ANGULEMA 2018. ENCUENTROS Y REENCUENTROS EN LA CIUDAD DEL CÓMIC
Acudimos un año más a Angulema, pequeña ciudad a orillas del río Charente que durante unos pocos días a finales de enero se convierte en la capital mundial del cómic con la celebración del Festival de la Bande Dessinée d'Angoulême, que cumple ya 45 años.
Además de la gran afluencia de profesionales y público, la circunstancia de que la alerta Vigipirate se encontrara estos días en su máximo nivel debido a la amenaza terrorista hizo que la ciudad estuviera blindada y tomada por el ejército y la policía.
No tuvimos, sin embargo, sensación de inseguridad en ningún momento. Las calles que conducen al centro están cortadas, así que todo él se convierte en centro peatonal. Es una ciudad volcada con la historieta durante los días del festival.
No hubo demasiada suerte con el clima este año, el jueves llovió bastante. Aunque recordamos años incluso peores, cabe preguntarse ¿por qué un festival en Angulema… en enero? Sea como sea, Angulema será por siempre la ciudad de la bande dessinée.
EXPOSICIONES
El Musée de Angoulême alberga la “joya de la corona”, la interesante exposición Osamu Tezuka. Manga no Kamisama, que muestra una perspectiva excepcional sobre la obra de este mangaka mítico, uno de los autores de cómic más influyentes y prolíficos de todos los tiempos. Se trata de la primera exposición de este tipo en Europa. La carrera de Tezuka se extiende a lo largo de cincuenta años, y según los expertos, el autor dibujó más de ciento cincuenta mil páginas. En su país fue conocido como Manga no Kamisima (Dios del manga).
En los primeros trabajos, como en su primera obra larga, Shin Takarajima (La nueva isla del tesoro), la influencia de Disney en el trabajo de Tezuka es evidente. La primera parte de la exposición muestra también una buena colección de planchas de sus obras para el público infantil, como Issennen-go no Sekai (El mundo dentro de mil años), Lost World, Metropolis o Janguru Taitei (El emperador de la jungla), hasta llegar a una de sus creaciones más famosas: Tetsuwan Atom (Astro Boy), un niño robot alimentado por una pila nuclear, creado en 1952. Un gran panel en el centro de la sala principal de la exposición muestra dos dibujos de Astro Boy. Con una pequeña linterna ultravioleta pueden descubrirse los circuitos del interior del robot, que alberga un gran corazón.
Una segunda parte de la exposición muestra la evolución del autor hacia temas adultos a partir de mediados de los años sesenta, con obras como Banpaiya (Vampiros), Dororo, Kirihito, Ayako, MW, Black Jack, Buda o Hi no Tori (Fénix) hasta llegar a su gran obra maestra, Adolf ni tsugu (Mensaje a Adolf, traducida en España simplemente como Adolf). La exposición (y el fabuloso catálogo) muestra también otras facetas del autor, como la de ilustrador, la de empresario fundador de su propio estudio de animación o la de teórico.
También en el museo de Angoulême visitamos la exposición Venise sur les pas de Casanova. La muestra presenta diferentes visiones de Venecia, desde la más clásica de la Venecia elegante y monumental representada por Canaletto y Guardi hasta la más alternativa de Casanova, que pasea su mirada por callejones más periféricos, mostrando una Venecia más mundana e incluso golfa. Entre ambas visiones, otros dibujantes como Zep, Milo Manara, François Avril, Griffo, Kim Jung Gi o Tanino Liberatore, ofrecen un retrato de la ciudad, sin limitaciones de formato o técnica.
El Espace Franquin alberga la exposición de Naoki Urasawa. El mismo jueves ya hay una gran afluencia de público (muchos grupos escolares), si bien dos días después, ante la masa de gente que visita el festival, recordaríamos el jueves como el día ideal para visitar las exposiciones. El autor de Monster, 20th Century Boys, Pluto y tantos otros éxitos ofrece una exposición muy interesante de sus originales. Las planchas están dispuestas en el orden de lectura (inverso al occidental, al estilo japonés). Como el tamaño de las planchas es mucho mayor que el de las páginas de libro impreso, el resultado es sorprendente. En un interesante vídeo, Urasawa explica su interés en mostrar los originales, argumentando que es la manera de que se entienda el proceso creativo. En estas planchas se puede apreciar la minuciosidad de los detalles y de los trazos, que refleja el alma del autor. Urasawa afirma que en un medio de lectura tan rápida como es el manga, una sola viñeta significa poco, por lo que hay que mostrar capítulos completos o series de páginas que permitan hacerse una idea del contenido de la historia.
En avant-première, la exposición muestra algunos originales de Mujiroshi, le signe des rêves, su próxima y prometedora obra, que se desarrolla entre París y Tokio. Una entrañable vitrina muestra cuadernos de bocetos de un joven Urasawa, incluyendo antiguas caricaturas de los profesores del autor realizadas en los dorsos de las carpetas y en los coloridos separadores de hojas. La exposición L'art de Naoki Urasawa estará en París del 13 de febrero al 31 de marzo, para aquellos que quieran y puedan visitarla.
El dibujante suizo Bernard Cosendai, más conocido como Cosey, que fuera el gran premio en la edición anterior del festival y autor del magnífico cartel de este año, tuvo su exposición en el Hotel Saint-Simon: Cosey, una quête de l'épure (Cosey, una búsqueda de la pureza). Este viajero autor publicó en 1975 en la revista Tintin la primera historia de su conocido personaje, Jonathan. Este parte rumbo a cuatro rincones del mundo, Estados Unidos, India, Japón, Birmania y Tíbet. Sus álbumes "americanos" son numerosos, pero los "asiáticos", sobre todo los del Tíbet, resultan mucho más evocadores. Cosey mostró a toda una generación de lectores la belleza de las mujeres tibetanas y sus majestuosos paisajes.
Una segunda parte de la exposición está dedicada a su pasión por la montaña, destacando sus planchas de En busca de Peter Pan, una obra de gran fuerza narrativa y gráfica que ha superado incluso las ventas de Jonathan. Cosey es también autor de una de las deliciosas versiones realizadas por artistas europeos de los personajes de Disney, en concreto de Une mystérieuse mélodie, que narra el encuentro entre Mickey Mouse y Minnie. Finalmente, la exposición destaca el papel de la tipografía y de los ornamentos decorativos en la obra de Cosey.
Cola de entrada al Musée de la BD | Interior, con animaciones para jóvenes del Capitan Biceps |
En el Musée de la bande dessinée visitamos la exposición Alix. L'Art de Jacques Martin, sobre uno de los personajes emblemáticos de la revista Tintin y del cómic francobelga: el galo Alix una obra de aventuras excepcionalmente documentada del francés Jacques Martin que se desarolla durante los tiempos de Julio César, y que cumple setenta años en 2018.
También en el museo, compartiendo espacio con la exposición permanente (que nunca nos cansamos de revisitar) tenemos la oportunidad de ver la muestra de cómic árabe titulada Nouvelle génération. La bande dessinée árabe aujourd’hui, que expone las obras de cincuenta autores de una decena de países: Jordania, Siria, Irán, Argelia, Túnez, Líbano, etc. Los trabajos se hacen eco de los eventos que han agitado el mundo árabe-musulmán en los últimos años, pero también muestran obras más personales. La diversidad de las obras, de autores, en su mayoría, jóvenes, es extraordinaria. Es una muestra inédita, ya que hasta el momento, salvo algunos casos aislados, se conocía más la caricatura que el cómic árabe.
Antes de dejar el extraordinario museo de la BD, nos asomamos a la conferencia de Pascal Jousselin, autor de Imbattable, le veritable héros de la bande dessinée, un curioso superhéroe de andar por casa que traspasa las viñetas para resolver las peripecias en las que se ve envuelto, jugando de una manera audaz con el tiempo y el espacio y con el lenguaje de la historieta. Se trata de un tebeo dirigido a un público infantil, y un numeroso grupo de niños asiste a la conferencia. Muchos de ellos sostienen la mano levantada, ansiosos por formular preguntas, muy pertinentes, al autor.
Entrada al Vaisseau Moebius | Vista de la pasarela sobre el río que conecta con el Musée |
Al otro lado del río, en el se encuentra la exposición Guibert, le dessin comme écriture. Lo primero que encuentra el visitante es una pared hecha con mil seiscientas páginas del storyboard de una de las obras del autor, fijadas a uno de los enormes ventanales de la sala, para mostrar en qué consiste el trabajo de un guionista. Emmanuel Guibert, autor de La Guerra de Alan, un formidable retrato histórico a través de la vida de su amigo, y de la trilogía El fotógrafo, igualmente basado en un personaje real, es también creador de muchas y variadas obras. Ariol es uno de sus trabajos para el público infantil, que ha pasado incluso a la animación. Ha sido también guionista de otra obra para jóvenes: Sardina del espacio, en colaboración con Joann Sfar. La exposición presenta una colección exquisita de planchas originales y fotolitos, así como de croquis extraídos de sus cuadernos de viaje o de ilustraciones japonesas realizadas sobre madera o en formato acordeón. Incluso encontramos una serie de platos diseñados por el autor, que recuerda que de pequeño no le gustaba mucho comer, pero accedía ante la recompensa de descubrir al fondo del plato el dibujo que escondía el puré de patatas.
En el mismo edificio, hay una modesta exposición de la asociación MARSAM, que reune trabajos de varios de los autores que pasaron en su día por la Maison des auteurs, incluyendo varios españoles: Alfonso Zapico, Candela Sierra, Nadar o Pablo Burgueño.
En los sótanos del Teatro de Angulema se presenta Sonny Liew, el prodigio de Singapur, una exposición dedicada a este autor malayo residente en Singapur, cuya fascinante obra El arte de Charlie Chan Hock Chye ha constituido un gran éxito internacional. El libro cuenta la historia de Charlie Chan Hook Chye, autor septuagenario que lleva creando cómics en Singapur desde 1954, y que echa una vista atrás, a lo largo de su carrera, y en paralelo, a los eventos más importantes ocurridos en Singapur a lo largo de la misma. Aunque parezca increíble, Charlie Chan es un personaje ficticio. Sonny Liew fue ganador del Premio de Literatura de Singapur de 2016 y cuenta con numerosos galardones, incluidos varios premios Eisner. En España la obra ha sido publicada por Dibbuks, y desde aquí la recomendamos efusivamente.
Durante nuestros desplazamientos por las calles de Angulema pudimos disfrutar además de otras dos exposiciones al aire libre: junto al busto de Hergé, la muestra Mai à l’affiche 68#2018, que proponía una reinterpretación y puesta al día de los carteles y consignas del mayo francés (que cumple ahora cincuenta años), y enfrente del Hotel de Ville la exposición dedicada al gamberro Titeuf (que cumplió recientemente veinticinco años, sin crecer ni un ápice).
ESPACIOS PARA EDITORES
El festival organiza diferentes pabellones cubiertos, conocidos popularmente como bulles (globos o bocadillos), para alojar a los profesionales que exponen sus productos o actividades, repartidos en diferentes ubicaciones del centro de la ciudad, lo que crea un constante trasiego de profesionales y visitantes que anima las calles de Angulema.
Le monde des bulles es el pabellón ocupado por las grandes editoriales francesas y está siempre abarrotado de cazadores de firmas. Allí atisbamos, firmando, a varios autores españoles, como Antonio Altarriba, Rubén Pellejero, Kenny Ruiz, Marcos Martín, Mikel Janín, Agustín Ferrer o Carles Ponsí.
Marcos Martín y Mikel Janín | Agustín Ferrer | Las enormes colas para conseguir firmas |
En el pabellón manga, además de los principales editores franceses que editan cómic asiático, descubrimos un interesante rincón dedicado a Taiwán, con una cuidada escenografía a modo de una sucesión de tiendas en las que se muestran diferentes trabajos, que van desde el cómic más tradicional a otras propuestas de diseño más innovadoras.
El pabellón Le nouveau monde es, tal vez, uno de los más interesantes del festival. Ahí se dan cita editores de cómics alternativos, a diferencia de otros pabellones que albergan obras de los grandes editores franceses. Entre los expositores se encuentran varios sellos que publican autores españoles que firmaban ejemplares, como Pep Brocal, Artur Laperla, Danide, Álvaro Ortiz, David Rubín o Marcos Prior.
Hasta allí llegamos para reencontrarnos con la delegación chilena de ProChile, que ha venido, gracias a un extraordinario apoyo por parte de su Gobierno, por segundo año consecutivo. El soporte institucional que ha brindado a autores, editores e investigadores ha permitido la presencia de esta delegación en Angulema. Gracias a ello conocemos a un gran número de profesionales que han creado obras de gran interés. Alguno de ellos, como Félix Vega, ha publicado ya en Francia. Otros, como Gonzalo Martínez, Pedro Prado o Francisco Ortega, aún no han tenido la oportunidad, pero han establecido contactos con editores europeos que, sin duda, darán pronto sus frutos. Moisés Hasson, autor del catálogo de cómics de Chile, en tres tomos, y de una deliciosa recuperación de la primera historieta chilena de ciencia ficción de 1924, estuvo presente en el festival, junto con su esposa y editora, María Eliana Aguayo, y pudimos intercambiar con ellos experiencias y proyectos.
Los tres libros de Moisés Hasson que forman el catálogo del cómic chileno |
Gracias a estos nuevos amigos, y de la mano de Olivier Balez, pudimos visitar la Maison des auteurs. Olivier está casado con una chilena —de ahí la conexión con la delegación de este país— y habla perfectamente español. El autor disfruta de la subvención ofrecida por Angulema a los autores seleccionados para el desarrollo de sus proyectos. Mientras realizamos la visita, coincidimos con Lewis Trondheim, que aunque quizá hubiera preferido pasar desapercibido, accedió a ser fotografiado por sus fans y sus compañeros de profesión. También acudimos al vernissage de la exposición de los autores actualmente en residencia, que se celebró en el sótano de la Maison.
Félix López, Olivier Balez, Pedro Prado y Lewis Trondheim | Moisés Hasson, Gonzalo Martínez, Félix Lopez, María Eliana Aguayo y Gerardo Valle |
El jueves, tras el cierre de los stands para el público, acudimos como invitados al cóctel ofrecido por la delegación chilena, aunque también catamos productos alemanes y noruegos. Es la gran fiesta de los profesionales del nouveau monde.
Pasamos brevemente por el espacio Para-BD. Allí se encuentran diferentes stands fundamentalmente de coleccionismo, figuras, ilustraciones y otros temas relacionados con el cómic. Curiosamente, también se ubican ahí los editores africanos, agrupados en torno a la marca AfricaBD.
El espacio Polar SNCF, patrocinado por la compañía nacional de ferrocarriles francesa, centrado temáticamente, como su nombre indica, en el polar (género negro) está principalmente dedicado a entretener a los jóvenes. En el momento de nuestra visita se desarrollaba un juego de enigmas tipo cluedo, y había otras atracciones, como un escenario propio de un crimen en el Orient Express donde disfrazarse y hacerse fotografiar.
Una de las actividades más interesantes del festival es el Concert dessinée (“concierto dibujado”). En esta ocasión, Rubén Pellejero se encarga del dibujo, en directo, mientras suena la cautivadora música africana de la maliense Rokia Traoré. El concierto es una delicia, y Rubén lo ilustra con maestría. Al final del concierto, durante el bis ofrecido por la cantante ante un público que aplaudía en pie en el teatro, el dibujante realizó un magnífico retrato de Rokia y sus músicos. Pura magia.
Finalmente, el Marché des Droits presenta un espacio clave para la compraventa de derechos de publicación de obras, reuniendo en un pequeño espacio algunas de las principales agencias y editoriales de todo el mundo. Siguiendo la tendencia de años pasados, la presencia española fue más que significativa, con nada menos que 7 espacios de asociaciones o editores españoles: FICOMIC, Norma, Institut d'Estudis Baleàrics (ILLENC), La Cúpula, Dibbuks, Fandogamia y Astiberri.
ENCUENTROS Y PRESENTACIONES
Durante el festival se realizan además numerosas presentaciones, mesas redondas, conferencias, encuentros con autores y otras muchas actividades, demasiadas para poder asistir a todas ellas en la apretada agenda. Hubo interesantes encuentros con autores de la talla de Emmanuel Guibert, Naoki Urasawa, Alejandro Jodorowsky, Matt Kindt o Dave McKean; conferencias de teóricos como Christian Marmonnier, Harry Morgan o Paul Gravett; presentaciones de autores de países como Chile, Taiwán o los países nórdicos; "batallas" de dibujantes en directo; y un largo etcétera.
El viernes, asistimos a la presentación de los autores chilenos Félix Vega, Gonzálo Martínez y Francisco Ortega, que comentaron sus últimos trabajos como Mocha Dick. La leyenda de la ballena blanca o Álex Nemo, y algunos de sus proyectos futuros, como Augusto/Citizen Pinochet, un prometedor trabajo de Ortega y Vega sobre Pinochet, a medio camino entre la biografía y la ficción fantástica y de horror.
El sábado, asistimos al encuentro sobre el anunciado proyecto de Blueberry por Sfar y Blain. Curiosamente, esta edición del festival parece anunciar el regreso del género del western, varias editoriales presentaban novedades ambientadas en el lejano oeste (Undertaker, Gus, Lonesome). Por su parte, el guionista Johann Sfar y el dibujante Christophe Blain presentaron su versión de Blueberry.
A lo largo de una charla llena de humor, los autores desvelaron muy poca información sobre el guión de esta versión de famoso teniente Blueberry. No obstante, la curiosidad y el interés por Blueberry han crecido muchísimo tras conocerse que estos dos artistas, con sus visiones tan diferentes, han conseguido ponerse de acuerdo para producir este relato. Blain es un verdadero aficionado del western, a él le encantan los códigos del género, y tuvo el papel de moderar las ideas iconoclastas de Sfar, más interesado en intentar de romper las normas del género. Su guion presenta el cuartel de Blueberry en tiempo de paz. ¿Cuál puede ser la utilidad de un ejército en tiempo de paz? ¿Cómo van a comportarse un puñado de hombres cuyo oficio es matar a enemigos cuando no hay enemigos? ¿Qué podemos esperar de este Blueberry? Respuesta, el último trimestre de 2018….
También el sábado pudimos acudir al interesante encuentro con el artista británico Dave McKean, donde presento las múltiples facetas de su arte: ilustraciones de libros o para caratulas de CDs musicales, cortometrajes, música, exposiciones interactivas en Londres, y por supuesto tebeos. Venía en particular a hablar de su última obra Black dog – los sueños de Paul Nash.
El domingo, asistimos a la “masterclass express” de Philippe Chappuis, alias Zep. Frédéric Potet, periodista especializado en tebeos del periódico francés Le Monde animó una tan entretenida como interesante conferencia de Zep sobre su emblemático personaje Titeuf. Al entrar en la sala de la conferencia, se le entregaba a cada persona del público un lápiz y una hoja de papel blanco. En la primera parte de la conferencia, Zep iba a enseñar a la audiencia como dibujar Titeuf... ¡y así fue! En unos diez minutos, las 175 personas afortunadas que habían esperado una hora para poder asistir a esta “masterclass” se convirtieron en dibujantes expertos en Titeuf. Despues de este momento recreativo, Zep comentó su manera de crear una historieta de Titeuf. Empieza con escribir la idea en una libreta, en cuanto surge. Luego dibuja un storyboard, antes de crear unos bocetos casi finales. Siguen el entintado y el coloreado. La etapa siguiente, curiosamente, puede tardar bastante tiempo: se trata de establecer el orden de las paginas dentro del album, para encontrar el ritmo adecuado entre cada historia. La mayoría de las historias son de una sola página. Finalmente, Zep comenta que concluye su proceso creativo con una “pausa guitarra”, su otra pasión.
Zep también habló de los temas abordados en los 15 álbumes de Titeuf: aspectos sociales de adultos como la polución, la crisis económica, la violencia, la discriminación, el racismo, etc., vistos con los ojos de los –no tan inocentes– niños. Zep acabó la conferencia respondiendo a preguntas del público con un dibujo. Ejercicio de estilo divertido y apreciado. En resumen, una conferencia que dio la oportunidad de conocer a un artista humilde y cercano.
PALMARÉS
Como es tradicional, los premios se fueron anunciando progresivamente: el día previo a la apertura del evento se anunció el Gran Premio del Festival, votado por los profesionales del medio, que se concedió al gran autor estadounidense Richard Corben, un merecidísimo premio que desde Tebeosfera celebramos especialmente. Durante el festival se fueron anunciando diversos premios (que aumentan año a año) que pueden ser considerados “menores”, aunque incluyen categorías como Juventud (La guerre de Catherine, de Julia Billett y Claire Fauvel, editado por Rue de Sèvres o el premio René Goscinny al mejor guión (Jean Harambat, por Opération Copperhead, de Dargaud), y finalmente, el sábado por la noche la gala de entrega de premios descubrió el palmarés oficial del festival:
Fauve d'or, premio al mejor álbum: La saga de Grimr, de Jérémie Moreau (Éd. Delcourt).
Premio especial del jurado: Les amours suspendus, de Marion Fayolle (Éd. Magnani).
Premio revelación: Beverly, Nick Drnaso (Éd. Presque Lune).
Premio a la serie: Happy Fucking birthday Megg, Mogg & Owl, de Simon Hanselmann (Éd. Misma).
Premio Patrimonio: Je suis Shingo, de Kazuo Umezu (Lézard Noir).
Fauve Polar SNCF: Jean doux et le mystère de la disquette molle, de Philippe Valette (Éd. Delcourt).
Premio Cultura del público: Marion Montaigne, por Dans la combi de Tomas Pesquet (Éd. Dargaud),
DESPEDIDA Y CIERRE
Un año más, el festival de Angulema demuestra por qué es la referencia mundial del medio: una organización impecable, exposiciones de gran calidad, una completa programación, cuidando tanto al profesional como al público en general, y todo ello en una ciudad que se vuelca durante el festival, creando un ambiente único que mantiene un equilibrio exquisito entre el mundo profesional y el visitante particular, presentando además un carácter propio, sin caer en la imitación de modelos foráneos (sorprende, por ejemplo, el hecho de que, a pesar de la marcada abundancia del manga en esta última edición, la presencia de cosplay sea tan escasa). Pero no todo son parabienes en la meca del cómic: este año, entre anuncios de cifras de negocio al alza, de récords de visitantes al museo y del aumento de visitantes, también se alzó nuevamente la voz de los autores que alertan desde hace tiempo de la precarización del oficio. Esperemos que el anunciado encargo del ministro de Cultura francés al director general de la Cité para reflexionar sobre la refundación de la política nacional a favor del cómic tenga en cuenta las reclamaciones de los autores. El año que viene volveremos para comprobarlo.
Reportaje fotográfico completo: https://photos.app.goo.gl/YTzipGGy644uUBpw9