Tercer y último tomo del ciclo de Shardar el Poderoso. En el episodio anterior, Thorgal había viajado más allá del segundo mundo para encontrarse con el Destino y salvar a Aaricia. Su amada, aunque ya ha despertado del letargo, sigue en manos del tirano megalómano. Thorgal decide ir a buscarla hasta la ciudad-estado de Brek Zarith, cuyo palacio se encuentra sobre un enorme peñasco que se alza sobre las olas. En lugar de unirse a los dos mil vikingos de Jorund el Toro que se disponen a atacar la fortaleza desde el mar, Thorgal prefiere ir solo, a pie, armado con un arco, una espada y una valentía que raya lo temerario, dispuesto a vérselas con su pérfido enemigo. De manera inesperada, se las ingenia para entrar en el palacio y salvar a su mujer y a un niño. Y no lo hace por la fuerza de las armas, sino gracias al poder de la mente de un hijo al que conoce por primera vez. Durante el enfrentamiento, descubre asombrado que también tiene poderes paranormales. Sin embargo, la escena más importante de la historia viene después, cuando, ya en la conclusión, Thorgal pronuncia unas palabras muy duras contra toda forma de poder que resulte abusiva.