ANGULEMA 2011: fin de semana en la capital europea del cómic |
Por segundo año consecutivo, Tebeosfera cubre el Festival international de la bande dessinée d'Angoulême, principal muestra europea relacionada con el noveno arte.
Crónica: Félix López
Reportaje fotográfico: Silvia Sevilla
VIERNES
Llegamos a Angulema en tren rápido, sobre las ocho de la tarde del viernes. Los alrededores de la estación y las calles circundantes dan una primera impresión de una ciudad algo descuidada.
Recorremos a pie los 800 metros que separan la estación de nuestro alojamiento, y tras recuperar el aliento (la subida a la colina donde descansa la ciudad desde la estación puede ser extenuante), llegamos a la casa particular donde nos alojaremos durante el fin de semana, próxima la galería comercial Champs de Mars, uno de los centros neurálgicos del festival.
Tras dejar las maletas, charlamos un rato con Julien y Christel, la simpática y joven pareja que nos aloja. Nos cuentan que Angulema tiene una población de apenas 100.000 habitantes que recibe durante los cuatro días al año que dura el festival más de 200.000 personas (230.000 en 2010). Durante esos días la ciudad cobra vida y debe ampliar sus horarios y sus servicios para atender la avalancha de visitantes. Como no hay suficientes plazas hoteleras, los particulares alquilan habitaciones para acoger a profesionales y fans de la BD[1]. Es relativamente fácil alquilar una habitación en el centro porque el boca a boca funciona de maravilla.
Decidimos salir a dar una vuelta para realizar una primera toma de contacto con la ciudad.
Angulema, a pesar de la primera impresión, es una bonita ciudad consagrada a la historieta. Lo primero que llama la atención es que aquí se vive la bédé[2] en cada rincón de la ciudad, el ambiente lo impregna todo: buzones de correos, estatuas de autores y personajes famosos, pinturas murales en las fachadas, escaparates de tiendas decorados, placas con los nombres de las calles encerradas en una bulle[3] e incluso calles dedicadas a grandes maestros como la rue Hergé o la rue Goscinny, dos de las calles peatonales del centro de la ciudad, que recorreríamos en múltiples ocasiones, ya que forman un eje que separa dos de los principales “polos” del festival, el Champ de Mars y el Hotel de Ville (Ayuntamiento). Precisamente al llegar a este último, nos llama la atención la proyección de imágenes y animaciones de la Fauve[4], la mascota del festival diseñada por Lewis Trondheim, en la fachada del ayuntamiento. Rodeando el edificio, entramos en un restaurante adosado al mismo, y en su sótano atisbamos a Juanjo Guarnido cenando, rodeado de otros profesionales del medio. Creemos reconocer a algún otro historietista conocido, pero decidimos dejar la “caza al autor” para el día siguiente.
SÁBADO
El sábado nos levantamos temprano para volver al Hotel de Ville, donde debemos presentarnos para recoger nuestras acreditaciones, pero llegamos demasiado pronto, faltan cuarenta minutos para que abra la recepción para la prensa, así que hacemos tiempo en un café cercano con las paredes decoradas con viñetas del cómic La Horde, junto a otros profesionales de la prensa especializada.
A las nueve en punto, regresamos al Hotel de Ville, en cuyo patio tiene lugar la exposición de Le Monde de Troy. En el primer piso nos hacen entrega de nuestra identificación y del dossier de prensa. En esta sala hay publicidad y folletos de diferentes festivales, revistas y otros colectivos, así que aprovechamos para dejar una docena de folletos de ACyT, la Asociación Cultural Tebeosfera.
Accedemos brevemente al salón de prensa donde varios colegas de los medios especializados toman un café mientras se preparan la jornada, antes de volver a la calle para comenzar el trabajo.
Nos dirigimos en primer lugar al conjunto de pabellones denominado Le Monde des Bulles, donde se concentran las principales casas de edición, y en cuyas dos puertas, desde muy temprano, se había ido acumulando una fila de mochilas para guardar el sitio de aquellos que querían ser los primeros en entrar.
Nada más abrir las puertas, el salón se convierte en un circuito de carreras de obstáculos en el que los fans se abren hueco para llegar rápidamente a los stands donde firman sus autores favoritos. Muchas editoriales solo dan un número limitado de números para las dedicatorias, dependiendo de la velocidad y disponibilidad de los autores implicados. Por ejemplo, Antoine Aubin y Jean Van Hamme, los autores del último álbum de Blake et Mortimer, dedicaron su ejemplar solamente a 10 afortunados.
Tras un rápido vistazo, nos dirigimos a una carpa cercana, más pequeña, llamada “Rights & Licensing Market” (curiosamente, en inglés), donde varias agencias y editoriales de todo el mundo, desde Finlandia a EE UU, negocian los derechos de edición en francés de su cartera de autores y series. En primer lugar visitamos el stand “Catalan Comics” compartido por La Cúpula, Norma Editorial y Ficomic, y saludamos a Graziela Pérez, responsable de las relaciones internacionales del salón del cómic de Barcelona, que amablemente coloca varios folletos de Tebeosfera en su stand, al igual que Ricardo Esteban, editor jefe de Dibbuks, que nos decía que ya era hora de que los pequeños editores españoles comenzaran a vender derechos y no solo a comprarlos. Dibbuks comparte stand con Sinsentido y Dolmen Editorial, aunque estos últimos finalmente no han podido venir al festival. Astiberri tiene un puesto independiente pero no localizamos a sus representantes.
Visitamos rápidamente la carpa de al lado, donde se encuentran varias editoriales italianas como Panini junto con otras francesas como Solëil, que ha preparado un importante despliegue para las sesiones de firmas, una enorme mesa en forma de U, donde una treintena de autores firman a la vez.
Volvemos al pabellón principal, recorriendo stands de editoriales como Glénat, Casterman o Delcourt, atisbando muchos autores conocidos y varios españoles como Jaime Martín (en la selección oficial del festival por Toute la poussière du chemin, con Wander Antunes) o Tony Sandoval, firmando ejemplares de su nuevo trabajo Les Bêtises de Xinophixerox, aunque las colas de fans nos impiden acercarnos a charlar tranquilamente con ellos.
Observamos que la moda cosplay que ha invadido en los últimos años los salones españoles no parece haber hecho mella en la capital del cómic, los pocos fans disfrazados deambulaban principalmente por el reducido Espace Mangasie, donde se reúnen los editores, autores y fans del manga y la bd asiática, pero no exclusivamente japonés, ya que éste año hay una importante presencia de cómic de China, Hong Kong y Taiwan.
Este pabellón lo comparten también otros sellos más pequeños como Manolo Sanctis, un innovador sello dirigido por Arnaud Bauer con un curioso sistema de publicación cooperativa: los autores participantes prepublican inicialmente historias completas o bien fragmentos de su obra en Internet de forma gratuita, y son los votos de los lectores de esas versiones electrónicas los que facilitan la publicación de la obras más votadas en papel. Arnaud nos ofreció amablemente un ejemplar de su libro 13m28, una curiosa obra colectiva que plantea qué pasaría si París fuese inundado por 13,28 metros de agua.
Pasamos por delante del stand de Moebius Productions, y preguntamos si el Maestro se dejará caer por allí. Su representante nos confirma que lo hará en dos ocasiones, a las 15:00 y a las 17:00, y aunque todos los números para dedicatorias están ya repartidos, nos asegura que nos atenderá un momento.
A media mañana (medio día para los franceses) la cantidad de gente en el pabellón principal empieza a ser agobiante, así que decidimos salir a tomar el aire, comer algo y cambiar de ambiente.
Tras una frugal comida, continuamos la visita en la place New York, donde al lado del ayuntamiento se extiende un enorme espacio denominado Le Nouveau Monde dedicado principalmente a editores independientes y al el cómic alternativo, uno de los lugares más interesantes del festival.
En el primer recinto, estaba en primera línea l'Association, cuyos trabajadores estaban de huelga protestando por el despido de unos compañeros y repartían panfletos explicando la situación. A continuación, sellos como Editions Cornelius, Les Requins Marteaux o el Fondo Flamenco de las Letras (Flamenco de Flandes, evidentemente).
El segundo espacio, un largo pasillo, estaba ocupado por una interesante mezcolanza de sellos, desde Mosquito (a la postre ganador del premio del patrimonio por sus ediciones de la obra de Attilio Micheluzzi) o Ça et La, donde Ulli Lust firmaba ejemplares de Trop n’est pas assez (obra ganadora del premio revelación junto con La Parenthèse, de Elodie Durand).
En Rackam hablamos un rato con Miguel Gallardo, que dedicaba Marie et moi, la edición en francés de Maria y yo a una visitante, educadora especializada en autismo, mientras describía su experiencia con su hija María, y cómo ésta no era consciente de ser la protagonista del libro ni del documental, que están intentando distribuir internacionalmente. También vimos L’Argent, la edición francesa de Dinero, pero no vimos a Brieva por allí.
También vimos a Brecht Evens firmando su obra Les noceurs en el stand de Actes Sud, sin sospechar que al día siguiente ganaría el premio audacia del festival. Seguimos descubriendo curiosidades como el stand de Coconino World con impresionantes reproducciones de grabados japoneses, o los africanos de Afrobulles. Tras pasar frente al pequeño editor La Pastèque (responsables de la exquisita edición en tapa dura de Macanudo), donde tomamos nota de los horarios de Liniers para una posterior visita, decidimos tomar de nuevo el aire, adentrándonos en las calles empedradas de la Vielle Angoulême.
Por toda la ciudad se distribuyen numerosos espacios de exposiciones, como la titulada Planches et Hiéroglyphes sobre el Egipto antiguo en el Museo de Bellas Artes, o una que que nos llamó la atención: una muestra (y venta) de tebeos católicos dentro de la propia catedral. Un personaje de cómic, colocado en el púlpito, presidía la muestra. Posteriormente, en otra iglesia de la ciudad, las viñetas también eran las protagonistas.
Paramos un rato a tomar un café, donde intercambiamos impresiones con un compañero de Actua BD, que tenía una cita con Manara, lo que nos recordó que iba llegando la hora de ir al encuentro con Moebius, así que regresamos una vez más al Champs de Mars a probar fortuna.
De vuelta a Le Monde des Bulles, lo aficionados ya estaban organizados una fila, a la que nos unimos con la esperanza de ganarnos la complicidad de alguno de ellos. Afortunadamente, una simpática chica que trabajaba en España actualmente nos echó una mano y no tuvimos que esperar al final.
Moebius llegó a la hora esperada, y desde el principio hizo gala de una elegancia exquisita, dibujando con rapidez pero dedicación las peticiones de sus fans, que le traían tanto primeras ediciones de sus álbumes más antiguos como ejemplares de sus recientes Inside Moebius o su último Arzak, siempre con una sonrisa y dedicando varios minutos a entablar conversación con cada uno de ellos. La sesión se interrumpió brevemente cuando un artista africano se acercó a saludar al Maestro, el cual revisó las muestras de su trabajo y animó a continuar.
Por fin llegó nuestro turno, nos presentamos como representantes de la Asociación Cultural Tebeosfera, le explicamos rápidamente los fundamentos de la misma y de la revista Tebeosfera, e hicimos entrega de un folleto explicativo, que Moebius revisó concienzudamente, asegurando que hablaba un “poquito” de español, mostrándose interesado por la labor de recuperación del patrimonio historietístico español, y especialmente por las portadas de los viejos tebeos reproducidas en el mismo. Finalmente, guardó cuidadosamente el ejemplar del folleto y se ofreció a firmarnos otro ejemplar del mismo, dedicado a Tebeosfera.
Tras el éxtasis, la catarsis: decidimos parar en el Espace FNAC-SNCF para relajarnos un rato. Allí los patrocinadores ofrecían diversas animaciones como participar en el coloreado de una obra de gran tamaño, diversas charlas con autores, y una zona de lectura donde se disponía de todas las obras de la selección oficial, para que el propio público pudiese leerlas íntegramente y votar su preferida.
Por último, recorrimos rápidamente el Espace Para-BD, donde se concentra todo tipo de coleccionismo, incluyendo figuras de personajes de cómic y láminas con viñetas de los tebeos, pero también se planchas originales, dibujos dedicados de los autores más conocidos o cotizadas primeras ediciones de álbumes.
De vuelta a nuestro alojamiento, tomamos una copa con nuestros “caseros” y con otra pareja de aficionados franceses de Dunquerque también alojada allí, y conversamos entre otras cosas, como no, de tebeos.
Nuestra impresión es que el francés medio conoce la series y personajes superventas como Asterix o XIII, pero parece ignorar la existencia de una historieta adulta (autores como Moebius o Bilal son desconocidos), pero también la de mercados más allá del cómic de superhéroes americano o el manga japonés.
Lamentablemente, no nos sorprende ya el absoluto desconocimiento en Francia del cómic español (ni siquiera Mortadelo es conocido aquí), y pocos aficionados franceses reconocen como españoles a los creadores de series muy populares aquí como Blacksad o Jazz Maynard: incluso la pareja de aficionados se sorprendió por esta “revelación”.
Tras una larga y dura jornada, decidimos cenar pronto justo enfrente del Champs de Mars, en un excelente restaurante especializado en carnes, con un libro de visitas que ya quisiera más de uno, que sirvió cenas para los más rezagados, hasta pasadas las 22h00.
DOMINGO
El domingo sobre las 9:00 nos acercamos al Espace Franquin donde hay varias exposiciones, como la que echa un vistazo panorámico a la nueva bande dessinée belga francófona, pero es demasiado pronto, por lo que vamos a tomar un café para despejarnos. Mientras tanto, repasamos la programación y recordamos que justo al lado tiene lugar una charla con Frederick Peeters, a la que decidimos asistir.
Acudimos pues al espacio SNCF-FNAC, donde entrevistan a Peeters sobre su último trabajo, Château de sable, con guión de Oscar Lévy. El autor comenta que en principio era muy reticente a dibujar el guión de otro, cómo estuvo incluso evitando leer el texto suponiendo que se trataba de un guión para una novela frustrada o una película jamás producida, hasta que Lévy le confirmó que lo había escrito para él. Tras leerlo, no pudo negarse a ilustrarlo, quedó atrapado por la historia y especialmente por tratarse, según él, de una obra que solo funciona en cómic.
A continuación, cogemos el autobús gratuito que nos lleva al otro lado de la ciudad, a Magelis, la sede de la Cité de la Bande Dessinée, donde se concentra un buen número de eventos. Comenzamos por el edificio Castro, donde se presentan varias exposiciones. La primera, Baru: DLDDLT, es la exposición dedicada a la obra del presidente de este festival 2011. Conseguimos saludar brevemente a Baru y hacernos una foto con él, segundos antes de la visita del ministro de cultura francés, Frédéric Mitterrand. Continuamos con Rock’n Roll antédiluvien: le Rock a Baru, dedicada a las ilustraciones de discos de rock por diversos artistas de cómic, y Petite historie des colonies françaises, escenografía sobre la obra de Grégory Jarry y Otto T.
A la salida del edificio, advertimos en el suelo una multitud de originales losas de piedra firmadas por los más grandes artistas internacionales de cómic, a modo de “paseo de la fama” de Hollywood.
Cruzamos el río por la pasarelle Hugo Pratt, presidida por la figura de Corto Maltés, que da acceso al Quartier Jeunesse, toda una serie de eventos dedicada a los más jóvenes. En la plaza frente al edificio principal del conjunto, el Musée de la bande dessinée, se presentan unos paneles dedicados a celebrar el 60 aniversario de Peanuts, de Schultz. Ya en el interior comenzamos el recorrido por la exposición del concurso escolar L’école de la BD, con obras de niños de 5 a 18 años. Curioseamos también en los distintos talleres dedicados a los más pequeños, antes de pasar al museo de la bande dessinée propiamente dicho.
Primero, accedemos a la exposición Parodias: La bande dessinée en segundo grado, muy interesante sobre el tema. Continuamos con la maravillosa exposición permanente del museo, un recorrido a la historia del cómic desde sus inicios hasta el presente, con una buena selección de planchas de entre las cerca de 8.000 que componen el fondo del museo. Están excelentemente iluminadas y presentadas en una suerte de gran vitrina continua en forma de banda, complementada por zonas de lectura con multitud de obras representativas de cada parte del recorrido, de libre consulta. La exposición incluye apartados sobre los cómics de superhéroes americanos o el manga, y solo echamos en falta alguna referencia a ciertas escuelas y mercados, y muy especialmente a la historieta española, completamente ausente de la muestra.
Finalmente, vamos a la tienda del museo donde encontramos una buena librería sobre las últimas novedades y también sobre muchas de las obras expuestas, pero echamos en falta una librería teórica mejor surtida. En cualquier caso, adquirimos varios catálogos y libros teóricos.
A la salida del museo, pasamos por delante de otras dos exposiciones, una para los mas jóvenes sobre la serie Little Big Bang y otra que parece muy interesante sobre la historia del cómic en Hong Kong a la que, por falta de tiempo, no podemos asistir.
Cogimos el autobús de vuelta al centro de la ciudad, que nos dejo en la plaza New York, al lado del teatro donde se celebraba en unos minutos un Concert de dessins en los que artistas como Alfred, Charles Berberian o Bastien Vivès dibujaban y comentaban el proceso creativo en directo al son de la música. Lamentablemente no quedaban entradas ya, y pudimos comprobar que el pase de prensa no abre todas las puertas.
De vuelta a Le Nouveau Monde pudimos, finalmente, localizar a Liniers y tuvimos el placer y el honor de charlar un rato con él. Nos dibujó al gato Fellini de Macanudo, primo hermano de La Fauve de Trondheim, dedicado a los miembros de Tebeosfera. Le preguntamos por el parón en la edición española de Macanudo mientras que la argentina lleva ya 7 números publicados, y bromeando con el tema (“deja que los argentinos vayamos por delante en algo”), nos aseguró que el número 6 saldrá próximamente en España. También nos comento que en 2011 volverá a realizar una gira por España, en otra serie de conciertos dibujados con Kevin Johansen.
En el stand de Tabou, editor francés de cómic erótico y pornográfico nutrido casi exclusivamente por autores italianos y españoles (la mayoría de éstos últimos de la cantera de Kiss Cómics), firmaron entre otros Juan José Ryp, Atilio Gambedotti y Xavir Duvet. Charlamos con Sebas Martin, que presentaba Mes Mecs de Barcelone, un libro de temática gay no pornográfica, distinto de la línea habitual de la editorial.
Fuimos a comer a un lugar cercano que nos recomendaron, Lieu-Dit, con buena comida y buen ambiente, y donde los mantelitos decorados por los visitantes se exponen en una cuerda con pinzas, a modo de ropa tendida.
De vuelta al Hotel de Ville, nos pasamos por la sala de prensa para tomar un café e informarnos de los horarios, y comprobamos que el folleto de la asociación ha tenido éxito entre los colegas periodistas, solo queda un ejemplar ya. Allí nos enteramos de que a las 15h30, poco antes de la ceremonia de entrega de los premios del festival, el ministro de cultura francés hace entrega de la insignia de las Artes y las Letras a Jean Van Hamme en el cercano Théâtre d’Angoulême. Nos presentamos a la hora indicada pero no podemos asistir, al parecer solo se admite a la prensa acreditada especialmente para ello, así que esperamos pacientemente junto con nuestros compañeros de France 3 Lorraine hasta que la ceremonia termina y nos dejan acceder para tomar posiciones y poder cubrir la entrega de premios.
La entrega de premios tuvo una puesta en escena muy rockera en honor de Baru, con una banda en directo y presentadores salidos de los años cincuenta. Tras la entrega de los cuatro primeros premios, desgraciadamente, tuvimos que abandonar la sala antes del final para no perder nuestro tren de vuelta a casa.
Los galardonados (en orden de aparición) fueron los siguientes:
Fauve d’Angoulême – Prix de la bande dessinée Alternative para L’Arbitraire volume 9
Fauve d’Angoulême – Prix du Patrimoine para Attilio Micheluzzi por Bab-El-Mandeb
Fauve d’Angoulême – Prix Révélation, ex aecuo para Elodie Durand por La Parenthèse y Ulli Lust por Trop n’est pas assez
Fauve d’Angoulême – Prix de l’Audace para Brecht Evens por Les noceurs
Fauve d’Angoulême –Prix Regards sur le monde para Joe Sacco por Gaza 1956
Fauve d’Angoulême – Prix Intergénérations para Naoki Urasawa por Pluto
Fauve d’Angoulême – Prix de la série para Fabien Nury y Sylvain Vallée por Il était une fois en France Tome 4 – Aux armes, citoyens!
Fauve d’Angoulême – Prix spécial du jury para David Mazzucchelli por Asterios Polyp
Fauve FNAC SNCF – Prix du public para Julie Maroh por Le bleu est une couleur chaude
Fauve d’Or – Prix du meilleur álbum para Manuele Fior por Cinq mille kilomètres par seconde
Grand Prix de la ville d’ Angoulême para Art Spigelman
CONCLUSIONES
El Festival international de la bande dessinée d'Angoulême, a pesar de su insistencia por ser internacional, ha sido a menudo criticado por su chovinismo, lo que efectivamente parece confirmarse repasando el porcentaje de presidentes del festival franceses. Sin embargo, es cierto que en los últimos años se ha ido produciendo una tímida apertura internacional, y así lo atestigua la presencia de autores internacionales becados por la Maison des auteurs como “nuestro” Alfonso Zapico, las exposiciones exóticas como las recientes dedicadas a Hong Kong o Taiwán, o la tímida aunque imparable normalización del manga.
En esta edición número 38 del festival, se advirtió un esfuerzo especial que nos hace pensar que finalmente quiere hacer honor a ese apelativo de internacional, y así lo atestigua la elección de los premiados, desde la austriaca Ulli Lust, premio revelación, o el del Fauve d’Or al mejor álbum para el italiano Manuele Fior, pero sobre todo con la elección del próximo presidente del Festival, el norteamericano Art Spiegelman.
La valoración final es, evidentemente, muy positiva: un festival excelentemente organizado, las más grandes estrellas del medio, fabulosas exposiciones. El único “pero” quizá sea la imposibilidad de disfrutar de todo lo el festival ofrece, especialmente si solo se dispone de un fin de semana, como fue nuestro caso.
Echamos en falta más tiempo para poder visitar mas exposiciones como las dedicadas a Hong Kong o la nueva BD belga, asistir al conciertos de Heavy Trash o al espectáculo Le cabaret de la bande dessinée aleatoire, pero también a alguna de las numerosas proyecciones como las dedicadas a José Muñoz, participar en alguno de los encuentros internacionales con artistas como Riyoko Ikeda, Jean-Pierre Dionnet o Matthias Schulteiss o haber seguido en directo la evolución de las 24 heures de la bande dessinée en la Maison des auteurs. Aunque quizá lo que más echamos en falta fue poder asistir a uno de los Concert de dessins.
[1] Acrónimo de bande dessinée, el término francés para designar el cómic o historieta.
[2] Otro de los términos populares para hacer referencia a la bande dessinée.
[3] ”Bocadillo” en la bande dessinée.
[4] Lliteralmente y de forma irónica, “Fiera”, un gatito de color negro omnipresente durante todo el festival.