Editorial
María Gregorievna, hija de Gregorio Efimóvich Rasputín, afirma en sus memorias que su padre fué un santo, y que todo cuanto se ha dicho de él son sólo viles calumnias lanzadas por los envidiosos.
Los demás libros que han abordado el tema, empezando por el que escribió el príncipe Yussupov hasta los tratados de historia más dignos de crédito, coinciden todos en afirmar que el famoso monje nacido en Siberia fué un ser malvado y diábolico. ¿Quién está en lo cierto?
Comprendemos el respeto y la admiración que sintió la hija de Rasputín al referirse a éste, pero mucho tememos que muchos de sus juicios fueron completamente falsos: María no estuvo presente en muchos de los lugares frecuentados por su padre, ni conoció a los dignatarios de la corte enemistados con él. Además, en aquella época era aún muy niña.
Ahora bien, si lo que afirma Yussupov en sus memorias tuvo algo de exageración, de todos modos se impone una verdad absoluta : Rasputín fué un individuo excepcional, dotado con poderes extraordinarios. Vivió una existencia digna de las Mil y una Noches, reinó como amo y señor en una corte dominada por la supersticción, y cuando murió a manos de sus asesinos le sobrevivió una leyenda : la de haber sido el hombre más enigmático surgido en los ultimos años de la Rusia de los Zares.
Guillermo Mendizabal Lizalde
Editor