Dibujante de tebeos de aventuras y de acción que heredó la dinámica de Gago y que consolidó un estilo propio, muy expresivo, que cristalizó en obras como Aventuras del FBI o Heros the Spartan. Dotado para todo tipo de género, bhizo cómics románticos y de guerra para Reino Unido, horror para Estados Unidos, y aventura y fantasía para todos los mercados, incluso dibujó al Capitán Trueno, siendo uno de los dibujantes de mayor talla de toda la historia de la historieta española.
Luis Bermejo nació en Madrid en 1931, pero pasó su infancia en Albacete, desde los tres años. Aquél era el lugar de residencia de Manuel Gago, por entonces uno de los historietistas más activos del país. Bermejo ya sentía interés por el dibujo y la pintura y comenzó a trabajar en los tebeos de Gago como ayudante entintador entre 1946 y 1947. Su pasmosa facilidad para dibujar y su temprana calidad le hicieron merecedor de serie propia, el cuaderno de aventuras El rey del mar (Valenciana, 1948), en un estilo similar al de su maestro Gago y firmando aquellas obras simplemente como “Bermejo”. Bermejo, a partir de ahí, se volvió un autor prolífico y polivalente, que alternaba trabajos para distintos editores y con distintos estilos, caricaturesco o realista: comienza a colaborar con la revista Chicos en 1949 (en las series Diablillos y, luego, Federico Trotamundos), pero también con el editor valenciano de Jaimito (dibujó en 1951 la serie Polín, Poli y Pol-Pol) y Mariló (la serie Pitusa y Maribel).
En 1951 regresó a Madrid e inició su formación académica, en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde coincidió (según el teórico D. Cara) con el grupo de autores que conformarían lo que podría llamarse “Escuela de Madrid”: José y Carlos Laffond, Julio Montañés, Celedonio Perellón, José F. Bielsa, Luis Vigil, Zata, Huete, Casarrubio y García Pizarro. Fue a partir de este año cuando cristalizó su estilo y se erigió como autor destacado, concretamente en la colección de cuadernos del editor M. Rollán Aventuras del FBI, por la cual sería en lo sucesivo reconocido. Aquí afloró el estilo característico de Bermejo: si bien no dibujó él todos los números (desde el 132 de la colección fueron otros los autores), imprimió un nervio en los personajes, una luz en los encuadres y una acción tan equilibrada, que su lectura constituyó un goce sin pausa para generaciones de lectores. Se ha indicado que el dominio de la anatomía que demostraba aquí el autor procedía de C. Sáenz de Tejada y que su dominio de la narrativa y del movimiento provenía de Manuel Gago.
Medró Bermejo como autor, dibujando o entintando sin pausa y cada vez con mayor calidad en su trazo, desenvuelto y firme, produciendo viñetas para tebeos inolvidables durante la segunda mitad de los años cincuenta. Casi toda su producción de esta etapa fue para la editorial Maga, la fundada por su primer mentor: en 1956 dibujó Roque Brío, historietas detectivescas con niño; a partir de ese mismo año entintó o dibujó algún episodio del selvático Pantera Negra, y en 1958 se hizo cargo de Apache, tebeo de temática western que obtuvo gran acogida por la afición, en gran medida por los trepidantes guiones de Pedro Quesada. Durante estos años aportó algunas historietas para otros tebeos, como Balalín y Maripositas, participaciones en colecciones como Mendoza Colt o Españolín, los álbumes de cromos África y sus habitantes y Vida y costumbres de los vikingos (ambos en colaboración con Matías Alonso) y varias entregas de la colección de novelas con cómics insertos Historias de Editorial Bruguera, en las que adaptó algunos clásicos literarios. Pero su labor ya estaba siendo reconducida hacia el mercado exterior a través de agencias, siendo la primera Histograf, para la cual realizó historietas de la serie de vikingos Sigur, que se publicaron en varias cabeceras (por ejemplo, en el tebeo promocional Galerías Preciados).
Su trabajo en Aventuras del FBI ya se estaba traduciendo en Italia, Francia o Portugal, pero Bermejo sería conocido internacionalmente gracias a su ligazón con la agencia Bardon Art a partir de 1956. A través del agente J. Macabich dio vida este madrileño a decenas de guiones románticos, de acción y de guerra que se fueron publicando en revistas británicas a partir de 1957: empezando por Mirabelle, pasando por Super Detective Picture Library, Girl's Crystal, Romeo, Tarzan Adventures, Comet, Cherie, John Steel: Super Detective, Air Ace, Battle, War, Commando, Princess, Titbits, Tagle, Boys World, Johnny Future/Missink Link, Tell Me Why, Wonder, Diana, Once Upon a Time, Daily Mirror Book for Boys, Princess Marigold, Look and Learn, Pixie, Tammy, hasta llegar a 1973, cuando apareció su último trabajo en el mercado británico, en Playhour. De entre todo lo que sirvió a los cómics escoceses e ingleses destacó su labor en la serie histórica Heros the Spartan, a la que aportó sus mejores planchas entre 1963 y 1966. Aquí ya era obvio que Bermejo era un autor mayúsculo, resuelto en la composición de la página, con un dominio de los contrastes y las manchas de negro que sólo se habían visto en De la Fuente, y con una resolución anatómica sorprendente, que le permitía abordar cualquier situación, lo cual hacía documentándose profusamente.
Bermejo, incansable, colaboró con trabajos de ilustración (hizo varios álbumes de cromos) y de historieta con otras agencias durante los finales sesenta y los primeros setenta. Una fue Creaciones Editoriales, ligada a Bruguera, que los distribuyó en el mercado exterior. Otra fue la italiana gestionada por Rinaldo d’Ami, que destinó sus obras para Holanda y otros países. Otras fueron empresas neoyorquinas a través de las cuales comenzó a ilustrar portadas de libros. Y otra fue Selecciones Ilustradas, con la que participó en la oleada de autores españoles en el sello de revistas de horror Warren en los primeros años setenta. Y Bermejo no fue precisamente de los que dibujaron poco para estas revistas, pues su firma apareció en diecisiete números de Creepy, en diecinueve de Vampirella, en veintitrés números de Eerie, en cinco de The Rook y en dos de 1984. Parte de estas historietas las pudimos disfrutar en España traducidas en Dossier negro, Vampus, Rufus, Vampirella y Delta. Gran parte de este trabajo lo desarrolló en Valencia, ciudad a la que se mudó en los sesenta, compartiendo allí estudio con José Ortiz y Leopoldo Sánchez. Pero tras unas vacaciones en Mallorca en 1970 decidió trasladar su residencia a la isla, desde donde continuó su carrera profesional en lo sucesivo.
Durante los agitados años setenta españoles poco se vio de Bermejo en nuestros tebeos, y la mayoría a través de agentes. Hubo alguna colaboración suya a partir de 1976 en Amaika, en Kung-Fu (servida a través de la agencia de Josep Toutain); en Valenciana (SOS), o en Bruguera, en Joyas Literarias Juveniles, y aparte de las traduciones de sus historietas para los mercados británico o estadounidense, aquí pudimos atisbar su firma sobre los guiones de Pedro Quesada para la colección de cuentos clásicos Fantasía de siempre, y en alguno de los primeros proyectos de Toutain. Así fue, Bermejo participó en Comix internacional ilustración, en los tebeos de vaqueros Saloon y Kirk (con obras servidas por la agencia Norma) y en un proyecto arduo: adaptar la novela de J. R. R. Tolkien El señor de los anillos al cómic, labor que se hizo por mediación de Toutain y en coordinación con el editor Warren en 1980. Aparentemente, Bermejo se sintió atraído por el género de la fantasía heroica, porque su siguiente producción fue Los ocho anillos de Elibarín, un guión de espada y brujería de Antonio Segura que tomó forma en un tebeo de corta tirada editado por A. G. Vázquez en 1981.
Eran los años de auge del cómic de autor en España, y Bermejo se atrevió, junto con otros, a emprender la aventura editorial por separado de los editores ya existentes. Por esta razón participó en Ediciones Metropol, junto a los autores Leopoldo Sánchez, Manfred Sommer, José Ortiz, Antonio Segura y Mariano Hispano, sobre cuyos guiones dibuja las series Paco Rusque y Primera Plana. El proyecto fracasa, y Bermejo prosigue trabajando para sus agentes o para editores indistintos. Para Cimoc dibuja, a través de Norma, la serie de 1982 Orka o Diario de Arena en 1984, la cual continuó Leopoldo Sánchez. Para 1984 dibuja, a través de Toutain, El viaje del Beagle Espacial, en 1983, y Alternativa, en 1984, sobre guiones de Víctor Mora. En paralelo trabajó para Bruguera, en la colección Firmado por… Isaac Asimov, y para el editor sevillano Pedro Tabernero.
Merece la pena detenerse en su obra publicada en Sevilla desde 1982, porque Tabernero encargó a Bermejo obras memorables, porque permitieron apreciar la labor de Bermejo en todas sus facetas: le contrató como ilustrador de cromos para productos patrocinados por la entidad bancaria entonces denominada Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla (luego El Monte, luego Cajasol), como Ensancharon el mundo, y luego en el lujoso álbum Dos leyendas de Bécquer. Luego participó Bermejo en uno de los tomos de Historia de Andalucía, un trabajo alimenticio pero de calidad evidente. Más tarde dibujó junto a José Ortiz y sobre guiones de Andreu Martín en la revista Rumbo Sur, también dirigida por Tabernero, un trabajo de gran calidad reproducido exquisitamente. Y finalmente fue uno de los autores seleccionados para conmemorar el Quinto Centenario en los libros divulgativos y de historieta Relatos del Nuevo Mundo, para los cuales Bermejo dibujó El océano sin fin, una mirada a la epopeya de Magallanes y Elcano.
Tras su participación en la revivificada revista El capitán Trueno de Planeta-DeAgostini en 1987 (participó en nueve números, en la serie del capitán y en la adaptación de Chandler El sueño eterno), algunas participaciones en revistas como CO & CO o Viñetas, más los trabajos para Tabernero, Bermejo dejó el cómic. La guinda a su carrera la puso con obras majestuosas en su acabado pese a tratarse de encargos.
Desde los comienzos de los ochenta Bermejo se afanó por dominar la técnica de la acuarela y perfeccionar su obra pictórica, y a partir de 1989 se dedicó en exclusiva a sus exposiciones de pintura por toda la geografía española, primero como acuarelista y en los últimos años especializado en óleo.