudo. Colaboró con la revista Trinca, de la Editorial Doncel, en cuya última etapa publicó una adaptación de la primera parte del Quijote que luego fue editada en álbum. También en la primera parte de los años setenta trabajó, a través de la agencia Selecciones Ilustradas, en las revistas de horror de Warren Publishing. Allí desarrolló un estilo singular, muy detallado en la definición de personajes pero experimental en la composición de la página, aportando más de un hallazgo narrativo. Concretamente, el autor publicó historietas en Creepy núms. 68, 77, 84-86, 88-90, 92, 93, 97-99 (entre 1975 y 1978); Eerie núms. 58, 60-65, 67, 68, 70-77, 79-82, 85, 87-89 (entre 1974 y 1978) y Vampirella núms. 39-41, 51, 56, 59, 61, 62, 65, 68, 99, 104 (entre 1975 y 1982). Obtuvo uno de los premios otorgados por Warren a los mejores dibujantes.
A finales de los años setenta abordó Leopoldo algunos otros trabajos de historieta que alternó con ilustraciones publicitarias. En 1976 colaboró en la revista satírica y humorística de Garbo titulada Eh!, dirigida por Manel Ferrer, y posteriormente se ocupó de dibujar un encargo: la Historia de Cataluña sobre guiones de José Antonio Parrilla y Luis Vila, un trabajo que él consideró muy aburrido pero cuyos originales puso a la venta con éxito (sus compradores eran catalanistas de pro, no coleccionistas de cómics). Con el mismo Parrilla abordó luego la serie "La Familia Real" para la revista Diez Minutos, que fue retocada y manipulada sin consentimiento del autor y fue terminada a desgana, con el consiguiente perjuicio en el acabado de la obra.
La serie por la que se recuerda al autor Leopoldo Sánchez fue, sobre todo, Bogey. El personaje, un detective futurista venido a menos y campeón en el cinismo, aunque con moral inquebrantable, fue creado en 1979 para una nueva revista de cómics de ciencia ficción que se titularía Crack. La revista nunca vio la luz, y el autor editó él mismo un álbum con las dos primeras historietas de Bogey ("Adios, muñeca!" y "El hombre que floreció" en BOGEY, libro de 1981, que antecedió a los que luego publicó Norma Editorial). El autor no se rindió en su deseo abordar la edición de una revista independiente, y en 1982 se sumó al proyecto de Editorial Metropol junto a Manfred Sommer, José Ortiz, Mariano Hispano y Paco Baena. Publicaron las revistas Metropol, Mocambo y KO cómics, pero la escasez de ventas acabó con aquel proyecto. Los últimos trabajos realizados por el autor en esa época fueron varias historietas para la revista Cimoc, entre las cuales se contaba la serie Diario de Arena, que él no pudo concluir y continuaría Luis Bermejo.
Desde entonces el autor compaginó trabajos publicitarios para agencias como Saatchi & Saatchi, J. Walter Thompson, RCP, Lowe, Bassat, MMLB o Contrapunto con su carrera como pintor, iniciada desde los años setenta, a la cual se dedicó a partir de los años ochenta. Aparte de exponer por todo el mundo, sobre todo en EE UU, fundó en 1996 en Murcia la Galería de Arte Convard, supliendo la carencia en esta ciudad de una galería dedicada al arte realista español.
El autor realizó un breve regreso a la historieta en el siglo XXI con su serie Pepe Malone, de la que firmó tres trabajos: Tú mismo. Disparates melancólicos de Pepe Malone (Ponent Mon, 2018), Pepe Malone: Apocalipsis / Una casa de reposo en las afueras (Evolution, 2019) y Pepe Malone. El cipote incorrupto de Casanova y otros disparates (Amaníaco, 2021), que se distribuyó pocos días después de su fallecimiento.
Recibió varios premios en vida: el Ciudad de Barcelona en 1984, el Homenaje del Excmo. Ayuntamiento de Cartagena en 1986.